Por GABRIEL RAFART
“Una cautelar y un vaso de agua no se le niega a nadie”, fue uno de los párrafos ocurrentes del discurso presidencial pronunciado el lunes pasado. La primera fórmula, una chicana ilustrada, más política que abogadil, aplica como acción general dentro de quienes operan políticamente en el mundo de los tribunales. También de parte de gobiernos y grupos de interés dispuestos a obtener una tregua, cuando no a lograr favores judiciales de acuerdo a cuan colonizada esté la parte interviniente de esa rama del poder. La Presidenta habló del tribunal que ha otorgado ventajas al Grupo Clarín y recientemente lo hizo atendiendo los reclamos de la Sociedad Rural Argentina. Todo revela el elitismo de la política. En cambio el generoso vaso de agua supone comprender al resto de los mortales. Los días de esta semana reclamaron un excedente en litros del vital líquido para aplacar la sed provocada por jornadas de altas temperaturas. La cautelar responde a la política de los intereses, el vaso de agua a la realidad de las solidaridades. La convivencia de ambas fórmulas sólo es posible en tiempos frenéticos. (Ampliar en más información)
La Presidenta dio inicio a una semana frenética. Seguramente no estaba en sus miras días de pulso acelerado. Sus anuncios, corriendo la frontera del mínimo no imponible y un aumento favorable a los jubilados, quedaron rápidamente superados frente a una agenda que se recargo inmediatamente. Por supuesto que la acumulación de temas sin resolver acelero el ritmo. Las novedades de último momento agregaron lo suyo. Lo primero remite a una demanda largamente esperada, que por su atraso en atenderla no conformó a todos los involucrados.
Las discusiones paritarias habían anticipado algo. El gobierno resigna pero no tanto, aunque lo resignado va a ir directamente al campo de consumismo necesario para mantener en alza la demanda. El gobierno sigue teniendo en carpeta la necesaria reforma tributaria. La voz de la CTA de Hugo Yasky, sin duda es la más responsable frente a este tema. Hace rato que vienen insistiendo en una reforma impositiva de mayor progresividad. Con los jubilados, la aplicación de fórmula de ajuste aplicable dentro de dos meses sigue mejorando ingresos. Sus ajustes semestrales van ganándole a la inflación. A pesar de ello la mínima de haberes jubilatorios sigue siendo exigua, sin olvidar que el sistema previsional argentino es el de mayor cobertura del continente.
Aquí importa lo hecho por el Tesoro Nacional. Lamentablemente las acras provinciales ganan en tacañería. Solo observar la mínima de los pasivos bonaerenses y de otras jurisdicciones del norte del país para confirmar lo dicho.
El lanzamiento de algunos actores políticos a las lides electorales para la segunda parte del año metió toda su cola en estos asuntos. Otros actores del mundo globalizado financieramente siguen su propio juego, procurando que el reloj de la historia económica argentina retrase diez años.
La Argentina está haciendo su presentación ante el juez neoyorquino que exigió el pago cash a los fondos buitres. Todo indica que los jueces del país del norte le darán la razón al reclamo argentino. Aquí no alcanzará una cautelar, si un fallo definitivo para terminar con la amenaza de rumbeadores de deuda.
Justicia
En la semana Malvinas y la eterna causa judicial por encontrar los bombarderos de la AMIA, agregó lo suyo. La idas y vueltas de algunas de la entidades judías se debe a una interna que ya no es cultural entre quienes buscaban en otros tiempos sostener la lengua madre del idish y la religiosa del hebreo, sino que es netamente política, entre los compañeros del PRO y los neutrales. Mientras tanto los familiares de las victimas siguen reconociendo los logros de estos diez años y que con la decisión de ir a Teheran para obtener la declaración de media docena de iraníes es mejor que nada. Toda la discusión sobre la sesión de soberanía paso sin gloria, solo quedo dentro del arsenal ideológico de la oposición formadores de opinión y políticos que miran el mundo de acuerdo al viejo esquema de la guerra fría actualizado con otro enemigo en la era del terrorismo global.
Exabrupto
Mucho de lo dicho y lo hecho sigue teniendo el tufillo de antipolítica, propia tanto en manos de actores locales como internacionales, que deberían jugarse en un nivel más alto de la vida pública.
Por ejemplo los dichos de comediante primitivo que es Miguel Del Sel no tendrían ninguna potencia a excepción de ser la expresión común de la más vulgar antipolítica argentina y del mundo. Sus palabras tienen un escalón superior en voces de figuras que si saben de política o que revisten entre sus principales cuadros desde hace muchos años. Roberto Lavagna es uno de ellos. Los dirigentes del PRO son otros.
El ex ministro y ex candidato a la presidencia sigue poniendo en duda los resultados electorales de octubre del 2011. Ya no habla del mal manejo de la política económica de equipo comandado por la dupla Lorenzino-Kisillof, se propone encabezar una campaña a favor de las transparencias de las próximas contiendas. Lo del Del Sel, cabe además en el campo de la miseria de la filosofía de vida. Esto último sería demasiado, porque solo reúne términos y formulas simplonas de sus personajes recargados de prejuicios. Que sin duda hacen reír por incrementar las conductas groseras y grotescas de la vida corriente.
Pero trasladada a la política Del Sel sabe que procura representar y potenciar una corriente de opinión que en foros, blogs y otras expresiones no tiene limite verbales, sobre todo si hay que hablar de la Presidenta. Los hombres políticos del PRO lo reivindicaron desde dos operaciones inconcebibles para un profesional de la política: dicen que Del Sel es un cómico y hablo desde ese lugar, y que inmediatamente advirtió su error para luego pedir perdón. No hay que recurrir a un académico del lenguaje para entender que solo cuenta la modalidad y el momento de lo dicho y no lo que se dijo. El discurso del macrismo acepta el contenido más injurioso lanzado sobre un líder político, solo equivalente a los términos elegidos por la tribuna militar y pro militar de los años ochenta cuando hablaba de Raúl Alfonsín.
Hay que ser claro, la antipolítica no solo es crítica hacia los partidos y sus dirigentes; tampoco es tampoco un reclamo a favor de la igualdad del hombre común y un final de las injusticias que vive la sociedad.
Lo suyo –independientemente de la vulgaridad o relatos más amables- es una concepción de cierta profundidad.
Como hace unos años destacaba un politólogo “nació junto con la política y es en la antigua Grecia donde pueden encontrarse algunas de sus huellas inaugurales”, siguiendo su derrotero desde ese fondo de la historia llegando a la actualidad.
Su prédica consiste “en la exaltación del individuo retirado de lo público y consagrado a su familia y al trabajo; exaltaba el orden y la seguridad como valores centrales y consideraba a la política como la promoción de diferencias artificiales y su aprovechamiento para sostener la carrera de oportunistas y ventajeros.” El ambientalismo sin una idea de sociedad también es parte del relato antipolítico. En la semana el gobernador cordobez, aspirante presidencial, colocado en ambientalista extremo, parece sumarse al lote del relato antipolítico.
Cuenta su sorpresiva cruzada contra las antenas de televisión digital en su propio territorio provincial. Pero como ya se ha dicho en más de una oportunidad, lo antipolítico es una política en si misma. Por tanto Del Sel, De la Sota, Lavagna, Rodríguez Larreta, asumen este relato de manera frenética.
