Veranada: A un lado del alambre - Piedra OnLine

InformaciĆ³n del Mundo

domingo, 19 de mayo de 2013

Veranada: A un lado del alambre


NeuquĆ©n > La Patagonia interminable, infinita y Ć”rida. La comunidad se reĆŗne alrededor de un proyector y desde el cielo las gotas sorprenden en una geografĆ­a donde la sequĆ­a es su cara mĆ”s conocida. Mientras, y desde la pantalla, Cecilia, la guĆ­a espiritual, eleva una rogativa para que no falte la lluvia en su comunidad… Su canto abandona la “ficciĆ³n” y se hace efectivo en ese mismo momento, a la vez que se transforma en llanto por su muerte. Y esa escena intensa, guionada por la mĆ­stica pluma del universo, sucediĆ³ en el mismo momento en que sus propios protagonistas asistĆ­an a la proyecciĆ³n de “Para los pobres piedras”, un filme documental del realizador francĆ©s Mathieu Orcel que decidiĆ³ posar su relato en una familia de la comunidad Paineo (cerca de Zapala) para poder retratar la veranada y las dificultades de vivir en un territorio vasto y muchas veces hostil. (Ampliar en mĆ”s informaciĆ³n)

“ElegĆ­ esa familia justamente por su complejidad. Donde Cecilia, la pillan cuse,  que es como la machi en Chile, es de raĆ­z totalmente mapuche, hablante mapuzungun, y su marido Don Ernaldo es un vasco francĆ©s de ojos azules. Ɖl aprendiĆ³ la cultura mapuche. NaciĆ³ ahĆ­, se casĆ³ con ella y se ‘mapuchizĆ³’, por decirlo de alguna manera. Me pareciĆ³ interesante retratar eso”, contĆ³ el director, que asegurĆ³ que este ejemplo sirve para salir de algunos lugares comunes que se apoderan del pensamiento como el “clichĆ© de que los mapuches quieren estar solos”.
“No hay una cuestiĆ³n de volver a un estado donde estarĆ­an sĆ³lo los mapuches, como a veces se piensa. Es al revĆ©s”, sostiene el realizador.

Quedarse y entender
Orcel estudiĆ³ filosofĆ­a y antropologĆ­a en ParĆ­s, pero segĆŗn dice fue Argentina el paĆ­s que le permitiĆ³ desarrollarse como realizador. Y en esa carrera -en la que ya lleva numerosos trabajos, incluso para canal Encuentro- fue determinante su llegada a la Patagonia.
En 2001 Mathieu arribĆ³ a la zona para trabajar con un amigo en la realizaciĆ³n de un documental. Con la idea de instalarse por sĆ³lo dos semanas, el primer impacto fue tal que decidiĆ³ quedarse: “Me impactĆ³ la regiĆ³n y el potencial tanto del lugar como de la gente, su modo de existir, que me propuse filmar”.
Desde ese primer contacto hasta que se concretĆ³ este proyecto pasaron dos mediometrajes y cuatro aƱos de convivencia con las comunidades RagiƱ Ko (cerca de Senillosa)  y Marifil (Limay centro). Algo que Orcel sintiĆ³ necesario para intentar comprender su cosmovisiĆ³n, y tiempo en el que finalmente aprendiĆ³ a hablar su lengua, el mapuzungun (hablar de la tierra), y emprendiĆ³ el viaje de trashumancia que tanto lo impactĆ³.
“Empaparme de esa cultura y esa cosmovisiĆ³n fue absolutamente maravilloso. Pero tambiĆ©n transitar esos caminos para llevar los animales a la veranada, y a su vez ver los alambrados y toda esa cuestiĆ³n ‘moderna’ es difĆ­cil de entender”, relatĆ³ el francĆ©s, y da pie a otra cuestiĆ³n de su relato que tiene que ver con el trasfondo polĆ­tico y con la lucha de las comunidades por preservar su forma de vida. Aunque en seguida marca la distancia y dice que no se trata de un documental de denuncia, sino mĆ”s bien un filme -con determinado trabajo estĆ©tico-, que al intentar retratar la veranada, inevitablemente tiene que mostrar los alambres que fuerzan a los campesinos y sus animales a emprender viajes interminables en busca de pasturas. De ahĆ­ tambiĆ©n el tĆ­tulo del filme que parte de un proverbio de la zona que dice: “para los pobres piedras, para los ricos tierras”.
“El camino que recorren es increĆ­ble, es muy difĆ­cil de hacerlo. Los animales se mueren. Es pura piedra, calor y sequĆ­a al principio. Y despuĆ©s frĆ­o, pero siempre estĆ” la piedra. AdemĆ”s, en esa comunidad el Ćŗnico uso del alambre es para los muertos, para proteger las tumbas en el monte, para que los animales no pasen a destruirlas. Entonces, ellos se sienten como muertos. Y a la vez pienso: ¿cĆ³mo un alambre, que es un hilo de metal finito termina acechando y traumatizando toda una comunidad humana, en el silencio total? Porque no estĆ” mediatizado, no estĆ” visibilizado”, se alerta y se plantea que quizĆ”s en algĆŗn momento vaya a rodar la segunda parte de proverbio que no estĆ” registrada en este filme, “Para los ricos tierra”, para poder entender cĆ³mo “del otro lado del alambre no se dan cuenta de lo que le estĆ”n haciendo a estas comunidades”.
Una mirada distinta
Desde este lado del hemisferio, histĆ³ricamente se han criticado -tanto en el campo de las ciencias sociales como de otras disciplinas-, la mirada eurocĆ©ntrica de distintos abordajes de nuestras culturas. Consciente de ello, a la hora de retratar la vida de las comunidades, Orcel tratĆ³ de despojarse de preconceptos y minimizar las contradicciones que sufrĆ­a con respecto a un modo particular de ser completamente diferente al suyo.
Su respuesta ante todo eso fue quedarse.
“No querĆ­a ir un mes, filmar imĆ”genes chiclĆ©s y volver a Francia a editar, sino mĆ”s bien quedarme a vivir con ellos”, contĆ³ sobre la decisiĆ³n que le permitiĆ³ introducirse en los pormenores de una cultura que, al igual que todas, tiene sus aspectos “positivos” y “negativos”.
“No me interesaba reproducir esa idea del ‘indio bueno’, sino mostrar todas sus complejidades”, tarea nada fĆ”cil para un forĆ”neo que irrumpe en la cotidianeidad de una comunidad y, encima de todo, pretende retratarlos.
SegĆŗn cuenta Orcel, debiĆ³ atravesar un largo camino hasta que fue aceptado. PasĆ³ seis meses trabajando como peĆ³n en la comunidad mientras nadie le dirigĆ­a la palabra. Y hasta, segĆŗn admite, en un momento pensĆ³ en desistir de su proyecto. Pero fue justamente ese dĆ­a en que llegaba exhausto tras una dura jornada, que fue sorprendido.
“Cuando lleguĆ© a la noche estaba TeĆ³fila, la lonco, con toda la comunidad en el salĆ³n comunitario, que me recibiĆ³ y me dijo en mapuzungun: 'A partir de ahora te llamarĆ”s PeƱi (hermano) y serĆ”s parte de la familia'. Y ahĆ­ cambiĆ³ absolutamente todo. La gente abriĆ³ sonrisas y me ganĆ³ una sensaciĆ³n de adentrarme, de repente. Y ella me iniciĆ³ al mapuzungun y realizĆ³ un canto sagrado. AhĆ­ empecĆ© a ver. Y reciĆ©n despuĆ©s de eso quise filmar, y con ellos. No es un trabajo de afuera, sino que nace con la gente del lugar y de sus ganas de juntarse por una causa”, contĆ³ el realizador que a la distancia evalĆŗa que fue un perĆ­odo “difĆ­cil”, pero que valora porque le ayudĆ³ a cambiar su visiĆ³n.

Mirar cĆ³mo se vive
AdemĆ”s de delinear cuestiones de contenido, su larga estancia en esos parajes tambiĆ©n le permitiĆ³ construir una estĆ©tica particular, ya que “siempre filmĆ³ en las mismas condiciones que vive la gente”.
En cuanto a lo tĆ©cnico, Orcel prescindiĆ³ de cualquier “comodidad” o avance tecnolĆ³gico. Para registrar la veranada prefiriĆ³ transportarse a caballo, al igual que sus protagonistas. AdemĆ”s, y para abandonar el clichĆ© de las imĆ”genes postales que constantemente se reproducen de la Patagonia, tambiĆ©n descartĆ³ el uso de imagenes full HD y  panorĆ”micas. “No querĆ­a que sea un filme de imĆ”genes hermosas de la Patagonia porque no era el propĆ³sito, sino lo contrario: mostrar la dureza de este viaje, que en cierto modo es una belleza, pero que se vuelve bello no por la tecnologĆ­a usada”, explicĆ³, al tiempo que comentĆ³ que el ritmo narrativo tambiĆ©n estĆ” fuertemente marcado por los silencios: “Silencio con el que esta gente comunica”.
Como todo retrato, un filme es sĆ³lo un recorte. Una vez terminado el proyecto, la vida sigue andando, y las historias que hoy vemos en pantalla se ven modificadas: la de sus protagonistas, sobre todo…
En medio del rodaje, la machi de la comunidad, Cecilia, muriĆ³. Y ese intenso momento quedĆ³ registrado en “Para los pobres piedras”. En el instante de asistir a la proyecciĆ³n, la comunidad reviviĆ³ ese hecho y fue sorprendido por la lluvia en medio de sus cantos de rogativa. El filme ya estaba terminado y, sin embargo, el universo le ofrecĆ­a un nuevo final.  (A.N.)
Universalizar

Convencido de que “un filme tiende a universalizar, a magnificar, a volver a una persona un personaje protagonista de una historia”, Mathieu se alegra de poder haber ayudado a las comunidades a dimensionar de manera diferente y a dejar plasmada su lucha. Y sobre todo de haber llegado a distintos festivales internacionales con esta historia. AsĆ­, el filme participĆ³ de la competencia oficial del 7Āŗ Festival Internacional de Cine Documental de MĆ©xico, y estuvo dentro de la selecciĆ³n oficial del 32Āŗ Festival International du Film d’Amiens, France, ademĆ”s de 25Āŗ Festival Cinelatino de Toulouse, Francia y el 11Āŗ Festival Regards d’Ailleurs de Dreux.
Periplo

DespuĆ©s de su proyecciĆ³n en Cinco Saltos,  el filme llegarĆ” el martes y miĆ©rcoles, a las 21.30, al Espacio INCAA de Zapala (avenida San MartĆ­n 281). Mientras que en San MartĆ­n de los Andes se proyectarĆ” en el espacio que funciona dentro del Centro Cultural Cotesma, el martes a las 20.30 y el jueves a las 21. A NeuquĆ©n llegarĆ” reciĆ©n el jueves 30. La proyecciĆ³n serĆ” a las 21 en La Conrado Cultural (Yrigoyen 138).
Proyectos

Methieu Orcel trabaja tanto con seƱales de televisiĆ³n de su paĆ­s como de Argentina. Actualmente estĆ” desarrollando una serie sobre mĆ©dicos itinerantes en todo el mundo que asisten a comunidades muy alejadas de centros de salud. AdemĆ”s, tiene un proyecto para canal Encuentro (donde ya se emitiĆ³ “Salida de emergencia”, una serie documental sobre la identidad y la diversidad sexual alrededor de la Argentina), la realizaciĆ³n de una serie sobre la historia de Susana Trimarco y Marita VerĆ³n, y hasta uno de ficciĆ³n.