La vigencia de la política zen - Piedra OnLine

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martes, 7 de junio de 2011

La vigencia de la política zen


El MPN llega sin despeinarse. El Frente Neuquino, más K que nunca. Las terceras opciones, esperanzadas en sumar bancas. Se prepara un veredicto que influirá después en lo que pasará en el súper distrito electoral, el capitalino.

Los últimos días antes de una nueva convalidación de las mayorías neuquinas para quienes tendrán la responsabilidad de conducir el Estado por cuatro años, transcurren sin un eje de debate político claro.

Al contrario: hay candidatos que confiesan que esta ha sido una “campaña aburrida”, en la que no han confrontado ideas y propuestas, sino apenas pálidos eslóganes.

El MPN ni siquiera se tomó el trabajo de tener uno. Le alcanzó con hacer profesión de renovada fe en la capacidad administrativa y estratégica de lo que es, aunque a muchos no les guste, el símbolo político de la provincia.

Jorge Sapag recorrió la provincia haciendo alusiones religiosas sobre la presunta identidad neuquina de Dios. Su plataforma no ha sido una larga declaración de principios, sino un hecho en especial: el anuncio de que habrá petróleo y gas para muchos años más todavía. Esta seguridad cuasi científica (aunque depende de muchos factores económicos para que se haga, efectivamente, realidad) le bastó para insuflar nuevos ánimos a su tropa, y por extensión, a buena parte de la ciudadanía.

La tranquilidad apabullante del partido del gobierno, aun en medio de una dura pulseada con los gremios, dio la sensación a todos de que el MPN pasa por un momento excelente. Con Sapag, lleva adelante una especie de política zen. Es una novedad, después de todo, para una provincia acostumbrada a ser gobernada mediante bruscos, enérgicos, y a veces hasta violentos, golpes de timón.

Así, en los últimos días Sapag hizo campaña sin hacerla. Suspendió actos de celebración de los 50 años partidarios, primero. Suspendió después por el asesinato del médico Farías Rojas en Cutral Co, un hecho de impactante naturalidad en un contexto híper violento que la política esquiva permanentemente. Volvió a suspender por la erupción del volcán Puyehue en Chile y sus efectos de cenizas y piedras volcánicas sobre bosques y poblaciones del sur neuquino.

Sapag hace lo que hubiera hecho de estar en funciones. Prueba, simplemente, que el gobierno del MPN es el que va por la reelección, y que su mejor idea de campaña es gobernar.

Muy distinto es el caso del Frente Neuquino. Martín Farizano ha protagonizado una campaña fatigosa, al extremo incluso de sus propias posibilidades. En el último tramo, hizo el esfuerzo de confesar abiertamente que su convicción política está mucho más cerca de la presidenta Cristina Fernández que de Ricardo Alfonsín, del que se manifestó “decepcionado”.

Mientras Farizano expresó con toda la contundencia que pudo que sería la garantía de que las políticas kirchneristas se aplicaran en Neuquén ya sin intermediarios y con toda su presunta efectividad, Sergio Rodríguez, uno de los socios peronistas, líder de la CGT y candidato a diputado en primer lugar de la lista del PJ, arrojó la piedra del que se sabe pecador pero no solitario en esas prácticas: “esperábamos más apoyo de Nación”, dijo.

El resto de los componentes del Frente Neuquino hizo campaña para sí. Incluida la colectora de la propia UCR. Es un partido que se juega aparte. UNE daría un batacazo importante si logra ser la lista que aporte más votos: quedaría muy bien posicionado para las futuras elecciones municipales. La UCR se esfuerza para ganar bancas, porque de lo contrario podría pasar del orgulloso lugar que ahora ostenta (fue segunda minoría, luego tercera por la “extracción” que le significó el pase de Cecilia Bianchi al Ejecutivo municipal) al lugar de los menos representativos. Igual el PJ: ¿con qué cara asomarían sus dirigentes el 13 de junio si la principal fuerza del país hiciera una pobre elección?

Son las dos caras de la práctica colectora. Si todo va bien, el negocio es redituable. Pero si va mal, se transforma en una catástrofe.

Los terceros en discordia, mientras tanto, se agrandan. Algunos consideran en plano de igualdad a Libres del Sur con la Coalición Cívica-ARI. Sin embargo, además de que representan sectores de la sociedad distintos, sería una rareza que concitaran adhesiones similares en cantidad de votos.

Es indudable, en cambio, que serán los factores que incidirán en la polarización entre MPN y Frente Neuquino. Sobre todo, porque una de estas variables representará en las urnas al radicalismo no kirchnerista, que si tenía alguna duda, después de las últimas declaraciones de Farizano ya no las tiene.

Hablamos, claro, de ciudadanos comunes. No de desesperados clientes del poder que hacen afiebradas cuentas para ver bajo qué sombra se amparan.

El domingo próximo, las urnas, cuidadas por gendarmes, esperarán con sus panzas abiertas a recibir el veredicto ciudadano. Después, panzonas ya, saciado el hambre de la incertidumbre, Neuquén se alistará para otros cuatro años de inestable convivencia.

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