El candidato a diputado provincial de la UCR, Alejandro Vidal criticó las políticas educativas del gobierno en la siguiente nota de opinión, que reproducimos textualmente.
La alarmante situación que atraviesa hoy la educación neuquina no es consecuencia del alto nivel de conflictividad (paros de docentes) de los últimos años, como pretenden las autoridades del Consejo Provincial de Educación y algunos otros sectores interesados, sino que es de exclusiva responsabilidad del gobierno provincial, quién parece observar impasible el continuo deterioro de la educación pública sin acertar a establecer políticas conducentes para revertir este proceso.
El reconocimiento, por parte del CPE, de que el 60% de los alumnos inscriptos en el nivel medio no terminan el ciclo, es sencillamente asumir el fracaso de la gestión en ésta área, toda vez que este porcentual nos ubica muy por encima de la media del desgranamiento en América latina que ronda el 50%. Alguna vez Neuquén fue ejemplo y referencia por la calidad de su sistema educativo, hoy en dolorosa decadencia.
Esta estadística muestra la deserción del estado provincial frente a una de sus obligaciones fundamentales, brindar educación a su pueblo. Pero resulta oportuno destacar que esas lamentables estadísticas, que no nos sorprenden ya que son producto de la incapacidad de las últimas administraciones del partido provincial incluida la actual que encabeza Jorge Sapag, no solo son producto de desaciertos en las políticas educativas, toda vez que la vulnerabilidad en que se encuentran los jóvenes y adolescentes neuquinos con trayectorias escolares discontinuas, inconclusas y/o signadas por el fracaso, no se explica solo por razones escolares ni se resuelve solo con intervenciones educativas. Hay situaciones que afectan a los alumnos y alumnas que no tienen solución desde la escuela y requieren intervenciones del Estado desde otras áreas de gobierno.
Lo que se necesita son mecanismos institucionales e interinstitucionales adecuados, precisos, relevantes y oportunos a propósito de la singularidad de situaciones que afectan la terminalidad de los estudios de los alumnos y alumnas neuquinas. Pero la miopía que evidencia la actual gestión que encabeza Jorge Sapag, profundiza la anarquía en se desenvuelve el Concejo Provincial de Educación, y mal utiliza el cuantioso presupuesto destinado a educación que, a juzgar por sus resultados muestran el fracaso de las políticas aplicadas.
Una provincia que padece tan alarmante desgranamiento en el sistema educativo se supone que debiera tener un importante gabinete interdisciplinario para contener a los jóvenes y adolescentes que abandonan la escuela. Sin embargo los profesionales destinados a atender las situaciones de riesgo dentro de la escuela pública son apenas una decena. Diez agentes para atender una población de más de 160 mil estudiantes.
Por eso hablamos de deserción del Estado. Cuando decimos que más del 60% de nuestros adolescentes y jóvenes fracasan en sus estudios, hablamos en realidad de que el gobierno ha fracasado. Cuando observamos la situación de vulnerabilidad en que se encuentra el sector poblacional al que nos referimos, se evidencia claramente el fracaso de la actual gestión de gobierno.
Cuando el gobernador Jorge Sapag desde su discurso de campaña manifiesta su disgusto por que quienes pretenden reemplazarlo en la gestión de gobierno muestran el Neuquén real, el de los servicios básicos en decadencia, con escuelas sin clases, hospitales cerrados, inseguridad pobreza y abandono de las capas más bajas de la sociedad neuquina, debiera enojarse consigo mismo o con sus funcionarios, por que son en definitiva los responsables de la realidad que se pretende ignorar.
Alejandro Vidal
La alarmante situación que atraviesa hoy la educación neuquina no es consecuencia del alto nivel de conflictividad (paros de docentes) de los últimos años, como pretenden las autoridades del Consejo Provincial de Educación y algunos otros sectores interesados, sino que es de exclusiva responsabilidad del gobierno provincial, quién parece observar impasible el continuo deterioro de la educación pública sin acertar a establecer políticas conducentes para revertir este proceso.
El reconocimiento, por parte del CPE, de que el 60% de los alumnos inscriptos en el nivel medio no terminan el ciclo, es sencillamente asumir el fracaso de la gestión en ésta área, toda vez que este porcentual nos ubica muy por encima de la media del desgranamiento en América latina que ronda el 50%. Alguna vez Neuquén fue ejemplo y referencia por la calidad de su sistema educativo, hoy en dolorosa decadencia.
Esta estadística muestra la deserción del estado provincial frente a una de sus obligaciones fundamentales, brindar educación a su pueblo. Pero resulta oportuno destacar que esas lamentables estadísticas, que no nos sorprenden ya que son producto de la incapacidad de las últimas administraciones del partido provincial incluida la actual que encabeza Jorge Sapag, no solo son producto de desaciertos en las políticas educativas, toda vez que la vulnerabilidad en que se encuentran los jóvenes y adolescentes neuquinos con trayectorias escolares discontinuas, inconclusas y/o signadas por el fracaso, no se explica solo por razones escolares ni se resuelve solo con intervenciones educativas. Hay situaciones que afectan a los alumnos y alumnas que no tienen solución desde la escuela y requieren intervenciones del Estado desde otras áreas de gobierno.
Lo que se necesita son mecanismos institucionales e interinstitucionales adecuados, precisos, relevantes y oportunos a propósito de la singularidad de situaciones que afectan la terminalidad de los estudios de los alumnos y alumnas neuquinas. Pero la miopía que evidencia la actual gestión que encabeza Jorge Sapag, profundiza la anarquía en se desenvuelve el Concejo Provincial de Educación, y mal utiliza el cuantioso presupuesto destinado a educación que, a juzgar por sus resultados muestran el fracaso de las políticas aplicadas.
Una provincia que padece tan alarmante desgranamiento en el sistema educativo se supone que debiera tener un importante gabinete interdisciplinario para contener a los jóvenes y adolescentes que abandonan la escuela. Sin embargo los profesionales destinados a atender las situaciones de riesgo dentro de la escuela pública son apenas una decena. Diez agentes para atender una población de más de 160 mil estudiantes.
Por eso hablamos de deserción del Estado. Cuando decimos que más del 60% de nuestros adolescentes y jóvenes fracasan en sus estudios, hablamos en realidad de que el gobierno ha fracasado. Cuando observamos la situación de vulnerabilidad en que se encuentra el sector poblacional al que nos referimos, se evidencia claramente el fracaso de la actual gestión de gobierno.
Cuando el gobernador Jorge Sapag desde su discurso de campaña manifiesta su disgusto por que quienes pretenden reemplazarlo en la gestión de gobierno muestran el Neuquén real, el de los servicios básicos en decadencia, con escuelas sin clases, hospitales cerrados, inseguridad pobreza y abandono de las capas más bajas de la sociedad neuquina, debiera enojarse consigo mismo o con sus funcionarios, por que son en definitiva los responsables de la realidad que se pretende ignorar.
Alejandro Vidal
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