El pasado 30 de mayo, la machi Millaray Huichalaf, de la comunidad El Roble-CarimallĆn, cercana a RĆo Bueno, saliĆ³ de la cĆ”rcel de Llancahue, Valdivia, tras cuatro meses de prisiĆ³n.
Junto a ella, los tres Ćŗltimos inculpados por encubrimiento del ataque incendiario que afectĆ³ a la casa del cuidador del fundo PisĆŗ-PisuĆ©, en la zona de Mantilhue. El tribunal local determinĆ³ que mientras continĆŗe la investigaciĆ³n, Huichalaf y los otros mapuches no constituyen peligro para la sociedad y dictaminĆ³ arresto domiciliario, en el caso de la machi, nocturno.(Ampliar en mĆ”s informaciĆ³n)
El caso puede entenderse como la reiteraciĆ³n de la estrategia de represiĆ³n y criminalizaciĆ³n que el Estado ha entablado contra las comunidades mapuches que luchan por la defensa y recuperaciĆ³n de sus territorios. El encarcelamiento, mientras dure la investigaciĆ³n, es un mecanismo para debilitar la defensa de las comunidades, amedrentarlas y desorientarlas. El caso tambiĆ©n es singular dado el relieve pĆŗblico que tenĆa la machi Huichalaf, asĆ como la joven lonko de la comunidad, Juana Cuante. Ambas se habĆan transformado en los rostros de una resistencia que interpelaba al Estado y a las empresas privadas.
Desde 2008, El Roble-CarimallĆn, junto a otras comunidades, nucleadas en el lof en resistencia del rĆo PilmaiquĆ©n, venĆa luchando por la recuperaciĆ³n de un predio, ocupĆ”ndolo pacĆficamente y resistiendo “con sus cuerpos”, como seƱala la machi. Se trata de la defensa de un espacio sagrado: el ngen Kintuante, referencial para las comunidades del lof. SegĆŗn la cosmovisiĆ³n mapuche, el ngen es el espĆritu dueƱo de un territorio. En el lugar existe un cementerio ancestral, un eltun, y ademĆ”s, confluyen fuerzas espirituales desde los cuatro puntos cardinales: es un meli wixan. “Si se llega a alterar el ngen, traerĆ” consecuencias no sĆ³lo para nosotros sino para mucha gente, para todo el Wallmapu, para toda la Tierra. Pero las empresas no lo entienden”, dice la machi Huichalaf.
Este espacio quedarĆ” sumergido por las aguas del rĆo PilmaiquĆ©n, a causa de la construcciĆ³n de las tres represas del complejo hidroelĆ©ctrico que lleva la firma de la empresa chilena PilmaiquĆ©n S.A., asociada con EnergĆa Renovable S.A., filial de Citicorp International. El predio donde radica el ngen Kintuante era “propiedad” del pastor evangĆ©lico Juan Heriberto Ortiz, pese a ser reclamado hace aƱos por la comunidad de la machi Huichalaf. La disputa era reconocida inclusive por la Conadi. Ortiz terminĆ³ vendiendo la tierra a la empresa, tras la detenciĆ³n de la autoridad mapuche.
PERSECUCIĆN DEL ESTADO
La noche del 10 de enero pasado, un grupo de desconocidos llegĆ³ la casa del cuidador del fundo PisĆŗ-PisuĆ©, en la zona de Mantilhue, cercana al lago Puyehue. Tras maniatar a la familia, quemĆ³ la vivienda. Este hecho fue presentado por el gobierno regional de Los RĆos como un ataque terrorista de un grupo mapuche. Se debe recordar que, dĆas antes, un atentado incendiario en la zona de VilcĆŗn (regiĆ³n de La AraucanĆa) terminĆ³ con la vida del matrimonio terrateniente Luchsinger-Mackay.
DĆas despuĆ©s, la policĆa detuvo a los machis Millaray Huichalaf y Tito Caniulef, asĆ como a FĆ©lix Delgado, Alex Bahamondes, CristiĆ”n GarcĆa Queipul, de la comunidad Newey YifkĆ©n, de Pichipelluco, en las cercanĆas de Puerto Montt, y Facundo Jones Huala, este Ćŗltimo procedente del Puelmapu, es decir, de Argentina, de una comunidad vecina a Villa La Angostura.
“Hoy el Estado persigue a la gente que lucha por defender lo propio y tiene un planteamiento en contraposiciĆ³n al capitalismo, como lo hacemos nosotros. Es un pensamiento y una filosofĆa distinta a la que impone el sistema”, seƱala la machi Millaray Huichalaf, al inicio de esta entrevista. “El que yo haya asumido el rol de liderazgo en mi comunidad con ese principio, hace que nuestra polĆtica sea distinta a la del Estado. Yo veo, y mi comunidad ve, que hay una persecuciĆ³n polĆtica. Yo soy una presa polĆtica. Al levantarme mi gente como una figura pĆŗblica, yo sabĆa que en el momento de asumirlo tendrĆa que asumir tambiĆ©n los costos polĆticos”, seƱala.
La machi agrega que Carabineros la seguĆa hace tiempo, tomĆ”ndole fotos en la calle, asĆ como a su familia. “Ellos (la policĆa) necesitaban una excusa. Nosotros no nos hacemos cargo de lo ocurrido en PisĆŗ-PisuĆ©, allĆ existen otras comunidades y hay conflictos igualmente, pero ahĆ existe otra gente que estĆ” a cargo de esas comunidades; yo no puedo pasar a llevar eso. Es por lĆ³gica que no hubo participaciĆ³n nuestra, pero es por‘lĆ³gica mapuche’, pero ellos (la policĆa, el Estado) no lo entienden”.
VER LO QUE OTROS NO VEN
Cuando Millaray Huichalaf era niƱa, comenzĆ³ a sentir manifestaciones que le indicaban que serĆa machi. ComenzĆ³ a entrar en trance. “Me vieron mĆ©dicos winkas con medicina occidental, decĆan que era epilepsia u otras cosas. Mi padre siempre se rehusĆ³ a lo espiritual, pero de a poco fue entendiendo. Tuvo que acudir a lonkos, y machis mĆ”s antiguas para que me acompaƱaran. Anterior a eso, cuando era mĆ”s niƱa, una machi en una ceremonia dijo que yo tendrĆa alguna vez ese cargo. Yo sabĆa que mi bisabuela habĆa sido machi. Finalmente, en Malleco, una machi me hizo entender que en mi comunidad, durante mucho tiempo, no hubo el cargo porque yo debĆa asumirlo. Como era muy viejita y casi no hablaba castellano, me derivĆ³ a otra machi que ella habĆa formado”, recuerda.
Con estas mujeres, Millaray comenzĆ³ su machilugun, proceso para transformarse en machi. MĆ”s allĆ” de las manifestaciones fĆsicas, habitualmente dolorosas, serlo no es sencillo, relata Millaray. “Una se debe alperimontun, el espĆritu que nos levantĆ³, y debe dejar todo lo mundano, lo material, los vicios, lo occidental; yo debiera dejar esta lengua en que le hablo… Es difĆcil porque es necesario para interrelacionarnos entre culturas”, seƱala, sonriendo.
Si una cĆ”rcel es un lugar inhĆ³spito y, muchas veces, antihumano, significa algo peor para una machi. No sĆ³lo por el vĆnculo que debe mantener con los elementos naturales y espirituales de su territorio, sino por el rol mĆ©dico, religioso y orientador que las machis cumplen al interior de sus comunidades. El encarcelamiento de Millaray Huichalaf vulnerĆ³ una vez mĆ”s el Convenio 169 de la OIT, que el gobierno ratificĆ³ en 2008. Si antes lo habĆa hecho con la Ley de Pesca, en cuyo trĆ”mite no consultĆ³ a los pueblos originarios afectados, esta vez volviĆ³ a infringir dicha legislaciĆ³n, en su artĆculo 10, que indica: “Cuando se impongan sanciones penales previstas por la legislaciĆ³n general a miembros de dichos pueblos deberĆ”n tener en cuenta sus caracterĆsticas econĆ³micas, sociales y culturales”. La situaciĆ³n fue denunciada en abril pasado, durante la visita a Santiago de James Anaya, relator de la ONU sobre asuntos indĆgenas.
“A mi comunidad no le sorprende esto, porque los machi tenemos la capacidad de orientar y ver lo que el resto de la gente no ve… En nosotros bajan los espĆritus de los antepasados, guerreros que vienen a orientar la lucha; si nos encarcelan a nosotros, la gente pierde aquel contacto. Me cuesta decirlo en castellano… pero eso es lo que ellos (el Estado) quiere encarcelar, porque mantenemos viva la esencia de la lucha mapuche. Estoy segura que esto no se maneja a nivel de la policĆa comĆŗn, sino por la inteligencia policial. Estoy libre ahora, pero despuĆ©s volverĆ”n a encerrarme”.
La lucha por el “ngen” Kintuante, ¿se conecta con la demanda por autodeterminaciĆ³n que ha surgido desde algunos sectores mapuche?
“En todas partes donde hay focos de resistencia se levanta la reivindicaciĆ³n nacional mapuche. Existe un proyecto polĆtico, a nivel de Wallmapu, que es la idea de la liberaciĆ³n como pueblo. QuizĆ”s eso es lo que anhelamos todos los mapuche aunque tengamos diversas demandas locales”.
Me seƱalaba que la lucha mapuche es anticapitalista. ¿Puede profundizar en ese punto?
“Es un poco gracioso, pero es verdad (sonrĆe). Si se es un mapuche correcto, debe ser anticapitalista. Los principios nuestros son en base al admapu, de respeto y convivencia entre nosotros, la tierra, los animales… Si se rompe ese equilibrio, ahĆ comienza la enfermedad. El capitalismo es la enfermedad que tenemos hoy en la Tierra. Ellos llegan a enfermarnos a los machi, primero, y luego a toda la comunidad. El rakiduam, es decir, el pensamiento antiguo que nosotros cargamos, es un pensamiento puro, que no ataca a nadie pero sĆ se defiende. Ser lo que somos es un peligro, ser mapuche es un peligro. No queremos que las centrales hidroelĆ©ctricas sean nuestras. Queremos que nadie nos corte el rĆo”.
Felipe Montalva- Fuente: WEICHAN PILMAIKEN