La emblemĆ”tica canciĆ³n del grupo de rock "Los Prisioneros" hace eje en un tema que las protestas estudiantiles actualizan:
la desigualdad social que tensiona a ese paĆs comienza en el aula.
La enorme mayorĆa de los estudiantes chilenos, que por estas horas protestan en las calles de Santiago, no habĆan nacido aun cuando el grupo de rock Los Prisioneros rompĆa los moldes con su hit "El baile de los que sobran".
Palabras mƔs, palabras menos, el grupo liderado por Jorge GonzƔlez denunciaba a mediados de los '80 las diferencias sociales que alentaba el sistema educacional escrito en el transcurso del entonces saliente rƩgimen de Augusto Pinochet.
Recordemos una parte de lo que decĆa aquel emblemĆ”tico tema:
"Es otra noche mĆ”s de caminar/es otro fin de mes sin novedad/tus amigos se quedaron igual que tĆŗ/este aƱo se les acabaron/los juegos... los 12 juegos/Ćŗnanse al baile de los que sobran/nadie nos va a echar de mĆ”s/nadie nos quiso ayudar de verdad/
y se refiere asĆ a la educaciĆ³n:
/ a otros enseƱaron secretos que a ti no/a otros dieron de verdad/esa cosa llamada educaciĆ³n/ellos pedĆan esfuerzo/ellos pedĆan dedicaciĆ³n/¿y para quĆ©?/ para terminar bailando y pateando piedras/".
Los Prisioneros recorrieron Chile con esta canciĆ³n, transformada en un verdadero himno coreado por miles. "Los 12 juegos" aluden al ciclo que del otro lado de la cordillera tiene 8 aƱos de enseƱanza primaria o bĆ”sica y 4 de secundaria. Luego de lo cual, tal como relataban los rockers, a muchos sĆ³lo les quedaba patear piedras en la calle mientras vagaban sin destino.
Esto bĆ”sicamente ocurrĆa porque en Chile no habĆa demasiadas opciones (las universidades eran pocas y caras, y los ingresos de las clases medias y bajas chilenas siempre han figurado entre los mĆ”s acotados de LatinoamĆ©rica); y porque la llamada Prueba de Aptitud AcadĆ©mica servĆa como un filtro que, mediante un complejo entramado de promedios obtenidos durante el secundario y puntos por exĆ”menes en materias como Lengua, pero sobre todo en MatemĆ”ticas (sin diferenciar si se querĆa estudiar "Letras" o "Artes"), le ofrecĆa a los postulantes apenas un ramillete de oportunidades.
En definitiva, tradicionalmente en Chile se ha estudiado lo que se puede y no lo que se quiere. Y lo que se puede fue y es poco.
El sistema educacional trasandino permite, amparado en la ley y en la ConstituciĆ³n, entender la educaciĆ³n como una oportunidad de hacer negocios. No estĆ” mal. En todo caso es una perspectiva. El problema radica en que el "mercado" de carreras se ha vuelto tan abierto y desigual, en lo referido a sus calidades como oneroso.
Hoy en dĆa existen muchas mĆ”s opciones de estudios, es cierto, pero ninguno demasiado accesible.
A no ser que se tomen prĆ©stamos universitarios, claro. CrĆ©ditos que hipotecan parte del futuro profesional de los estudiantes. Nada de esto sonarĆa extraƱo si no fuera por el hecho de que Chile es Chile y no Estados Unidos, de donde los legisladores y expertos "pinochetistas" tomaron el modelo en algĆŗn momento de fines de los '70.
Por otro lado, las mejores universidades no sĆ³lo exigen los mejores promedios de un examen (PAA) verdaderamente discutible en sus objetivos, sino que tambiĆ©n establecen los aranceles mĆ”s altos.
Quien cursa una carrera de ingenierĆa o una licenciatura debe acostumbrarse a pagar cifras que, segĆŗn la casa de estudios o la carrera, oscilan entre los 500 y los 1.000 dĆ³lares mensuales. Cualquier estudiante del interior que se mude a la capital a estudiar no gastarĆ” menos, en Santiago o ViƱa del Mar, de 2.000 dĆ³lares mensuales entre costos de universidad y manutenciĆ³n personal, 24.000 dĆ³lares por aƱo. Una cifra con mayĆŗsculas en el marco de un paĆs donde el sueldo mĆnimo exigido por la ley (el que gana la inmensa mayorĆa de los empleados de comercio) alcanza 300 dĆ³lares en mano.
La apariciĆ³n de los crĆ©ditos universitarios y la ampliaciĆ³n del abanico de carreras mediante la libre apertura del negocio educacional (en Chile hay una increĆble cantidad de universidades e institutos que abren y cierran segĆŗn lo dispongan el mercado y la versatilidad del empresario a cargo) pareciĆ³ ser el principio de una nueva era.
Sin embargo, el proyecto original se disparĆ³ de un modo preocupante. Ya en 1999, el entonces director de la Escuela de Medicina de la Universidad CatĆ³lica de Chile, NicolĆ”s Velasco, se quejaba en un artĆculo publicado en la "Revista chilena de pediatrĆa" de los "sĆntomas" que aparecĆan sobre la superficie de la realidad nacional:
"El nĆŗmero de universidades se ha multiplicado, la libertad de gestiĆ³n es amplia y los controles de calidad son prĆ”cticamente inexistentes. El paĆs ya tiene una sobreproducciĆ³n de profesionales en diversas disciplinas y los primeros sĆntomas de esta nueva realidad se reconocen fĆ”cilmente: cesantĆa y remuneraciones decrecientes", decĆa Velasco.
Un buen amigo de la adolescencia en Chile, meses atrĆ”s, pasĆ³ de visita por mi casa. Aunque se recibiĆ³ hace varios aƱos ya de ingeniero, me comentĆ³ que aĆŗn debe alrededor de 25.000 dĆ³lares de su crĆ©dito universitario, el cual viene pagando desde hace rato. Gana un buen sueldo y dentro de una "x" cantidad de tiempo se le condonarĆ” lo que le quede de saldo, pero no dejaba de espantarse ante el volumen de su deuda. "¡Oye, 'gĆ¼eĆ³n', cuĆ”nta plata!", me comentaba utilizando los tĆpicos modismos e inflexiones chilenas en la voz.
En una reciente entrevista Marcel Claude, economista y profesor de la Escuela de EconomĆa de la Universidad de Chile, indicaba que, segĆŗn el Banco Mundial: "Cuando un estudiante se gradĆŗa y sale al mercado laboral carga con un endeudamiento equivalente al 174% de su sueldo anual". Y agrega: "Aunque un estudiante trabaje un aƱo completo, todo el ingreso que gane tendrĆ” que dejarlo en el banco. Se estima que cada estudiante se gradĆŗa con una deuda promedio de 40.000 dĆ³lares".
¿Por quĆ© ninguna otra generaciĆ³n de estudiantes secundarios chilenos se quejĆ³ jamĆ”s del modo en que lo estĆ” haciendo Ć©sta? (pidiendo, entre otras cosas, la estatizaciĆ³n de la educaciĆ³n, el establecimiento del transporte pĆŗblico gratuito para el sector, la reparaciĆ³n de infraestructuras daƱadas y el fortalecimiento de la educaciĆ³n tĆ©cnica) ¿CĆ³mo es que nadie se alzĆ³ cuando le dieron la cifra de su deuda luego de haber concluido su carrera universitaria?
Es verdad, la "Marcha de los PingĆ¼inos", que data del 2006, fue un aviso importante y contundente para la ConcertaciĆ³n que estaba en el poder. Pero la canciĆ³n de "Los Prisioneros" habĆa sido escrita muchos pero muchos aƱos antes.
Esta pasividad frente a un estado de situaciĆ³n mezquino y poco flexible (como lo es el sistema de salud mercantil que impera en Chile) representa una deuda cultural y ciudadana que los chilenos debemos discutir puertas adentro. Cuanto antes, mejor.
Claudio Andrade
candrade@rionegro.com.ar
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