Carlos Torrengo
Entrevista: Fernando Lizarraga, historiador y ensayista
-¿Cómo germinó investigar el discurso del MPN en materia social?
-Por gravitación de lo que es como estructura de poder a lo largo de medio siglo. Guste o no, en tĆ©rminos de polĆtica NeuquĆ©n es sinónimo de MPN... o sapagismo. Uno puede opinar de mil maneras sobre el MPN y lo que yo llamo su imperturbable Ć©xito en las urnas. Se puede hablar de sus estilos, sus cinismos, su clientelismo... de que ha construido y reproducido poder conciliando con plasticidad sus relaciones con todo el poder nacional y que durante procesos de facto el MPN fue una cantera de funcionarios para esos regĆmenes. TambiĆ©n se puede reflexionar sobre si la ausencia de alternancia en el poder daƱa el sistema polĆtico neuquino. Se puede teorizar si es neoperonismo y si hoy, de la mano de Jorge Sapag, ha devenido en neosapagismo. Y, por supuesto, se lo puede mirar desde los inmensos problemas que tiene la provincia. Pero como, y asĆ lo digo en mi trabajo, difĆcilmente pueda perpetuarse por tantos aƱos un poder que sea percibido como injusto, hay razones para explorar su discurso a travĆ©s del tiempo.
-El ensayo muestra una cara quizĆ” muy esfumada del MPN: manejo de ideas en un plano no ajeno a tramados teóricos cuando la cara que expresa a lo largo de los aƱos es mĆ”s la de prĆ”ctica y prĆ”ctica de poder. ¿El MPN nace con usinas de ideas que sustenten su vocación de poder, mĆ”s allĆ” de lograrlo y mantenerlo?
-SĆ, hay vocación en el inicio mismo de darle contenido, identidad en el campo de las ideas. No me parece que podamos hablar de grupos de intelectuales o de una cultura exquisita de pensamiento. Pero, con independencia de la tarea de gobierno respecto de esos derroteros -porque, en todo caso, el ejercicio del poder siempre tuvo un acentuado personalismo-, la Carta OrgĆ”nica con que partió el MPN a su aventura de construir poder como distintas plataformas electorales muestra interĆ©s por respaldarse en cuerpos teóricos, darse un sentido.
-Por su raigambre peronista al menos en sus tiempos fundacionales, la idea de justicia social, ¿quĆ© espacio tuvo en aquellos momentos?
-Fue su centralidad. Maneja su pensamiento asociado a lo epocal: el Estado benefactor surgido, que tambiĆ©n se conoce como constitucionalismo social. En ese marco, los redactores de la Carta OrgĆ”nica le imprimieron ideas interesantes, algunas de las cuales -como demuestro en el libro- se fueron diluyendo. Hablaban con mucho Ć©nfasis del vĆnculo existente entre el concepto de justicia social y el papel del Estado en ese campo. Esto lentamente se fue esfumando para dar paso en el altar a otra noción: la eficiencia de mercado, especialmente a partir de los 90. Este recorrido es muy ligero, pero vĆ”lido.
-La idea de justicia social generalmente ha abrevado en el utilitarismo, al menos en la posguerra….
-Una sociedad es justa cuando el mayor número de esa sociedad es feliz. Desde ahà avanzó el MPN. Eran ideas abonadas -hablo en el plano del pensamiento a escala mundial- por Bentham y Mills, entre otros.
-Pero una idea deficitaria en cuanto a definiciones de contenidos, de conceptos...
-Bueno, uno de esos déficits es qué se entiende por felicidad. Es un problema teórico que -para el caso- tiene el documento fundacional del MPN.
-¿No sabĆan de quĆ© estaban hablando?
-Uno puede inferir que hablaban de bienestar. Porque hablamos de la Ć©poca del welfarismo, claro. PodrĆamos hablar de la satisfacción de deseos racionales.
-Pero, en tĆ©rminos de propuesta de hacer feliz a una sociedad, ¿no media el tema distribución? En otros tĆ©rminos, para que alguien muy necesitado sea feliz se necesita poco; para una persona rica, mĆ”s.
-En su etapa fundacional, el MPN no hace distinción de las implicancias de lo que propone: felicidad para todos. Todos podĆan firmar: "Seamos felices". Pero cuando se trata de determinar con quĆ© recursos ser felices, en polĆtica, la cuestión se complica. Es el tiempo en que el MPN coloca el Estado "como la mĆ”s alta actividad" para lograr la justicia social.
-¿En nada aparece el mercado, lo que define el mercado en esta materia?
-En nada. ReciĆ©n con Sobisch emerge la figura de Estado incentivador, Estado promotor, y en un momento Estado mĆnimo. El Estado no tiene que ocuparse de ninguna cuestión económica -que hace a lo social- porque se supone que la regulación del mercado otorga soluciones. Es a partir de ahĆ que nace en el MPN toda una corriente que equipara la noción de mercado con la de justicia social. Muda desde el poder, sin cambiar una letra de la Carta OrgĆ”nica del MPN, la visión sobre la justicia social. Y muda ahora, con Jorge Sapag en el poder.
-La imagen que destila su ensayo en relación con Jorge Sapag y los tĆ©rminos en que ejerce el poder y piensa el MPN siembra la idea de que no tiene la rusticidad en estilos y miradas de otros hombres que fueron mĆ”ximo poder en este oso llamado MPN. ¿Existe esa diferencia?
-Gobierna con mayor sofisticación... sĆ, sĆ, menor rusticidad. Es a la historia del MPN buenos modales. Y en lo que al tema de mi investigación se refiere, Ć©l incorpora miradas interesantes. En los documentos del MPN en que Ć©l interviene, en sus discursos, se recupera la noción de equidad. Figuraba en los documentos fundacionales del partido, pero en los 90 habĆa quedado algo marginada. Y lo hace con algunas precisiones teóricas interesantes. Habla de la distribución justa si es equitativa, como tambiĆ©n le imprime fuerza al diagnóstico de "necesidades insatisfechas". No es un idioma nuevo en el MPN, pero Ć©l lo coloca en primer rango en su horizonte discursivo.
-Pero quien sigue sus discursos, declaraciones, detecta que pone mucho Ć©nfasis en el principio de subsidiaridad del Estado. Machaca, en todo caso…
-Sucede que es un principio nuevo en el ideario del MPN...
-¿Machaca compelido por reales o potenciales tendencias que percibe como negativas para el ejercicio del poder?
-Por necesidad de definir roles de cara a un NeuquƩn que, que...
-¿Que quĆ©?
-¡Es protagonista! Vamos a dejar algo claro, si es que estamos a tiempo. Yo no analizo Ć©xitos o derrotas del MPN como poder. Trabajo su discurso en un tema puntual. No mĆ”s. Lo que hace Jorge Sapag es encuadrar el rol del Estado vĆa un principio que sĆ es novedoso en el ideario del MPN: la subsidiaridad. El Estado como subsidiario de lo que quiera hacer la actividad privada, la sociedad civil. El Estado como garantĆa en tĆ©rminos de apoyo, de promoción para lo que germine en esos planos.
-En su ensayo usted seƱala que la idea de subsidiaridad no marcha a contramano de la idea de Estado "mĆnimo" con que se manejó Sobisch, se complementan. Pero ¿"mĆnimo" no es un tĆ©rmino excluyente en tĆ©rminos de rol del Estado en comparación con subsidiaridad?
-MĆnimo es -y asĆ lo escribĆ -maquillaje para poner distancia de... aquĆ sĆ podemos volver a la rusticidad con que se manejaba Sobisch en cuanto a ideas. Jorge Sapag tiene mĆ”s... no sĆ©... urbanidad. No habla bajo tensión, bajo exigencia permanente de expresar mando, poder. Tiene otros modales en relación con Sobisch. Pero no hay fractura entre "mĆnimo" y "subsidiario". Hay continuidad. A NeuquĆ©n no se lo puede reflexionar sin el Estado ahĆ, al alcance de la mano. Lo de Sobisch era, en todo caso, mĆ”s crudo; lo de Jorge Sapag, mĆ”s suavizante.
-Partiendo de que en historia las comparaciones se anulan a sĆ mismas, forcemos una comparación. En la intensa historia del MPN como poder en el gobierno, ¿Jorge Sapag en el gobierno serĆa lo de Alvear como presidente entre los agitados perĆodos de Yrigoyen, tiempo sereno, mando sereno?
-¡No, no! NeuquĆ©n tiene muchos problemas, fundamentalmente en el campo social. No me parece que aliente descanso a ningĆŗn gobernador. ¡No, no! Lo que sĆ tiene a su favor Jorge Sapag, y esto estĆ” en mi trabajo, es gobernar en una instancia interesante de la vida interna del MPN. Hay convivencia entre las lĆneas internas. No es poco.
-Pero el minuƩ sigue siendo el mismo.
-O mƔs o menos...
Ayer nomƔs
El ensayo de Fernando Lizarraga se inscribe en la profundización de una cultura de la investigación histórica: hacerse cargo de explorar lo que aún palpita con intensidad. No los "ayeres" remotos, sino "ayeres" que hacen a generaciones vigentes.
Desde hace ya dos dĆ©cadas, en RĆo Negro y NeuquĆ©n despliegan su labor investigativa grupos de acadĆ©micos universitarios forjados en esta lĆnea. EspĆritus inquietos mĆ”s allĆ” de lo opinables que puedan resultar sus trabajos. Inquietud que descubre vetas inexploradas para interpretar mucho de nuestros "ayeres" regionales. Ćse es el caso del ensayo de Fernando Lizarraga, que ocupa esta pĆ”gina. Hasta hoy, el mastodónico MPN no habĆa sido reflexionado desde la idea de su pensamiento sobre la justicia social. Y la dialĆ©ctica de este pensamiento en la historia de la fuerza. QuizĆ” no haya existido falta de interĆ©s por escrudriƱar el tema. Pero si esta investigación es novedosa, quizĆ” no lo sea por Ć©l tema en sĆ sino por el enfoque con que se encara. Y sabemos que el enfoque suele dar forma al tema. Lizarraga seƱala:
-Cuando el MPN organiza ideas para su Carta OrgĆ”nica liminar, no abundaban las teorĆas sobre justicia social que hoy tenemos a disposición. MĆ”s, en esos comienzos de los 60, la teorĆa polĆtica y la filosofĆa polĆtica habĆan sido declaradas muertas, saberes irrelevantes, por parte de los defensores de la ciencia polĆtica "dura", dominada por algunas ramas y mĆ©todos de la ciencia económica. Pero en unos aƱos, con los aportes teóricos que, entre otros, hizo John Rawls, asistimos a una renovación del debate sobre una pregunta tan simple como fundamental y fundacional, si se quiere: ¿quĆ© es una sociedad justa? ¿CuĆ”les son los criterios o principios sobre los cuales puede erigirse una sociedad justa?
(Fernando Lizarraga es egresado en Historia por la Universidad Nacional del Litoral, magĆster en FilosofĆa PolĆtica por la Universidad de York -Gran BretaƱa- y doctor en Ciencias PolĆticas por la UBA; investigador del Conicet y en el Cehepyc y profesor de TeorĆa PolĆtica en la carrera de Derecho de la UNC)
Carlos Torrengo
carlostorrengo@hotmail.com
lunes, 18 de agosto de 2014
Fernando Lizarraga: "Jorge Sapag es al MPN buenos modales"
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# Fuente: Rio Negro On Line

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