Bariloche: La nieve y su fiesta - Piedra OnLine

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viernes, 15 de junio de 2012

Bariloche: La nieve y su fiesta

LA NIEVE Y SU FIESTA

La nieve estuvo siempre en las montaƱas y valles que rodean al Nahuel Huapi, unos aƱos hubo mĆ”s, otros menos, salvo en 1939 cuando prĆ”cticamente no nevĆ³. Pero ya antes de ese raro fenĆ³meno que la hizo extraƱar, los habitantes de la incipiente aldea habĆ­an encontrado en ella no solo una fuente segura de agua, perfectamente regulada, sino tambiĆ©n un medio de entretenimiento en sus excursiones por la montaƱa.

A comienzos de la dƩcada del 30 del siglo pasado, europeos y argentinos, que habƭan pasado por el viejo continente, popularizan el esquƭ mas allƔ de su uso utilitario impuesto por la necesidad de trasladarse en invierno en la vasta campiƱa. En tanto en Europa comienzan a aparecer los primeros Centros de Esquƭ. (Click Tƭtulo)


Es ahora un deporte - Ć³ un “sport” como se decĆ­a en ese entonces -  que se practica en las mismas precarias calles  y en los numerosos campitos que en verano sirven de potreros, corrales y huertas. El progreso tĆ©cnico de los cultores y el creciente nĆŗmero de ellos van requiriendo mayor dificultad y espacio y se empieza a remontar el Cerro Otto en busca de “canchas” mas apropiadas. AsĆ­ el faldeo sur aparece como el mĆ”s apropiado y en terrenos de la familia Capraro se establece la cancha de Hoewecamp, apenas un poco mĆ”s arriba del actual barrio JardĆ­n BotĆ”nico.

Por esos aƱos, en 1933,  Meiling y Tutzauer construyen en el filo de la ladera sur del Cerro Otto sobre dos lomos desprovistos de bosques (antiguamente poblados de caƱaverales de colihues), un pequeƱo Refugio para apoyar las prĆ”cticas que en esas pistas naturales podĆ­an desarrollarse muy favorablemente. Paralelamente, desde el aƱo anterior venĆ­an fabricando los primeros esquĆ­s. Se habĆ­a iniciado la explotaciĆ³n comercial de la nieve.

Sin embargo y en lĆ­nea con lo que hemos dicho,  la Familia  Capraro desarrollaba el primer Centro de EsquĆ­ de Bariloche y del paĆ­s en Piedras Blancas, a pocos  metros   de  aquel primer Refugio. La pista fue abierta en el bosque a pico, pala y hacha, con ayuda de bueyes, por mi padre D.Manuel Ojeda Cancino . La nieve como atracciĆ³n deportiva y turĆ­stica ya estaba entronizada.

La Ley de creaciĆ³n de Parques Nacionales y su respectivo Ć³rgano administrativo, la AdministraciĆ³n  de Parques Nacionales y Turismo, dictada en 1934 vendrĆ­a a dar un decisivo impulso al desarrollo turĆ­stico de la regiĆ³n. De la mano del presidente del Ente el Dr. Ezequiel Bustillo se llevaron a cabo una gran cantidad de obras dedicadas al turismo, donde la estrella fulgurante (Highlight como dicen ahora) era el Hotel Llao –Llao. La elecciĆ³n del Cerro Catedral para montar el Centro de EsquĆ­ y la construcciĆ³n  en Ć©l del Cable Carril, el Catedral Ski Hotel , el Refugio Lynch y el Ski-Lift superior, ademĆ”s, claro, de la apertura de las pistas y el camino de acceso al Centro formaron parte de la polĆ­tica fundadora del turismo de invierno.

Naturalmente,  Bustillo y  Lynch pensaron el modelo   que   habĆ­an   conocido  en Europa y allĆ­ contrataron al experto austriaco Hans Nƶbl – exquisito esquiador y polĆ©mico personaje - que propuso el diseƱo del Centro.

Sin embargo, la segunda guerra mundial iba a interrumpir las obras de construcciĆ³n del Cable Carril ya que en 1939 no habĆ­an llegado todos los elementos.  En el Ć­nterin hubo cambios de gobierno y de criterios, pero finalmente en 1950 pudo ser inaugurado. Sin  embargo  y por impulso de PN y T, ya por el 40 comenzaron a funcionar Escuelas de EsquĆ­  y en lo inmediato se construyeron dos ski-lifts de arrastre, uno en las pistas bajas y otro en las altas.

El crecimiento de la demanda del producto nieve hizo rĆ”pidamente insuficiente la oferta de medios de elevaciĆ³n en el Catedral y reciĆ©n  en 1966 se comenzĆ³ la instalaciĆ³n de aero-sillas que paulatinamente irĆ­an completando la infraestructura de la montaƱa.

En tanto, en el aƱo 1941 y al finalizar la temporada invernal, el Club Andino Bariloche, el Club Argentino de Ski y el Club Andino Barreal de San Juan fundan la FederaciĆ³n Argentina de Ski y Andinismo, que entre sus primeras acciones declara a las competencias  de ski, alpino y nĆ³rdico, reciĆ©n realizadas, como 1er. Campeonato Argentino de Ski.          

En 1943 se produce  un hecho de notable trascendencia cual fue la creaciĆ³n de una Escuela de Ski para niƱos y jĆ³venes de Bariloche de bajos recursos econĆ³micos, integrando de este modo a un sector de la poblaciĆ³n que vendrĆ­a a aportar un nuevo empuje al deporte de la nieve. Esta notable obra la debemos a Catalina Reynal, dama de la sociedad porteƱa,   que se sintiĆ³ impresionada por la falta de oportunidad para aquella franja de la sociedad barilochense y decidiĆ³ financiar los cursos.

Se completaba asĆ­ el cĆ­rculo que incluia a todo el espectro social participando de los crecientes beneficios de la nieve.  Muchos de los alumnos se destacaron como grandes esquiadores y representantes nacionales y luego se convirtieron en Instructores de EsquĆ­, Entrenadores, tĆ©cnicos en operaciĆ³n de Centros de EsquĆ­ y dirigentes de Clubes de MontaƱa.          

Lamentablemente, la falta de polĆ­ticas adecuadas retrasĆ³ el desarrollo del Centro de EsquĆ­ y como queda dicho, solo a mediados de la dĆ©cada del 60 se reiniciaron las inversiones, ahora con participaciĆ³n de capitales privados.

De cualquier manera, con periodos de mayor Ć³ menor intensidad y calidad, el turismo de nieve fue alcanzando decisiva importancia para la economĆ­a de Bariloche influyendo en todos los niveles de la poblaciĆ³n. Hoy se cuenta con una buena infraestructura  en medios de elevaciĆ³n y servicios complementarios en la montaƱa misma y en la base, asĆ­ como en todo el Ć”mbito de la ciudad, motorizadas por aquella demanda que no solo proviene del mercado nacional, sino que penetra en los internacionales donde destacan Brasil, fuertemente,  Venezuela y otros. En suma, la nieve se ha constituido en un fruto valioso para Bariloche.

En consonancia con ello y volviendo atrĆ”s en el tiempo, conviene recordar que en los aƱos 40 y 50 las acciones promociĆ³nales  estuvieron fundamentalmente a cargo de Parques Nacionales y Turismo quĆ©, apenas finalizada la Segunda Guerra Mundial trajo a Bariloche a destacados esquiadores austriacos y suizos a participar de los Campeonatos Argentinos de Ski, eventos que PNT auspiciaba.


Estas acciones incluyeron promociones institucionales y los grandes diarios porteƱos mostraron en sus rotograbados de los domingos adecuadas vistas de los notables en las pistas de esquƭ.

En la dĆ©cada del 50, Parques Nacionales instituye la Fiesta de la Nieve, que consistĆ­a bĆ”sicamente en un gran baile en el Catedral Ski Hotel al finalizar el Campeonato Argentino de Ski – siempre en la Ćŗltima semana de agosto – en cuyo transcurso se elegĆ­a la Reina de la Nieve y a veces se entregaban los premios a los Campeones Argentinos, ya que en otras oportunidades este Ćŗltimo acto se realizaba en el Centro CĆ­vico con participaciĆ³n de la poblaciĆ³n de Bariloche.


Por ese entonces, Bariloche  tenĆ­a una gran dependencia de las instituciones nacionales, pues solo en 1955  RĆ­o Negro se convierte en Provincia, en 1957 se da su ConstituciĆ³n Provincial y ostenta Gobierno propio desde 1958. Sin embargo el manejo del Cerro Catedral por parte de Parques Nacionales – ya separado de Turismo - continuarĆ­a hasta 1986.

En el aƱo 1964 el Intendente de Bariloche, Dr. LuĆ­s Malacrida creĆ³ por Ordenanza  la DirecciĆ³n Municipal de Turismo. Esta DirecciĆ³n, quizĆ”s premonitoriamente, tenĆ­a una conformaciĆ³n muy parecida al actual Emprotur, ya que solo la Presidencia estaba reservada a la Municipalidad en la persona del Intendente Ć³  quien el designare. Los demĆ”s miembros eran representantes de las entidades empresariales, clubes  y empresas. AsĆ­ estaban presentes la CĆ”mara de Comercio, la AsociaciĆ³n de Hoteles, la AsociaciĆ³n de Agentes de Viaje, AerolĆ­neas  Argentinas, Club Andino Bariloche, Instructores de EsquĆ­  y otros. Por aquellos aƱos esto funcionaba  bien pero no pudo resistir la clĆ”sica discusiĆ³n de Bariloche  y terminĆ³ modificĆ”ndose al eliminarse la participaciĆ³n privada.

AƱos despuĆ©s las Asociaciones Empresariales se agruparon, primero en el Acuerdo Empresarial y luego en la CĆ”mara de Turismo, ademĆ”s surgirĆ­a la AsociaciĆ³n Empresarial del Cerro Catedral, todo,  en busca de posicionarse mejor ante los gobiernos, Municipal,  Provincial y Nacional, pero finalmente concluyeron en que era mejor crear un  Ente que los agrupara, mixto como en 1964 y asĆ­ naciĆ³ el Emprotur. En todos los casos se ocuparon de la promociĆ³n de Bariloche, ademĆ”s, claro, de diversos temas institucionales de la ciudad.

No se pueden soslayar estas referencias histĆ³ricas si queremos ubicar en el tiempo el desarrollo de la Fiesta de la Nieve.

Para ello debemos volver a aquella primera DirecciĆ³n de Turismo, a cuyo frente el Dr. Malacrida designĆ³ al Dr. JesĆŗs Dionisio Fanjul, maestro, odontĆ³logo, y Comandante Mayor de GendarmerĆ­a Nacional, quĆ©, retirado ya, se abocĆ³ con gran dedicaciĆ³n a la promociĆ³n del turismo. AsĆ­ fue que entre sus primeras iniciativas al frente de la DirecciĆ³n, propuso darle impulso a la temporada de invierno marcadamente inferior en actividad - en esa Ć©poca - a la temporada de verano.


RecordĆ³ entonces que en aƱos recientes durante las Jornadas de los Lagos del Sur que se realizaban periĆ³dicamente entre representantes de Bariloche y sus similares de Osorno y Puerto Varas para promover la integraciĆ³n de ambas regiones de Argentina y Chile, se  habĆ­a aprobado una mociĆ³n del Club Andino Bariloche que versaba sobre la instituciĆ³n de los “Juegos Invernales de los Lagos de Sur” a realizarse un aƱo en Bariloche y otro en el lado chileno.

Fue entonces que se desarrollĆ³ un intenso programa para la temporada invernal de 1964 con eventos que transcurrian durante los meses de julio y agosto. Las tratativas con Parques Nacionales, dueƱo y administrador del Cerro Catedral, no fueron del todo fĆ”ciles ya que importaba modificar una rutina de muchos aƱos al incorporar elementos festivos a las costumbres mĆ”s austeras de los aƱos pasados.

Sin embargo, se fueron eliminando obstĆ”culos burocrĆ”ticos y los actos pudieron realizarse con total lucimiento,  aunque no exentos de cierto dramatismo porque ese aƱo tambiĆ©n la nieve se hizo esperar. Y la nieve era lo fundamental, la fiesta era en su honor.

Para el 11 de julio se programĆ³ la apertura y reciĆ©n la noche anterior llegĆ³ la nevada salvadora. En una tarde soleada una verdadera muchedumbre (para la Ć©poca) se trasladĆ³ al Cerro Catedral y disfrutĆ³ de un colorido desfile de pulĆ³veres, de la mĆŗsica de la Banda del EjĆ©rcito, del chocolate caliente y demĆ”s.

La Fiesta en la ciudad adquirirĆ­a especial significaciĆ³n con la celebraciĆ³n del Desfile de Carrozas, repetido en aƱos siguientes, donde instituciones deportivas, empresariales, de colectividades y educativas, ademĆ”s de particulares, demostraron inventiva, esfuerzo Ć© identificaciĆ³n con la propuesta, presentando excelentes carrozas.

En otros dĆ­as hubieron carreras de disfraces en esquĆ­s y por supuesto los Campeonatos de EsquĆ­ del Club Andino Bariloche y el Campeonato Nacional estuvieron incluidos  en el extenso programa quĆ©, naturalmente, tuvo como momento culmine la elecciĆ³n de la Reina de la Nieve. AllĆ­ se dio una particular situaciĆ³n cuando Parques Nacionales revindicaba la paternidad de la Fiesta, sin embargo se logrĆ³ un anecdĆ³tico “entente cordiale”  y la celebraciĆ³n en el Catedral Ski Hotel resultĆ³ exitosa.

Este programa siguiĆ³ desarrollĆ”ndose con variantes y suerte variada durante varios aƱos. El crecimiento de la actividad turĆ­stica, probablemente un efecto promocional comprobado de su incidencia,  hizo que la Fiesta se desplazase de Julio a los primeros dĆ­as de Agosto. En todo caso, se entendĆ­a que como todas las fiestas  que homenajean al trabajo, a la producciĆ³n, en fin, al fruto que bendice el esfuerzo humano y distingue la caracterĆ­stica del lugar, deben realizarse en el momento de la cosecha cuando el fruto estĆ” en sazĆ³n.

AdemĆ”s, la Fiesta se siguiĆ³ enriqueciendo con la incorporaciĆ³n de nuevos eventos, asĆ­ fue que por iniciativa de hoteleros se instaurĆ³ la Fiesta de “Brasiloche” para realzar y homenajear la presencia el turismo brasilero. Por iniciativa del periodista Carlos Alfano, Director del periĆ³dico “La Voz Andina” se creĆ³ la Fiesta del Chocolate, donde se elegĆ­a la Reina o Miss “Chocolate”,  que recibĆ­a como premio su peso en el delicioso producto regional, entronada en una artĆ­stica balanza de hierro forjado, diseƱada por Renato Cattelani.

La reuniĆ³n central de ElecciĆ³n de la Reina se trasladĆ³ al Gimnasio de Bomberos Voluntarios con la creciente participaciĆ³n de artistas de renombre nacional.

Es decir, casi inadvertidamente, se habĆ­a logrado un interesante equilibrio promocional,  donde el calificado cliente brasileƱo era especialmente agasajado y por ende se producĆ­a un efecto promocional que penetraba en el enorme mercado tan afecto a la nieve. La juventud Ć³ el turismo estudiantil que empezaba a proyectarse con gran fuerza, encontraba en la Fiesta del Chocolate una excelente expresiĆ³n para manifestar su natural alegrĆ­a, pero tambiĆ©n  para trascender  en el Ć”mbito de los futuros visitantes en sus viajes de fin de curso. Finalmente el “show” central con la elecciĆ³n de la Reina de la Nieve   concentraba la participaciĆ³n de la gente de la ciudad  y permitĆ­a exaltar la belleza de su juventud. Como las competencias deportivas  integraban el programa y habĆ­a divertimentos varios sobre la nieve, entre otros la realizaciĆ³n de esculturas de nieve, carreras de disfraz y otros se lograba un amplio espectro de participaciĆ³n. Siempre tuvieron las actividades de la vida profesional como el Concurso de Hacheros, la Carrera de Mozos, Concursos de Barman y demĆ”s.

Mientras tanto la Fiesta fue adquiriendo envergadura  institucional, asĆ­ desde mediados de los 70 pasĆ³ a ser Fiesta Nacional, condiciĆ³n que habĆ­a que gestionar anualmente hasta 1979 cuando se aprobĆ³ a San Carlos de Bariloche como sede permanente.

En 1978 se incorporĆ³ la fiesta en la calle, a cargo de las distintas colectividades, con el propĆ³sito de nutrirla de todas aquellas tradiciones de las distintas etnias que conforman la ciudad con su caudal de mĆŗsica, danzas y comidas tĆ­picas. La celebraciĆ³n se trasladĆ³ despuĆ©s a gimnasios cerrados y se separĆ³ de la Fiesta de la Nieve. TambiĆ©n aquel aƱo se realizĆ³ el SalĆ³n Nieve Humor y FantasĆ­a con la participaciĆ³n de los dibujantes humorĆ­sticos Fontanarrosa, Caloi, Altuna, Cognini y Crist entre los que recuerdo. Ellos dibujaron sus personajes con alusiĆ³n a la nieve (Clemente sobre esquĆ­es, por ejemplo)  y los dedicaron a todos los que abonaron una cartulina a beneficio de la Cooperadota del Hospital.

Hasta aquĆ­, segĆŗn mi concepto, la composiciĆ³n medular de la Fiesta, que con sus mas y sus menos mantenĆ­a una raigambre de homenaje al producto nieve como generador de recursos econĆ³micos  y beneficios sociales a toda la comunidad.

Con el advenimiento de la democracia se dio el insĆ³lito hecho de que las organizaciones empresariales se desligaran de la organizaciĆ³n y derivaran la total responsabilidad en el Municipalidad.

AdemĆ”s,  la sempiterna diversidad de opiniones que pugnan en Bariloche, la iban a llevar a transitar caminos espinosos quĆ©, en muchos casos, hicieron peligrar  su realizaciĆ³n o concluyeron en ediciones para olvidar. Alguna vez el Club Andino Bariloche y la AsociaciĆ³n de Bomberos  Voluntarios  debieron salir a “apagar el incendio” como quiĆ©n dice y hacerse cargo de su organizaciĆ³n.

La intervenciĆ³n de los iluminados de siempre, la de aquellos que vienen “tocan y se van”,  la de los acĆ©rrimos localistas versus los  ultra promocionales y fundamentalmente  el alejamiento del motivo central, LA NIEVE,  contribuyeron a la decadencia de la Fiesta.

TambiĆ©n el auge de la Fiestas Nacionales  tan diversas y tantas como uno pueda imaginarse, aumentĆ³ la confusiĆ³n ya que muchos entraron en la creencia de que el “show” central era lo Ćŗnico importante y que lo que habĆ­a que hacer era superar en ese aspecto a las otras Fiestas.

La participaciĆ³n de la TelevisiĆ³n, con su inmenso valor promocional,  tambiĆ©n llevĆ³ a muchas  decisiones no siempre acertadas y a desaprovechar excelentes posibilidades.

Pero creo, sin temor a equivocarme, que la peor Ć©poca, por suerte superada, fue la que pretendiĆ³ hacer una Fiesta de la Nieve promocional,  SIN NIEVE,  en Junio.                Claro, esto bajaba costos, conformaba a aquellos que solo les interesaba el “show”  musical, pero entregaba material promocional de escaso valor.

Sin duda  estĆ” apareciendo un renovado interĆ©s en recuperar el brillo de la Fiesta.
DeberĆ­an, los que de ello se ocupan - en mi modesta opiniĆ³n - buscar un regreso a las fuentes y ahora mas que nunca despuĆ©s de la indubitable lecciĆ³n de la ceniza, pensar que la Fiesta de la Nieve, madre de fiestas, tales las de  Las Colectividades y   del Chocolate,  debe entronizar, precisamente,  el tremendo valor del elemento que constituye el motivo de la temporada invernal. Al realizarse anualmente el SalĆ³n Internacional de la Nieve, la Fiesta deberĆ­a estar ya totalmente definida y programada y ser uno de los portales de Bariloche en la promociĆ³n que se desarrolla en la oportunidad.

La nieve, corazĆ³n del agua, es el elemento valioso que nace como fino cristal, nos regala blancura y disfrute en la montaƱa, discurre en hermosos rĆ­os y arroyos, hincha los lagos, alimenta represas  que iluminan al paĆ­s y al regar los valles florece en riqueza de colores y sabor y llega, ya limosa, a hundirse en el mar a la vera de la Capital Provincial. Somos los privilegiados en ver su nacimiento, deberĆ­amos estar felices de ello. 

No hay fiesta o para los locales o para los visitantes como se ha pretendido discutir, hay una sola fiesta de la Ciudad, donde si no nos sentimos de fiesta los que aquĆ­ vivimos y no sabemos transmitir esa vivencia a nuestros visitantes, mal podemos potenciar una promociĆ³n de nuestra riqueza turĆ­stica, mĆ”xime en nuestros dĆ­as cuando el desarrollo de la infraestructura y de los servicios, tanto en la montaƱa como en todo el Ć”mbito de la ciudad,  no solo ofrece alta calidad, sino tambiĆ©n diversidad de opciones.

No hay tampoco ahora excusas jurisdiccionales, Catedral  estĆ” definitivamente integrado a Bariloche y ya no se puede concebir acciĆ³n alguna que no sea integral y los actores de la Industria deberĆ­an poner algunos “porotos” en sus costos, como parece se estĆ” haciendo ahora en otros eventos,  para financiarla.

Estos comentarios, son solo eso, una suerte de recopilaciĆ³n de sucedidos, antes que la memoria se vaya yendo con la edad. Pero tambiĆ©n creo que por el avasallante  transcurrir del tiempo,  quienes hemos tenido alguna participaciĆ³n en la vida de la ciudad tenemos cierta obligaciĆ³n  de recordar hechos y emitir, aunque mas no sea una leve opiniĆ³n, sin que ello signifique pretender que en todo lo dicho haya mas que eso, una gran porciĆ³n de recuerdos.

Al finalizar,  el  reconocimiento para algunas personalidades que forjaron la Fiesta de la Nieve: Dr. JesĆŗs Dionisio Fanjul, Alfredo Caspani, Leopoldo Baratta, Renato Cattelani, Carlos Bustos y Marina FernĆ”ndez. Todo ello con las debidas disculpas a quienes pudieron hacer importantes aportes en aƱos recientes cuando no he estado cerca de la organizaciĆ³n y el tiempo ha ido cambiando los actores. 

San Carlos de Bariloche, abril de 2012

Vicente Ojeda