Una presidenta muy izquierdista - Piedra OnLine

Información del Mundo

lunes, 18 de agosto de 2014

Una presidenta muy izquierdista

La presidenta Cristina FernĆ”ndez de Kirchner y su adversaria mĆ”s vehemente, la diputada Elisa Carrió, tienen por lo menos una cosa en comĆŗn: no les gusta para nada que alguien trate de "correrles por izquierda". Si bien tanto aquĆ­ como en el resto del mundo la izquierda, tanto democrĆ”tica como totalitaria, se ha convertido en una corriente decididamente minoritaria, repudiada por el grueso del electorado, debido al fracaso de casi todos los gobiernos de dicho signo, en nuestro paĆ­s las palabras usadas para calificar a los adherentes de otros movimientos, como "derechista", "conservador" y "liberal", siguen empleĆ”ndose como insultos, lo que plantea ciertas dificultades a los interesados en ubicar a los distintos polĆ­ticos en el mapa ideológico. AsĆ­ y todo, mientras que la chaqueƱa es reacia a entrar en detalles cuando da a entender que es tan "izquierdista" como el que mĆ”s, o sea, es de suponer, tan solidaria con los pobres, la santacruceƱa adoptiva acaba de sorprendernos al declarar que lo Ćŗnico que hay a su izquierda es "la pared". De tomarse al pie de la letra tal afirmación, Cristina –una seƱora que, como tantos peronistas, fue en su momento una menemista fervorosa antes de descubrir lo malo que es el "neoliberalismo" atribuido al caudillo riojano– comparte los puntos de vista, y el código Ć©tico, de Joseph Stalin, Pol Pot y otros Ć­conos de la izquierda extrema, pero por fortuna no existen motivos para suponer que a la presidenta le encantarĆ­a someter al paĆ­s a una sanguinaria dictadura colectivista.

Sea como fuere, el que las palabras empleadas para definir las actitudes y propuestas de los distintos políticos se hayan desactualizado hasta tal punto que carecen de sentido, debería motivar cierta preocupación. Aunque no cabe duda de que mucho ha cambiado en las décadas últimas, los analistas siguen utilizando términos que hace casi un siglo comenzaban a ser anacrónicos. Por razones propagandísticas, los comunistas lograron convencer no sólo a sus propios militantes sino también a casi todos los demÔs de que, no obstante las apariencias, su credo era radicalmente diferente de aquellos de los fascistas del exsocialista italiano Benito Mussolini y del socialista nacional alemÔn Adolf Hitler. Asimismo, la mayor parte del peronismo, que nació como un movimiento militarista estrechamente relacionado con el fascismo italiano y el franquismo español, consiguió trasladarse hacia un lugar en el lado izquierdo del brumoso territorio ideológico. Lo acompañaron en el viaje virtual el radicalismo y una plétora de agrupaciones menores. De quererlo, podría hacer lo mismo el PRO de Mauricio Macri, pero parecería que los estrategas de la agrupación del dirigente porteño han llegado a la conclusión de que les sería mejor subrayar su supuesta distancia del grueso de la clase política nacional que, sin excepciones, se ufana de su hipotético progresismo.

Regímenes supuestamente izquierdistas, como los de Venezuela, Cuba y Corea del Norte, son en verdad ultraconservadores, ya que luchan denodadamente contra el cambio en nombre de ciertos planteos decimonónicos. Por su parte, los gobiernos de "centroizquierda" que esporÔdicamente se forman en Europa no tardan en verse "corridos por izquierda" por contestatarios que los acusan de practicar "neoliberalismo". Si bien en la Argentina muchos, sobre todo los kirchneristas, hablan del mismo modo, a esta altura pocos, salvo algunos intelectuales, toman demasiado en serio las manifestaciones de nostalgia por épocas en que las viejas ideologías aún parecían disfrutar de salud. Lo comprenden los precandidatos presidenciales que, según las encuestas de opinión, en la actualidad encabezan la incipiente carrera electoral. No suelen aludir a sus eventuales preferencias ideológicas, ya que les parece mÔs útil insistir en que su prioridad consiste en "solucionar los problemas de la gente", o sea, ser pragmÔticos. No extraña, pues, que hayan resultado vanos los esfuerzos por encontrar diferencias ideológicas entre Macri, Daniel Scioli, Sergio Massa y Julio Cobos que, conforme a las encuestas, en su conjunto acumulan el 80% de las intenciones de voto. En todos los casos, pesarÔ mÔs la imagen personal y aquella de la agrupación a la que pertenece, que su eventual compromiso con un ideario determinado, por prestigioso que fuera.