OPINIÓN Petróleo y las estrategias geopolíticas - Piedra OnLine

Información del Mundo

sábado, 14 de junio de 2014

OPINIÓN Petróleo y las estrategias geopolíticas

En 1960 cuatro países del golfo Pérsico y Venezuela crearon la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en respuesta a la reducción de las retribuciones abonadas a cambio de su oro negro, decidida unilateralmente por las "Siete Hermanas", como se acostumbraba a llamar a las grandes compañías transnacionales que controlaban el sector (Esso, Texaco, Royal Dutch Shell, Mobil Oil Company, Gulf, British Petroleum y Standard Oil de California).
Hacia la década de 1970 el organismo fue creciendo en cantidad de miembros y en capacidad de presión, mientras el petróleo se consolidaba como principal fuente de energía del mundo industrializado, con Estados Unidos como gran importador.
Los países proveedores definieron la estrategia de ejercer efectiva participación en la explotación del recurso, por lo que emprendieron un proceso de elevación de las remuneraciones que derivó en la paulatina nacionalización de las concesiones.


En octubre de 1973 las naciones árabes dispusieron el embargo sobre el suministro de petróleo a quienes apoyaron a Israel en la guerra de Yom Kippur y los precios treparon hasta casi cuadruplicarse en menos de un año.
En 1974, en el marco de la crisis del capitalismo caracterizada por la estanflación, que consiste en la combinación de inflación y recesión, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) creó la Agencia Internacional de Energía (AIE), a fin de nuclear a los países importadores e intentar balancear el poder de los exportadores. Sus objetivos se orientaron a fomentar el ahorro de energía en general, a la sustitución de hidrocarburos líquidos por otras fuentes y, en particular, al reemplazo de petróleo proveniente del ámbito de la OPEP por petróleo procedente de otros sitios. De esta manera transcurrió un período de relativa estabilidad, configurado por la puesta en producción de nuevas áreas en la ex Unión Soviética, México, Noruega, Gran Bretaña y otras, hasta que, hacia el final de la década, el derrocamiento del sha de Persia y el enfrentamiento entre Irán e Irak provocaron tensiones y una nueva escalada de la cotización del barril.
LOS PRECIOS
Luego de alcanzar un máximo en 1981, el mercado se aquietó y, excepto durante la guerra del Golfo cuando el barril llegó a los 40 dólares, los años 80 y 90 fueron de muy bajos valores, hasta caer a niveles cercanos a los 10 dólares por barril en 1998.
El repunte comenzó al año siguiente y respondió a una conjunción de variables que incluyeron recortes en la oferta por parte de la OPEP, aumento de la demanda con la irrupción de los gigantes China e India, así como el efecto ocasionado por el componente especulativo. Desde entonces el precio internacional del crudo se ha mantenido elevado (hoy ronda los 100 dólares) y los organismos especializados coinciden en que este panorama se mantendrá en los próximos años, lo que asegura la posibilidad de captación de altos niveles de renta. Asimismo hay coincidencia en la continuidad de la condición de los hidrocarburos como principales generadores de energía, a pesar de los desarrollos relativos a fuentes alternativas.
Los permanentes conflictos vinculados a la disputa por el oro negro confirman que se trata de un atractivo negocio con claras implicancias geopolíticas.
NEUQUÉN Y VACA MUERTA
La Cuenca Neuquina ha adquirido notoriedad internacional a partir de la difusión de informes relativos a la dotación de hidrocarburos no convencionales técnicamente recuperables en las formaciones geológicas de Vaca Muerta y Los Molles.
También, por la posible analogía con la experiencia de Estados Unidos con el shale, que le ha permitido proyectar el autoabastecimiento.
En este contexto, la articulación de normativas y políticas entre Nación y las provincias constituye una prioridad para proteger la soberanía de nuestros recursos, limitar los impactos socio-ambientales y procurar la apropiación y justa distribución de la renta.
Adriana Giuliani (*)
(*) Economista de la UNC