"Paul", la comedia que se toma en broma a "E.T." - Piedra OnLine

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lunes, 12 de marzo de 2012

"Paul", la comedia que se toma en broma a "E.T."

RevisiĆ³n de una de las obras cumbres de Spielberg.Una mirada irĆ³nica del pasaje a la adultez.

"Paul", el maleducado pero al fin de cuentas tierno extraterrestre creado por los comediantes ingleses Simon Pegg y Nick Frost, jamƔs hubiera sido posible de no ser por Steven Spielberg y su ya cƩlebre "E.T.".

"E.T." constituye la piedra angular de la posterior producciĆ³n aliens desatada en Hollywood a partir de los 80. El rostro de tortuga con resaca, el ideario de extraterrestre positivo y pletĆ³rico de poderes, consecuencia de una exitosa evoluciĆ³n, ha trascendido las fronteras del tiempo con notable buena salud. (En Piedra del Aguila pedila en Ciber Speed)


En muchos sentidos, y en muchos planos, los E.T. que desde una perspectiva popular, no cientƭfica, adivinamos haciendo lo suyo en el infinito y mƔs allƔ, son rƩplicas inspiradas en el E.T. del viejo Steven.

Sin embargo, hasta hoy nadie se habƭa tomado el trabajo de repensar la figura de este pequeƱo amigo extraplanetario, si bien, parido en los estudios de Hollywood. En parte porque una suerte de aura sacro santa, cuasi papal, ha rodeado al personaje de Spielberg.

Originalmente el director de "TiburĆ³n" y tantĆ­simos Ć©xitos, habĆ­a bosquejado el guiĆ³n de su filme ¿mĆ”s famoso? (bueno, quizĆ”s sĆ­) a partir de su propia experiencia como niƱo de los suburbios, quien no tuvo mĆ”s remedio que soportar la separaciĆ³n de sus padres y la soledad inventĆ”ndose un amigo imaginario. E.T. o la construcciĆ³n adulta de aquel ser escrito entre los pliegues de su imaginaciĆ³n, fue la expiaciĆ³n de Spielberg ante un pasado doloroso.

Pero basta de solemnidades. Para salirnos del camino del eterno retorno cinematogrĆ”fico "spielberiano" ha llegado "Paul", un extraterrestre que sin pasar por malo como "Aliens" o algunos de los turistas de "Hombres de Negro", por poner ejemplos a mano, definitivamente podrĆ­a ingresar al "Club de los Extraterrestres Malditos", si tal cosa existe. "Paul" es el lado B de "E.T.", su primo incorrecto, su hermano no reconocido, el negativo de una fotografĆ­a a todo color que comenzĆ³ a tomar Spielberg en la dĆ©cada del 80.

Pegg y Nick se subieron sobre los hombros del gran Dios del cine e hicieron una pelĆ­cula bizarra que a partir de ahora y para siempre servirĆ” como referente al subgĆ©nero: ¿cuĆ”l?, ¿el de los extraterrestres "buenoides"?, ¿el de los E.T. con cuerpo ridĆ­culo?, ¿el de los E.T. captados por una cĆ”mara con sĆŗper angular? Algo asĆ­.

Si E.T. es un fresco deforme pero dulce de la infancia de Spielberg, "Paul" es la composiciĆ³n beoda de lo que sintieron dos jĆ³venes al verse expuestos al "E.T." original y a otras tantĆ­simas materias fĆ­lmicas generacionales por el estilo. Si "E.T." es un logro, "Paul" una consecuencia. Si "E.T." es el fruto, "Paul" el humo dulzĆ³n que cubre el ambiente enrarecido de una pieza posadolescente.

Paul es un extraterrestre que cayĆ³ accidentalmente a la Tierra y que desde entonces no ha dejado de soportar y asesorar a los seres humanos, o mejor dicho, a los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, mientras espera la oportunidad para volver a su lugar de origen. Un dĆ­a, luego de varias dĆ©cadas escribiendo guiones que alimentarĆ­an los rumbos de nuestra civilizaciĆ³n (porque a su modo Ć©l es la verdadera fuente de conocimientos de la que provienen los adelantos tecnolĆ³gicos mĆ”s sorprendentes), Paul descubre que sus captores ya estaban listos para pasar a la siguiente fase: explorar su cerebro. Claro que para esto Paul debĆ­a ser diseccionado. A Paul la idea se le ocurriĆ³ un poco violenta y en cuanto le fue posible saliĆ³ disparado de los laboratorios donde lo tenĆ­an prisionero.

AquĆ­ es cuando, en medio de una persecuciĆ³n automovilĆ­stica, Paul se cruza con Graeme Willy y Gollings Clive (interpretador por Simon Pegg y Nick Frost), dos tĆ­picos ingleses fanĆ”ticos de las historias marcianas. Como es de suponer, a partir de este encuentro la vida de ambos fanĆ”ticos, que se dirigĆ­an en una casa rodante a la ConvenciĆ³n Internacional de CĆ³mics de San Diego, se transforma por completo.

El contrapunto entre los dos ingleses bastante provincianos, inocentes y educados y el desvergonzado Paul, es un verdadero acierto literario.

"Paul" viene a replantear todo aquello que hasta ahora suponĆ­amos acerca de los extraterrestres venidos de Hollywood: floreciĆ³ entre las costuras del mainstream para transgredir y hasta ensuciar aquella memoria impoluta que comenzĆ³ con "Encuentros cercanos del tercer tipo" y siguiĆ³ con "E.T.". Paul es mal hablado, indecoroso, aunque ocurrente, profundo, comprometido y dentro de los lĆ­mites de su fealdad, tan tierno como una abuelita borracha.

Sus mĆ”ximas no le esquivan tampoco el bulto a la relaciĆ³n hombre-Dios, poniendo sobre la mesa un tema delicado para la industria: la religiĆ³n y sus implicancias morales. "La tierra es producto de una mente superior", le dicen a Paul y el retruca "¡Eso es pura mierda!".

Hace poco Spielberg volviĆ³ a retomar el tema extraterrestre, esta vez como productor de "Super 8", el filme dirigido por J. J. Abrahms, quien a su vez habĆ­a estado al frente de "Cloverfield", una historia donde, cĆ”mara en mano, se narra la invasiĆ³n a Nueva York a manos (y patas) de un enorme bicho de otro planeta.

Aunque "Super 8" describe el accionar de un extraterrestre agresivo y poco comprendido que, tambiĆ©n como "Paul", se encontraba atrapado en los laboratorios de los servicios americanos, el autĆ©ntico nudo del filme estĆ” conformado por la relaciĆ³n de un grupo de chicos con la fantasĆ­a (proyectada en la forma de una pelĆ­cula amateur en "Super 8" acerca de una invasiĆ³n zombie); y de cĆ³mo los mĆ”s caros sueƱos infantiles se dirigen hacia su extinciĆ³n en una adultez gris. PodrĆ­a pensarse en que el E.T. representa casi siempre la imaginaciĆ³n corporizada de los pibes, y los agentes del gobierno, a los adultos que quieren reprimir el disparate y el acto lĆŗdico.

Una vez mĆ”s Spielberg nos demuestra que los niƱos poseen una sabidurĆ­a secreta a la que deberĆ­amos estar mĆ”s atentos. Puesto que es un adulto pero con la perversiĆ³n del alma del niƱo que una vez fue.

La incorrecciĆ³n de "Paul" impone una mirada aguda que excede los lĆ­mites de la comedia, si se entiende su argumento como la expresiĆ³n de los deseos ocultos de una generaciĆ³n de seƱores mayores, que se niega a crecer puesto que el universo de sus padres no sĆ³lo no tiene un futuro prometedor sino que ademĆ”s es aburrido.
Claudio Andrade candrade@rionegro.com.ar

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