SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La
presidenta Cristina Fernández brindó en esta ciudad durante los actos
del 25 de mayo un trato preferencial al gobernador Alberto Weretilneck,
exhibió cierta distancia con el intendente Omar Goye y reafirmó además
la relativa importancia que le concede a la estructura partidaria del
justicialismo.
Una vez más, como había ocurrido en el acto nacional de Vélez hace algunas semanas, el protagonismo principal -desde la capacidad de movilización, las consignas e incluso el privilegio de acceder al teatro La Baita- se lo llevaron las agrupaciones K, que no responden a la orgánica del PJ.
A la hora de leer los gestos de la presidenta hacia las distintas figuras de la política provincial, el dato saliente fue la afinidad y la confianza que parece haber entablado con el gobernador rionegrino.
En el rol de anfitriones, Weretilneck opacó a Goye no sólo por el espacio destacado que le concedió el protocolo, sino porque la propia mandataria lo mencionó en su discurso.
Fernández resaltó una frase que había pronunciado minutos antes el gobernador sobre los desencuentros que perjudicaron a Bariloche, y de hecho Weretilneck había dado una nueva prueba de máxima fidelidad, al abundar en elogios hacia el gobierno nacional.
No es poco para un gobernador que proviene del Frente Grande y que accedió al cargo por el inesperado asesinato de su compañero de fórmula y ex figura principal del peronismo rionegrino, Carlos Soria.
Alguien hizo notar justamente que por primera vez no hubo en los actos ninguna referencia pública al gobernador fallecido hace sólo cinco meses.
En tanto, el actual líder del PJ, Miguel Pichetto, se mantuvo en un segundo plano, cuando algunos esperaban que asumiera un rol más visible, tal como ocurrió -por ejemplo- en la visita presidencial del pasado 4 de abril.
Otros dirigentes de peso del FpV provincial que tuvieron presencia activa durante el Tedeum y el acto oficial en La Baita fueron el vice Carlos Peralta, el ministro Hugo Lastra, los legisladores Ana Piccinini y Pedro Pesatti y también los diputados nacionales Herman Avoscan y Silvina García Larraburu.
El intendente Goye tuvo su momento para las cámaras cuando entregó un regalo a la presidenta, pero la relación entre ambos lució fría y apenas formal. Nada diferente a lo que hubiera sido con Marcelo Cascón o con cualquier mandatario municipal de otro signo político.
Algunos referentes del partido reconocen que influye la evaluación nada positiva que existe en el gobierno central sobre la marcha de la gestión Goye.
De hecho, lejos está el actual intendente de entablar un vínculo parecido al que mantuvo su antecesor Alberto Icare con el ex presidente Néstor Kirchner, quien le profesaba una reconocida simpatía.
La pertenencia partidaria no es un plus, de ningún modo, como quedó en claro con la escasa visibilidad que tuvo también el titular del PJ local y ministro de Desarrollo Social de la provincia, Jorge Vallazza.
Por el contrario, las nutridas columnas de La Cámpora, la JP Descamisados, la agrupación Kolina y el Movimiento Evita, pintaron un panorama distinto al de otros momentos políticos, cuando el peso de la movilización recaía sobre los sindicatos, la orgánica del PJ o el ya poco mencionado Frente para la Victoria.
Esos grupos, que reúnen activa militancia juvenil, no tienen espacios en el gobierno provincial y municipal que traduzcan la presencia exhibida en los actos del viernes, lo cual puede anticipar tensiones todavía por venir.
Una vez más, como había ocurrido en el acto nacional de Vélez hace algunas semanas, el protagonismo principal -desde la capacidad de movilización, las consignas e incluso el privilegio de acceder al teatro La Baita- se lo llevaron las agrupaciones K, que no responden a la orgánica del PJ.
A la hora de leer los gestos de la presidenta hacia las distintas figuras de la política provincial, el dato saliente fue la afinidad y la confianza que parece haber entablado con el gobernador rionegrino.
En el rol de anfitriones, Weretilneck opacó a Goye no sólo por el espacio destacado que le concedió el protocolo, sino porque la propia mandataria lo mencionó en su discurso.
Fernández resaltó una frase que había pronunciado minutos antes el gobernador sobre los desencuentros que perjudicaron a Bariloche, y de hecho Weretilneck había dado una nueva prueba de máxima fidelidad, al abundar en elogios hacia el gobierno nacional.
No es poco para un gobernador que proviene del Frente Grande y que accedió al cargo por el inesperado asesinato de su compañero de fórmula y ex figura principal del peronismo rionegrino, Carlos Soria.
Alguien hizo notar justamente que por primera vez no hubo en los actos ninguna referencia pública al gobernador fallecido hace sólo cinco meses.
En tanto, el actual líder del PJ, Miguel Pichetto, se mantuvo en un segundo plano, cuando algunos esperaban que asumiera un rol más visible, tal como ocurrió -por ejemplo- en la visita presidencial del pasado 4 de abril.
Otros dirigentes de peso del FpV provincial que tuvieron presencia activa durante el Tedeum y el acto oficial en La Baita fueron el vice Carlos Peralta, el ministro Hugo Lastra, los legisladores Ana Piccinini y Pedro Pesatti y también los diputados nacionales Herman Avoscan y Silvina García Larraburu.
El intendente Goye tuvo su momento para las cámaras cuando entregó un regalo a la presidenta, pero la relación entre ambos lució fría y apenas formal. Nada diferente a lo que hubiera sido con Marcelo Cascón o con cualquier mandatario municipal de otro signo político.
Algunos referentes del partido reconocen que influye la evaluación nada positiva que existe en el gobierno central sobre la marcha de la gestión Goye.
De hecho, lejos está el actual intendente de entablar un vínculo parecido al que mantuvo su antecesor Alberto Icare con el ex presidente Néstor Kirchner, quien le profesaba una reconocida simpatía.
La pertenencia partidaria no es un plus, de ningún modo, como quedó en claro con la escasa visibilidad que tuvo también el titular del PJ local y ministro de Desarrollo Social de la provincia, Jorge Vallazza.
Por el contrario, las nutridas columnas de La Cámpora, la JP Descamisados, la agrupación Kolina y el Movimiento Evita, pintaron un panorama distinto al de otros momentos políticos, cuando el peso de la movilización recaía sobre los sindicatos, la orgánica del PJ o el ya poco mencionado Frente para la Victoria.
Esos grupos, que reúnen activa militancia juvenil, no tienen espacios en el gobierno provincial y municipal que traduzcan la presencia exhibida en los actos del viernes, lo cual puede anticipar tensiones todavía por venir.