
Junto a ella, los tres últimos inculpados por encubrimiento del ataque incendiario que afectó a la casa del cuidador del fundo Pisú-Pisué, en la zona de Mantilhue. El tribunal local determinó que mientras continúe la investigación, Huichalaf y los otros mapuches no constituyen peligro para la sociedad y dictaminó arresto domiciliario, en el caso de la machi, nocturno.(Ampliar en mÔs información)
El caso puede entenderse como la reiteración de la estrategia de represión y criminalización que el Estado ha entablado contra las comunidades mapuches que luchan por la defensa y recuperación de sus territorios. El encarcelamiento, mientras dure la investigación, es un mecanismo para debilitar la defensa de las comunidades, amedrentarlas y desorientarlas. El caso tambiĆ©n es singular dado el relieve pĆŗblico que tenĆa la machi Huichalaf, asĆ como la joven lonko de la comunidad, Juana Cuante. Ambas se habĆan transformado en los rostros de una resistencia que interpelaba al Estado y a las empresas privadas.
Desde 2008, El Roble-CarimallĆn, junto a otras comunidades, nucleadas en el lof en resistencia del rĆo PilmaiquĆ©n, venĆa luchando por la recuperación de un predio, ocupĆ”ndolo pacĆficamente y resistiendo “con sus cuerpos”, como seƱala la machi. Se trata de la defensa de un espacio sagrado: el ngen Kintuante, referencial para las comunidades del lof. SegĆŗn la cosmovisión mapuche, el ngen es el espĆritu dueƱo de un territorio. En el lugar existe un cementerio ancestral, un eltun, y ademĆ”s, confluyen fuerzas espirituales desde los cuatro puntos cardinales: es un meli wixan. “Si se llega a alterar el ngen, traerĆ” consecuencias no sólo para nosotros sino para mucha gente, para todo el Wallmapu, para toda la Tierra. Pero las empresas no lo entienden”, dice la machi Huichalaf.
Este espacio quedarĆ” sumergido por las aguas del rĆo PilmaiquĆ©n, a causa de la construcción de las tres represas del complejo hidroelĆ©ctrico que lleva la firma de la empresa chilena PilmaiquĆ©n S.A., asociada con EnergĆa Renovable S.A., filial de Citicorp International. El predio donde radica el ngen Kintuante era “propiedad” del pastor evangĆ©lico Juan Heriberto Ortiz, pese a ser reclamado hace aƱos por la comunidad de la machi Huichalaf. La disputa era reconocida inclusive por la Conadi. Ortiz terminó vendiendo la tierra a la empresa, tras la detención de la autoridad mapuche.
PERSECUCIĆN DEL ESTADO
La noche del 10 de enero pasado, un grupo de desconocidos llegó la casa del cuidador del fundo PisĆŗ-PisuĆ©, en la zona de Mantilhue, cercana al lago Puyehue. Tras maniatar a la familia, quemó la vivienda. Este hecho fue presentado por el gobierno regional de Los RĆos como un ataque terrorista de un grupo mapuche. Se debe recordar que, dĆas antes, un atentado incendiario en la zona de VilcĆŗn (región de La AraucanĆa) terminó con la vida del matrimonio terrateniente Luchsinger-Mackay.
DĆas despuĆ©s, la policĆa detuvo a los machis Millaray Huichalaf y Tito Caniulef, asĆ como a FĆ©lix Delgado, Alex Bahamondes, CristiĆ”n GarcĆa Queipul, de la comunidad Newey YifkĆ©n, de Pichipelluco, en las cercanĆas de Puerto Montt, y Facundo Jones Huala, este Ćŗltimo procedente del Puelmapu, es decir, de Argentina, de una comunidad vecina a Villa La Angostura.
“Hoy el Estado persigue a la gente que lucha por defender lo propio y tiene un planteamiento en contraposición al capitalismo, como lo hacemos nosotros. Es un pensamiento y una filosofĆa distinta a la que impone el sistema”, seƱala la machi Millaray Huichalaf, al inicio de esta entrevista. “El que yo haya asumido el rol de liderazgo en mi comunidad con ese principio, hace que nuestra polĆtica sea distinta a la del Estado. Yo veo, y mi comunidad ve, que hay una persecución polĆtica. Yo soy una presa polĆtica. Al levantarme mi gente como una figura pĆŗblica, yo sabĆa que en el momento de asumirlo tendrĆa que asumir tambiĆ©n los costos polĆticos”, seƱala.
La machi agrega que Carabineros la seguĆa hace tiempo, tomĆ”ndole fotos en la calle, asĆ como a su familia. “Ellos (la policĆa) necesitaban una excusa. Nosotros no nos hacemos cargo de lo ocurrido en PisĆŗ-PisuĆ©, allĆ existen otras comunidades y hay conflictos igualmente, pero ahĆ existe otra gente que estĆ” a cargo de esas comunidades; yo no puedo pasar a llevar eso. Es por lógica que no hubo participación nuestra, pero es por‘lógica mapuche’, pero ellos (la policĆa, el Estado) no lo entienden”.
VER LO QUE OTROS NO VEN
Cuando Millaray Huichalaf era niƱa, comenzó a sentir manifestaciones que le indicaban que serĆa machi. Comenzó a entrar en trance. “Me vieron mĆ©dicos winkas con medicina occidental, decĆan que era epilepsia u otras cosas. Mi padre siempre se rehusó a lo espiritual, pero de a poco fue entendiendo. Tuvo que acudir a lonkos, y machis mĆ”s antiguas para que me acompaƱaran. Anterior a eso, cuando era mĆ”s niƱa, una machi en una ceremonia dijo que yo tendrĆa alguna vez ese cargo. Yo sabĆa que mi bisabuela habĆa sido machi. Finalmente, en Malleco, una machi me hizo entender que en mi comunidad, durante mucho tiempo, no hubo el cargo porque yo debĆa asumirlo. Como era muy viejita y casi no hablaba castellano, me derivó a otra machi que ella habĆa formado”, recuerda.
Con estas mujeres, Millaray comenzó su machilugun, proceso para transformarse en machi. MĆ”s allĆ” de las manifestaciones fĆsicas, habitualmente dolorosas, serlo no es sencillo, relata Millaray. “Una se debe alperimontun, el espĆritu que nos levantó, y debe dejar todo lo mundano, lo material, los vicios, lo occidental; yo debiera dejar esta lengua en que le hablo… Es difĆcil porque es necesario para interrelacionarnos entre culturas”, seƱala, sonriendo.
Si una cĆ”rcel es un lugar inhóspito y, muchas veces, antihumano, significa algo peor para una machi. No sólo por el vĆnculo que debe mantener con los elementos naturales y espirituales de su territorio, sino por el rol mĆ©dico, religioso y orientador que las machis cumplen al interior de sus comunidades. El encarcelamiento de Millaray Huichalaf vulneró una vez mĆ”s el Convenio 169 de la OIT, que el gobierno ratificó en 2008. Si antes lo habĆa hecho con la Ley de Pesca, en cuyo trĆ”mite no consultó a los pueblos originarios afectados, esta vez volvió a infringir dicha legislación, en su artĆculo 10, que indica: “Cuando se impongan sanciones penales previstas por la legislación general a miembros de dichos pueblos deberĆ”n tener en cuenta sus caracterĆsticas económicas, sociales y culturales”. La situación fue denunciada en abril pasado, durante la visita a Santiago de James Anaya, relator de la ONU sobre asuntos indĆgenas.
“A mi comunidad no le sorprende esto, porque los machi tenemos la capacidad de orientar y ver lo que el resto de la gente no ve… En nosotros bajan los espĆritus de los antepasados, guerreros que vienen a orientar la lucha; si nos encarcelan a nosotros, la gente pierde aquel contacto. Me cuesta decirlo en castellano… pero eso es lo que ellos (el Estado) quiere encarcelar, porque mantenemos viva la esencia de la lucha mapuche. Estoy segura que esto no se maneja a nivel de la policĆa comĆŗn, sino por la inteligencia policial. Estoy libre ahora, pero despuĆ©s volverĆ”n a encerrarme”.
La lucha por el “ngen” Kintuante, ¿se conecta con la demanda por autodeterminación que ha surgido desde algunos sectores mapuche?
“En todas partes donde hay focos de resistencia se levanta la reivindicación nacional mapuche. Existe un proyecto polĆtico, a nivel de Wallmapu, que es la idea de la liberación como pueblo. QuizĆ”s eso es lo que anhelamos todos los mapuche aunque tengamos diversas demandas locales”.
Me seƱalaba que la lucha mapuche es anticapitalista. ¿Puede profundizar en ese punto?
“Es un poco gracioso, pero es verdad (sonrĆe). Si se es un mapuche correcto, debe ser anticapitalista. Los principios nuestros son en base al admapu, de respeto y convivencia entre nosotros, la tierra, los animales… Si se rompe ese equilibrio, ahĆ comienza la enfermedad. El capitalismo es la enfermedad que tenemos hoy en la Tierra. Ellos llegan a enfermarnos a los machi, primero, y luego a toda la comunidad. El rakiduam, es decir, el pensamiento antiguo que nosotros cargamos, es un pensamiento puro, que no ataca a nadie pero sĆ se defiende. Ser lo que somos es un peligro, ser mapuche es un peligro. No queremos que las centrales hidroelĆ©ctricas sean nuestras. Queremos que nadie nos corte el rĆo”.
Felipe Montalva- Fuente: WEICHAN PILMAIKEN