Chile: el baile de los que sobran - Piedra OnLine

InformaciĆ³n del Mundo

viernes, 12 de agosto de 2011

Chile: el baile de los que sobran

La emblemĆ”tica canciĆ³n del grupo de rock "Los Prisioneros" hace eje en un tema que las protestas estudiantiles actualizan:
la desigualdad social que tensiona a ese paĆ­s comienza en el aula.

La enorme mayorĆ­a de los estudiantes chilenos, que por estas horas protestan en las calles de Santiago, no habĆ­an nacido aun cuando el grupo de rock Los Prisioneros rompĆ­a los moldes con su hit "El baile de los que sobran".

Palabras mƔs, palabras menos, el grupo liderado por Jorge GonzƔlez denunciaba a mediados de los '80 las diferencias sociales que alentaba el sistema educacional escrito en el transcurso del entonces saliente rƩgimen de Augusto Pinochet.

Recordemos una parte de lo que decƭa aquel emblemƔtico tema:

"Es otra noche mĆ”s de caminar/es otro fin de mes sin novedad/tus amigos se quedaron igual que tĆŗ/este aƱo se les acabaron/los juegos... los 12 juegos/Ćŗnanse al baile de los que sobran/nadie nos va a echar de mĆ”s/nadie nos quiso ayudar de verdad/

y se refiere asĆ­ a la educaciĆ³n:

/ a otros enseƱaron secretos que a ti no/a otros dieron de verdad/esa cosa llamada educaciĆ³n/ellos pedĆ­an esfuerzo/ellos pedĆ­an dedicaciĆ³n/¿y para quĆ©?/ para terminar bailando y pateando piedras/".

Los Prisioneros recorrieron Chile con esta canciĆ³n, transformada en un verdadero himno coreado por miles. "Los 12 juegos" aluden al ciclo que del otro lado de la cordillera tiene 8 aƱos de enseƱanza primaria o bĆ”sica y 4 de secundaria. Luego de lo cual, tal como relataban los rockers, a muchos sĆ³lo les quedaba patear piedras en la calle mientras vagaban sin destino.

Esto bƔsicamente ocurrƭa porque en Chile no habƭa demasiadas opciones (las universidades eran pocas y caras, y los ingresos de las clases medias y bajas chilenas siempre han figurado entre los mƔs acotados de LatinoamƩrica); y porque la llamada Prueba de Aptitud AcadƩmica servƭa como un filtro que, mediante un complejo entramado de promedios obtenidos durante el secundario y puntos por exƔmenes en materias como Lengua, pero sobre todo en MatemƔticas (sin diferenciar si se querƭa estudiar "Letras" o "Artes"), le ofrecƭa a los postulantes apenas un ramillete de oportunidades.

En definitiva, tradicionalmente en Chile se ha estudiado lo que se puede y no lo que se quiere. Y lo que se puede fue y es poco.

El sistema educacional trasandino permite, amparado en la ley y en la ConstituciĆ³n, entender la educaciĆ³n como una oportunidad de hacer negocios. No estĆ” mal. En todo caso es una perspectiva. El problema radica en que el "mercado" de carreras se ha vuelto tan abierto y desigual, en lo referido a sus calidades como oneroso.

Hoy en dƭa existen muchas mƔs opciones de estudios, es cierto, pero ninguno demasiado accesible.

A no ser que se tomen prĆ©stamos universitarios, claro. CrĆ©ditos que hipotecan parte del futuro profesional de los estudiantes. Nada de esto sonarĆ­a extraƱo si no fuera por el hecho de que Chile es Chile y no Estados Unidos, de donde los legisladores y expertos "pinochetistas" tomaron el modelo en algĆŗn momento de fines de los '70.

Por otro lado, las mejores universidades no sĆ³lo exigen los mejores promedios de un examen (PAA) verdaderamente discutible en sus objetivos, sino que tambiĆ©n establecen los aranceles mĆ”s altos.

Quien cursa una carrera de ingenierĆ­a o una licenciatura debe acostumbrarse a pagar cifras que, segĆŗn la casa de estudios o la carrera, oscilan entre los 500 y los 1.000 dĆ³lares mensuales. Cualquier estudiante del interior que se mude a la capital a estudiar no gastarĆ” menos, en Santiago o ViƱa del Mar, de 2.000 dĆ³lares mensuales entre costos de universidad y manutenciĆ³n personal, 24.000 dĆ³lares por aƱo. Una cifra con mayĆŗsculas en el marco de un paĆ­s donde el sueldo mĆ­nimo exigido por la ley (el que gana la inmensa mayorĆ­a de los empleados de comercio) alcanza 300 dĆ³lares en mano.

La apariciĆ³n de los crĆ©ditos universitarios y la ampliaciĆ³n del abanico de carreras mediante la libre apertura del negocio educacional (en Chile hay una increĆ­ble cantidad de universidades e institutos que abren y cierran segĆŗn lo dispongan el mercado y la versatilidad del empresario a cargo) pareciĆ³ ser el principio de una nueva era.

Sin embargo, el proyecto original se disparĆ³ de un modo preocupante. Ya en 1999, el entonces director de la Escuela de Medicina de la Universidad CatĆ³lica de Chile, NicolĆ”s Velasco, se quejaba en un artĆ­culo publicado en la "Revista chilena de pediatrĆ­a" de los "sĆ­ntomas" que aparecĆ­an sobre la superficie de la realidad nacional:

"El nĆŗmero de universidades se ha multiplicado, la libertad de gestiĆ³n es amplia y los controles de calidad son prĆ”cticamente inexistentes. El paĆ­s ya tiene una sobreproducciĆ³n de profesionales en diversas disciplinas y los primeros sĆ­ntomas de esta nueva realidad se reconocen fĆ”cilmente: cesantĆ­a y remuneraciones decrecientes", decĆ­a Velasco.

Un buen amigo de la adolescencia en Chile, meses atrĆ”s, pasĆ³ de visita por mi casa. Aunque se recibiĆ³ hace varios aƱos ya de ingeniero, me comentĆ³ que aĆŗn debe alrededor de 25.000 dĆ³lares de su crĆ©dito universitario, el cual viene pagando desde hace rato. Gana un buen sueldo y dentro de una "x" cantidad de tiempo se le condonarĆ” lo que le quede de saldo, pero no dejaba de espantarse ante el volumen de su deuda. "¡Oye, 'gĆ¼eĆ³n', cuĆ”nta plata!", me comentaba utilizando los tĆ­picos modismos e inflexiones chilenas en la voz.

En una reciente entrevista Marcel Claude, economista y profesor de la Escuela de EconomĆ­a de la Universidad de Chile, indicaba que, segĆŗn el Banco Mundial: "Cuando un estudiante se gradĆŗa y sale al mercado laboral carga con un endeudamiento equivalente al 174% de su sueldo anual". Y agrega: "Aunque un estudiante trabaje un aƱo completo, todo el ingreso que gane tendrĆ” que dejarlo en el banco. Se estima que cada estudiante se gradĆŗa con una deuda promedio de 40.000 dĆ³lares".

¿Por quĆ© ninguna otra generaciĆ³n de estudiantes secundarios chilenos se quejĆ³ jamĆ”s del modo en que lo estĆ” haciendo Ć©sta? (pidiendo, entre otras cosas, la estatizaciĆ³n de la educaciĆ³n, el establecimiento del transporte pĆŗblico gratuito para el sector, la reparaciĆ³n de infraestructuras daƱadas y el fortalecimiento de la educaciĆ³n tĆ©cnica) ¿CĆ³mo es que nadie se alzĆ³ cuando le dieron la cifra de su deuda luego de haber concluido su carrera universitaria?

Es verdad, la "Marcha de los PingĆ¼inos", que data del 2006, fue un aviso importante y contundente para la ConcertaciĆ³n que estaba en el poder. Pero la canciĆ³n de "Los Prisioneros" habĆ­a sido escrita muchos pero muchos aƱos antes.

Esta pasividad frente a un estado de situaciĆ³n mezquino y poco flexible (como lo es el sistema de salud mercantil que impera en Chile) representa una deuda cultural y ciudadana que los chilenos debemos discutir puertas adentro. Cuanto antes, mejor.
Claudio Andrade

candrade@rionegro.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario