Neuquén > “Me sentí un guerrillero gobernando desde la clandestinidad”, dice Andrés Peressini. La humorada es una consecuencia de la relativa calma en la que quedó Plottier, luego de tres meses de violentos reclamos. Por primera vez, en octubre, la comuna logró pagar los salarios en tiempo y forma y la situación está más distendida. (Ampliar en más información)
De todas formas, el jefe comunal asegura que fue víctima de un intento destituyente y dice que hubo acciones sistemáticas y coordinadas que buscaron derrocarlo. Las asocia a grupos residuales de las anteriores gestiones, a cargo de Sergio Gallia y Pilar Gómez. Asegura que fue muy duro desde lo personal afrontar los ataques, pero promete que seguirá hasta el último día de gestión.
En un extenso diálogo con La Mañana, sostuvo que el Municipio se normalizó y que ahora llegó la hora de la gestión. También denunció la parálisis de las denuncias que realizó por malversación de fondos y dijo que la investigación en su contra por la compra de camiones sin autorización del Concejo Deliberante tiene “cosas raras”.
¿Cómo está Plottier hoy después de varios meses de conflictos?
Está muy bien. El equipo político está muy motivado. Hace un mes que terminó la última situación complicada. Estamos retornando a todas las acciones que habían quedado pendientes y consolidando aquellas que igualmente impulsamos pese al conflicto. En este momento estamos cumpliendo lo que habíamos planificado, sobre todo en los acuerdos financieros firmados con Provincia para poder llegar a una madurez económica. Tengo que agradecer los aportes que recibimos por fuera de la coparticipación para pagar sueldos y destrabar el conflicto.
¿Desde lo económico el Municipio está normalizado?
Está normalizado desde lo institucional. Desde lo económico, buscamos reducir el déficit de $1,5 millón que tenemos desde principio de año. Es muy importante poder pagar al día porque permite brindar un servicio en tiempo y forma.
Más allá de los temas de gestión, ¿esta normalización distiende el humor social? En los últimos meses hubo situaciones de mucha violencia.
Más allá del reclamo de sueldo, que correspondía, hubo una cuestión política detrás, de parte de grupos vinculados a la gestión anterior.
Se refiere a la gestión de Sergio Gallia. ¿Qué nivel de organicidad tienen estos grupos con el anterior intendente de Plottier?
De los 1.068 empleados de planta, seguramente muchos ingresaron en la época donde gobernaba Pilar Gómez y 450 entraron con la gestión de Sergio Gallia. El ingreso a planta es un hecho importante en la vida de las personas y hay un agradecimiento a través del favor de generar un trabajo estable dentro del gobierno. Nosotros hablamos en algunos casos de “venta de la planta”. En los últimos 6 meses de la gestión anterior entraron 200 personas y seguramente esto tiene un tinte político. El mecanismo fue utilizado para poder perpetuarse en el poder.
Lo distintivo en Plottier fue el grado de violencia, pero también el nivel de organización que tuvieron quienes la protagonizaron.
Hay personas que quedaron afuera de un circuito económico, un circuito de poder. Entonces, la interpretación que uno tiene es que quieren volver al poder a través de una práctica violenta y sistemática. Los gremios quedaron involucrados, o fueron parte de esta trama de relaciones de violencia. Siempre digo que es cuestión de tiempo: ahora quedaron en evidencia cuáles fueron las acciones, quiénes las desarrollaron, y nosotros vamos a sostener el gobierno hasta que termine la gestión.
¿Cree que hubo un intento destituyente en su contra?
Sí, hubo un intento destituyente en mi contra. Porque más allá de los gremios hubo un grupo patoteril, acostumbrado a ciertos beneficios que ya no tiene, que nos ahogó financieramente. Buscaron lugares estratégicos como la oficina de recaudaciones. Cuando teníamos un aire de una semana, generaban un conflicto para sacarnos ese aire. Estaba todo pensado. Fueron acciones sistemáticas. Agravadas, claro, porque uno no tenía el dinero para pagar los sueldos. Quizás si hubiéramos podido pagar los sueldos en tiempo y forma el clima hubiera sido otro. Pero llegamos con $17 millones de deuda, presión de los proveedores y más de mil empleados. Es complicado.
¿Cómo fue gobernar de esa forma?
No hay punto de comparación, pero me sentí un guerrillero gobernando desde la clandestinidad. Nos buscaban permanentemente. Yo me escondía en la casa de mi suegra y cuando salía tenía que mirar que nadie me viera para evitar ataques. No era sólo un reclamo salarial, estaba lo político: intentaron derrocarme por estar llevando adelante un cambio.
¿Está situación desgastó a sus funcionarios? Hubo algunas renuncias.
Sí, desgastó mucho. Te encierran 18 horas, te agraden verbalmente, tenés que salir protegido con la Policía, con un megáfono te torturan 16 horas, te inundan tu casa, te rompen los vidrios y vos estás adentro. En mi casa tiraron basura, me golpearon el portón, fueron a insultarme varias veces, a mí, a mi familia, a mi hija. Fue muchísima la violencia, inédita en Plottier. No sólo sobre nosotros, sino sobre los vecinos, los comerciantes. Destruyeron el área centro.
Más allá de su rol de intendente, desde lo personal, ¿cómo lo afectó esto?
Fue durísimo…
¿Cómo es su vínculo con Gallia o con los funcionarios de la gestión anterior? ¿Mantiene algún diálogo?
No hay diálogo. Después de haber ganado él me llamó y me felicitó. Me sugirió una reunión pero no la creí conveniente. No hay una relación. Pero estoy más preocupado por la gestión actual y sacar a Plottier adelante. Sí me preocupa la malversación de fondos, que nos repercute con 800 mil pesos que nos tomaron de las cuentas a través de embargos, con millones de pesos en juicios. También por los proveedores de la gestión anterior que con deudas abultadas vienen a querer cobrar.
¿Hizo presentaciones en la Justicia?
Sí, unas seis presentaciones. En algunas causas se actúa con celeridad, como la que llevan en mi contra por la compra de camiones. Pero sobre estas causas no. Nunca citaron a nadie de la gestión pasada. Un montón de certificados por obras ficticias los tenemos que cubrir nosotros. Eso está denunciado y no se llama a declarar a nadie para que explique los millones que faltan.
¿Cree que la investigación en su contra tiene un trasfondo político?
Hay cosas raras. Yo compré tres camiones y se me investiga sólo por dos. Pero bueno, lo importante es que la ciudad vea que los camiones están trabajando todo el día y que eso nos permitió ahorrar dinero y salvar la cuestión ambiental en el tema recolección de basura. A la persona que me denuncia (el concejal opositor Carlos Coggiola) le tiraron basura en su casa porque no se recolectaba. Lo político cruza todo, pero me preocupa que no se investiguen las causas anteriores.
¿Cómo está su relación con el Frente para la Victoria?
Llegamos al gobierno con una alianza nacional. La ruptura que se produjo fue con referentes que estaban en cargos ejecutivos con distintas formas de hacer política e intereses. Pero siempre conduje a la unidad. Tenemos buenas relaciones con los referentes del FPV en el Concejo Deliberante. Tengo las puertas abiertas del gobierno nacional. El secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli, me ha ayudado a gestionar programas. De la misma forma, tengo muy buena relación con el gobernador Jorge Sapag y con la vicegobernadora Ana Pechen, que se ha visto reflejado en el acompañamiento. Sé que Sapag expresó a sus ministros que él no iba a dejar que se llevara a cabo ninguna interrupción del orden constitucional en Plottier. Así lo sentimos en la ayuda económica.
El radicalismo también lo está apoyando.
Sí, el diputado Alejandro Vidal nos respaldó y ahora tenemos el acompañamiento en temas de gestión de Marcelo Barberis.