Triste adiós a los restos del subcomisario Alonso - Piedra OnLine

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jueves, 19 de abril de 2012

Triste adiós a los restos del subcomisario Alonso

 Trasladaron sus restos hacia Viedma.
 Hubo homenajes en el camino. 
 Poco después del mediodía de ayer, en medio de escenas de dolor y consternación, partió el furgón que trasladó los restos del subcomisario Aníbal Alonso hacia Viedma, ciudad de la que era oriundo. El cuerpo fue acompañado por un numeroso cortejo fúnebre que encabezaron sus familiares y que en parte dejó de escoltarlo al llegar al puente sobre el río Limay. El asesinato del policía reavivó el reclamo de ganaderos por la actividad en apariencia impune que realizan cuatreros y furtivos en campos de Pilcaniyeu y alrededores. Aunque reconocieron la honestidad y buenas intenciones de Alonso, esas cualidades no alcanzaron para revertir la situación.

 Alonso era jefe de la subcomisaría de Pilcaniyeu, pero su familia estaba radicada en Bariloche, donde pernoctaba en ocasiones para retomar servicio a la mañana siguiente. El lunes pasado por la noche, cerca de las 23, salió al comando de una camioneta patrullero Chevrolet C10 para realizar controles de rutina, y el tránsito irregular de un vehículo Renault 12 que evidenciaba llevar carga en el baúl le llamó la atención y decidió seguirlo. Antes de que el sospechoso pudiera ingresar con el auto a su domicilio, Alonso le cruzó la camioneta para impedirlo, situación que motivó la inusitada reacción del conductor, que descendió armado con un fusil y efectuó un disparo que atravesó la carrocería del patrullero e ingresó por la axila derecha del uniformado. 
 El jefe policial murió a las 4:10 del martes en el Hospital Zonal de Bariloche, a donde había llegado 3 horas antes en estado crítico. Mientras los médicos intentaban salvarle la vida los camaradas de Alonso iniciaban la búsqueda del agresor, que ya había sido identificado como Raúl Jairo Maripi Paillalef (21), miembro de una conocida y acomodada familia de esa zona, con campo en Paso de Los Molles y casa en Pilcaniyeu, que pasó la peor crisis originada por las cenizas del volcán Puyehue habitando una vivienda de esta ciudad. Los vecinos de Pilcaniyeu relatan que Maripi Paillalef es un joven que acostumbraba a resistir la autoridad policial, y que era un cazador furtivo "incorregible, con una agresividad desmedida". 
Le adjudican andar armado por el pueblo, y que en una ocasión reciente mató de un balazo al perro del capataz municipal "Palito" Ocare. También le atribuyen haber disparado contra una camioneta y haber arrojado una bomba incendiaria contra el frente de la oficina de la empresa Tres de Mayo, y que la damnificada, Vitalicia Navarrete, no quiso denunciarlo por temor. Ahora está detenido e imputado por homicidio calificado. El Código Penal establece que quien mata a un funcionario policial en razón de su cargo le corresponde prisión o reclusión perpetua.