Casi un centenar de jóvenes participaron del trabajo social en la Comunidad Mapuche - Piedra OnLine

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viernes, 4 de febrero de 2011

Casi un centenar de jóvenes participaron del trabajo social en la Comunidad Mapuche

Argentina.- Más de 260 estudiantes universitarios coparon el Hotel Casa Grande, en las Sierras de Córdoba, durante la primera semana de enero. Y más de 80 personas -varios de ellos también estudiantes- se involucraron en una misión a las comunidades mapuches desde el 11 al 22 de enero.

Durante esos seis días -del 3 al 9- el campamento contó con plenarias, tiempos de adoración y oración, talleres, noches especiales, deportes, pileta y además un día de evangelismo en la ciudad de La Cumbre, donde más de 500 personas pudieron ser expuestas al mensaje del evangelio a través de eventos deportivos, musicales, teatrales y visitas a las casas. “Estamos muy agradecidos de que una iglesia local de la ciudad estará dándole seguimiento a cada una de las personas”, contaba uno de los coordinadores de este movimiento que tiene lugar anualmente en el sur argentino.

Muchos de los estudiantes que participaron están comprometidos a ver un movimiento espiritual en sus facultades y casas de estudio. Para ellos, este campamento fue de capacitación y de conexión con otros estudiantes y obtención de recursos para evangelizar y discipular en el ambiente universitario. Para otros, fue un primer desafío para verse a sí mismos como influyentes y "revolucionarios" a través de su fe y sus valores.

Dos días después del campamento dio inicio en Piedra del Águila (Neuquén) el Proyecto Misionero y Social a las comunidades mapuches. Durante los dos primeros días los participantes tuvieron un tiempo de enfoque y capacitación en este lugar, para luego salir en grupos a las comunidades.

Este año se trabajó en Aucapán, Chiquilihuil, Quilca, Abra Ancha, Ruca Choroi, Ñorquinco y desde las ciudades de Aluminé y Piedra del Aguila se viajó a otras comunidades cercanas. También un grupo estuvo más al sur, en la comunidad de Lago Rosario (Chubut), un lugar donde no se había llegado años anteriores.

En los días de proyecto se trabajó en evangelismo y discipulado visitando las casas, y en algunos casos convocando a la gente en algún lugar para alguna actividad. Se mejoraron escuelas -pintura y refacciones-. Un equipo médico visitó los lugares haciendo controles y facilitando medicamentos a familias y puestos sanitarios. Se terminaron las instalaciones -plomería y electricidad- de la iglesia levantada en Ñorquinco, en sociedad con una iglesia local y otras organizaciones, que se inauguró el sábado 22. Y en la ciudad de Aluminé se dictó un seminario de liderazgo a cargo de Mario Bloise, donde participaron personal del Municipio y otros líderes de la ciudad.

“Habíamos caminado toda la mañana -ya que para llegar a una casa demorábamos 1:40 hs y 2:20 hs para llegar a otra- y todavía nos quedaba una familia más por visitar. Sinceramente yo quería volver, ya que hacía mucho frío y había empezado a lloviznar. Pero justo cuando estábamos considerando la opción con los otros dos chicos, vemos venir a un hombre de a caballo y uno de nosotros le preguntó sobre el camino de regreso. Este hombre nos indicó que su casa estaba cerca y con el vivía su mamá, así que caminamos con él hasta allí. Ahí conocimos a Edna, y ya en su casa -mates de por medio- compartimos acerca del amor de Cristo y los dos accedieron a invitarlo a vivir en sus corazones. De regreso caminamos unos 40 minutos bajo la lluvia que ya era intensa, pero valió la pena ya que esa tarde hubo una diferencia en la eternidad de dos personas. ¡Y fue una gran alegría verlos el sábado en la inauguración del templo! Otro regalo de Dios fue poder estar haciendo un estudio con Abel y su esposa Maria -una pareja joven que también vive en Ñorquinco- fue muy lindo poder compartir con ellos casi todas las tardecitas y ver el profundo deseo de conocer más de Jesús y poder compartirles a otros en su comunidad”.

Personas de diferentes edades y procedencias, dan testimonios cómo este de Natalia -una estudiante de Paraná, Entre Ríos- de lo que Dios hizo en y a través de sus vidas durante esos 12 días, a pesar de dificultades y complicaciones en los viajes, para compartir el amor y plan de Dios a las familias mapuches.

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