Viernes 25 de mayo
Durante la maƱana del 25 de mayo, una gran multitud comenzĆ³ a reunirse en la Plaza Mayor, actual Plaza de Mayo, liderados por los milicianos de Domingo French y Antonio Beruti. Se reclamaba la anulaciĆ³n de la resoluciĆ³n del dĆa anterior, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formaciĆ³n de otra Junta de gobierno. El historiador BartolomĆ© Mitre afirmĆ³ que French y Beruti repartĆan escarapelas celestes y blancas entre los concurrentes; historiadores posteriores ponen en duda dicha afirmaciĆ³n, pero sĆ consideran factible que se hayan repartido distintivos entre los revolucionarios. Ante las demoras en emitirse una resoluciĆ³n, la gente comenzĆ³ a agitarse, reclamando:
"¡El pueblo quiere saber de quĆ© se trata!"
La multitud invadiĆ³ la sala capitular, reclamando la renuncia del virrey y la anulaciĆ³n de la resoluciĆ³n tomada el dĆa anterior.
El Cabildo se reuniĆ³ a las nueve de la maƱana y reclamĆ³ que la agitaciĆ³n popular fuese reprimida por la fuerza. Con este fin se convocĆ³ a los principales comandantes, pero Ć©stos no obedecieron las Ć³rdenes impartidas. Los que sĆ lo hicieron afirmaron que no solo no podrĆan sostener al gobierno, sino tampoco a sus tropas, y que en caso de intentar reprimir las manifestaciones serĆan desobedecidos por estas.
Cisneros seguĆa resistiĆ©ndose a renunciar, y tras mucho esfuerzo los capitulares lograron que ratificase y formalizase los tĆ©rminos de su renuncia, abandonando pretensiones de mantenerse en el gobierno. Esto, sin embargo, resultĆ³ insuficiente, y representantes de la multitud reunida en la plaza reclamaron que el pueblo reasumiera la autoridad delegada en el Cabildo Abierto del dĆa 22, exigiendo la formaciĆ³n de una Junta. AdemĆ”s, se disponĆa el envĆo de una expediciĆ³n de quinientos hombres para auxiliar a las provincias interiores.
Pronto llegĆ³ a la sala capitular la renuncia de Cisneros, "prestĆ”ndose Ć” ello con la mayor generosidad y franqueza, resignado Ć” mostrar el punto Ć” que llega su consideraciĆ³n por la tranquilidad pĆŗblica y precauciĆ³n de mayores desĆ³rdenes".31 La composiciĆ³n de la Primera Junta surge de un escrito presentado por French y Beruti y respaldado por un gran nĆŗmero de firmas. Sin embargo, no hay una posiciĆ³n unĆ”nime entre los historiadores sobre la autorĆa de dicho escrito. Algunos como Vicente Fidel LĆ³pez sostienen que fue exclusivamente producto de la iniciativa popular. Para otros, como el historiador Miguel Ćngel Scenna, lo mĆ”s probable es que la lista haya sido el resultado de una negociaciĆ³n entre tres partidos, que habrĆan ubicado a tres candidatos cada uno: los carlotistas, los juntistas o alzaguistas, y el "partido miliciano". Belgrano, Castelli y Paso eran carlotistas. Los partidarios de Ćlzaga eran Moreno, Matheu y Larrea. No hay duda de que Saavedra y AzcuĆ©naga representaban al poder de las milicias formadas durante las invasiones inglesas; en el caso de Alberti, esta pertenencia es mĆ”s problemĆ”tica.32
Los capitulares salieron al balcĆ³n para presentar directamente a la ratificaciĆ³n del pueblo la peticiĆ³n formulada. Pero, dado lo avanzada de la hora y el estado del tiempo, la cantidad de gente en la plaza habĆa disminuido, cosa que JuliĆ”n de Leyva adujo para ridiculizar la pretensiĆ³n de la diputaciĆ³n de hablar en nombre del pueblo. Esto colmĆ³ la paciencia de los pocos que se hallaban en la plaza bajo la llovizna. A partir de ese momento (dice el acta del Cabildo),
...se oyen entre aquellos las voces de que si hasta entonces se habĆa procedido con prudencia porque la ciudad no experimentase desastres, serĆa ya preciso echar mano a los medios de violencia; que las gentes, por ser hora inoportuna, se habĆan retirado a sus casas; que se tocase la campana de Cabildo, y que el pueblo se congregase en aquel lugar para satisfacciĆ³n del Ayuntamiento; y que si por falta del badajo no se hacĆa uso de la campana, mandarĆan ellos tocar generala, y que se abriesen los cuarteles, en cuyo caso sufrirĆa la ciudad lo que hasta entonces se habĆa procurado evitar.31
El badajo de la campana del cabildo habĆa sido mandado retirar por el virrey Santiago de Liniers tras la asonada de Ćlzaga de 1809. Ante la perspectiva de violencias mayores, el petitorio fue leĆdo en voz alta y ratificado por los asistentes. El reglamento que regirĆa a la Junta fue, a grandes rasgos, el mismo que se habĆa propuesto para la Junta del 24, aƱadiendo que el Cabildo controlarĆa la actividad de los vocales y que la Junta nombrarĆa reemplazantes en caso de producirse vacantes. La Primera Junta estaba compuesta de la siguiente manera: