El protagonismo exacerbado de los sindicatos estatales vuelve a poner presión extrema, en la recta final de la campaña electoral. La fórmula que va por la reelección sabe que no se enfrenta a nada nuevo, pero también que el dilema sigue siendo el mismo. Uno de los anticipos a tomar en cuenta: un prometido fondo para jubilados y pensionados
Jorge Sapag y Ana Pechen (foto www.jorgesapagdigital.com)
El dilema de Jorge Sapag y Ana Pechen es el mismo de hace 3 aƱos y medio. Siempre lo ha sido. En NeuquĆ©n, guste o no, se comparte el gobierno con los sindicatos estatales. Sea confrontando con ellos o negociando, es una realidad siempre presente, tal vez con mayor presión y argumentos que en otros distritos polĆticos del paĆs.
Es el mayor palo en la rueda, como le place al mismo gobierno decir, que debe apartar para llegar de manera saludable al 12 de junio. No porque necesariamente los empleados estatales le voten en contra al MPN (serĆa raro, en su mayorĆa, nunca lo han hecho), ni porque los sindicatos tengan un poder mayor al del propio gobierno. Es, mĆ”s bien, porque hay una atenta mirada ciudadana sobre lo que hace o deja de hacer el gobierno cuando es “apretado” por los gremios.
El jueves, habrÔ una nueva negociación, sobre la base de una oferta mejorada. Esa oferta no llegarÔ al 35 por ciento de aumento salarial que piden los sindicatos. Tampoco puede exceder las propias previsiones presupuestarias del gobierno, mÔs allÔ de lo relativo que siempre es un presupuesto.
El gobierno no solucionarĆ” el problema del conflicto solo con la billetera. Necesita muƱeca polĆtica, firmeza, autoridad, credibilidad.
Todo eso se pondrĆ” en juego. De alguna manera lo anticipó el propio Sapag el otro dĆa, en Plaza Huincul, cuando en su discurso hizo alusión directa al ISSN, una de las piedras de toque del eterno conflicto, siempre a mano del discurso gremial agitando el fantasma (hasta ahora no aparecido) de una eventual “nacionalización”.
Concretamente, el candidato a la reelección anticipó que integrarĆ” un fondo previsional provincial, para reforzar la estabilidad de la caja de jubilaciones, con dinero proveniente del gas y del petróleo, de (claro) los yacimientos no convencionales que prometen una nueva ordalĆa de recursos del subsuelo, por “otros 50 aƱos”, segĆŗn se ha prometido.
Para hacer el anticipo, Sapag se valió del ejemplo de Noruega. “Con la renta petrolera de Noruega en el Mar del Norte y en otros lugares del mundo (donde) son especialistas en yacimientos no convencionales, han constituido un fondo previsional para los jubilados y pensionados”, dijo.
“Nosotros, con los nuevos recursos que tenemos en nuestro subsuelo, pensamos hacer exactamente lo mismo, generando un fondo para tener a nuestros jubilados y pensionados con las garantĆas de estos recursos”, aseguró el gobernador y candidato.
Esta y otras jugadas podrĆ”n ser utilizadas para combatir el discurso incendiario de los adversarios polĆticos de la coyuntura, en la que los gremios estatales juegan, una vez mĆ”s, un rol protagónico acentuado.
Es parte del viejo dilema, aun no resuelto.

Jorge Sapag y Ana Pechen (foto www.jorgesapagdigital.com)
El dilema de Jorge Sapag y Ana Pechen es el mismo de hace 3 aƱos y medio. Siempre lo ha sido. En NeuquĆ©n, guste o no, se comparte el gobierno con los sindicatos estatales. Sea confrontando con ellos o negociando, es una realidad siempre presente, tal vez con mayor presión y argumentos que en otros distritos polĆticos del paĆs.
Es el mayor palo en la rueda, como le place al mismo gobierno decir, que debe apartar para llegar de manera saludable al 12 de junio. No porque necesariamente los empleados estatales le voten en contra al MPN (serĆa raro, en su mayorĆa, nunca lo han hecho), ni porque los sindicatos tengan un poder mayor al del propio gobierno. Es, mĆ”s bien, porque hay una atenta mirada ciudadana sobre lo que hace o deja de hacer el gobierno cuando es “apretado” por los gremios.
El jueves, habrÔ una nueva negociación, sobre la base de una oferta mejorada. Esa oferta no llegarÔ al 35 por ciento de aumento salarial que piden los sindicatos. Tampoco puede exceder las propias previsiones presupuestarias del gobierno, mÔs allÔ de lo relativo que siempre es un presupuesto.
El gobierno no solucionarĆ” el problema del conflicto solo con la billetera. Necesita muƱeca polĆtica, firmeza, autoridad, credibilidad.
Todo eso se pondrĆ” en juego. De alguna manera lo anticipó el propio Sapag el otro dĆa, en Plaza Huincul, cuando en su discurso hizo alusión directa al ISSN, una de las piedras de toque del eterno conflicto, siempre a mano del discurso gremial agitando el fantasma (hasta ahora no aparecido) de una eventual “nacionalización”.
Concretamente, el candidato a la reelección anticipó que integrarĆ” un fondo previsional provincial, para reforzar la estabilidad de la caja de jubilaciones, con dinero proveniente del gas y del petróleo, de (claro) los yacimientos no convencionales que prometen una nueva ordalĆa de recursos del subsuelo, por “otros 50 aƱos”, segĆŗn se ha prometido.
Para hacer el anticipo, Sapag se valió del ejemplo de Noruega. “Con la renta petrolera de Noruega en el Mar del Norte y en otros lugares del mundo (donde) son especialistas en yacimientos no convencionales, han constituido un fondo previsional para los jubilados y pensionados”, dijo.
“Nosotros, con los nuevos recursos que tenemos en nuestro subsuelo, pensamos hacer exactamente lo mismo, generando un fondo para tener a nuestros jubilados y pensionados con las garantĆas de estos recursos”, aseguró el gobernador y candidato.
Esta y otras jugadas podrĆ”n ser utilizadas para combatir el discurso incendiario de los adversarios polĆticos de la coyuntura, en la que los gremios estatales juegan, una vez mĆ”s, un rol protagónico acentuado.
Es parte del viejo dilema, aun no resuelto.
RubƩn Boggi
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