Con la mirada en Marte, los chinos se adaptan a Quintuco - Piedra OnLine

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sƔbado, 20 de septiembre de 2014

Con la mirada en Marte, los chinos se adaptan a Quintuco

Fernando Castro
fcastro@lmneuquen.com.ar

NEUQUƉN
El viento juega con los matorrales inquietantes de la estepa de Quintuco. Un par de pĆ”jaros esporĆ”dicos cruzan como una rareza que dice que en este confĆ­n inhĆ³spito de la Tierra tambiĆ©n hay vida. Guo Xin, “el seƱor Xin” como lo presenta su intĆ©rprete, dice que hizo como 18.000 kilĆ³metros para estar acĆ”, algo que, por el mismo precio, incluye posar para la foto debajo de dos banderas: la de su paĆ­s, que flamea convenientemente con la argentina en el trĆ”iler de la Agencia China de Lanzamiento y Control de SatĆ©lites (CLTC).
Xin estĆ” a cargo de una obra que, un tanto poĆ©ticamente, define como una “ventana al universo”, es decir, la construcciĆ³n de una gran antena que permitirĆ” la exploraciĆ³n del “espacio profundo”. Dicho de otro modo: cuando una nave china busque vida en otros planetas, la antena de Quintuco podrĆ” ser un nexo vital. Cuando una estrella tenga un nombre nuevo y se busque saber sus caracterĆ­sticas, tambiĆ©n serĆ” crucial. Para saber si hay agua en otro planeta, puede que tambiĆ©n.

El joven seƱor Xin, debajo de su casco fucsia, no oculta su orgullo elĆ©ctrico, hiperquinĆ©tico en el terraplĆ©n alisado donde yacen media docena de trĆ”ileres, con sus baƱos, sus comedores, sus oficinas, su despojo. Xin es uno de los nueve chinos que no pasan desapercibido por las calles de Las Lajas, a unos 50 kilĆ³metros de Quintuco. Lanza un jeroglĆ­fico a la velocidad de la luz, mira el horizonte terroso y cuenta que si hay algo que le gusta de este lugar es “cĆ³mo se puede respirar acĆ””. Pese al viento y la arenisca, da a entender que en su PekĆ­n natal cuesta cada vez mĆ”s una buena bocanada de aire puro.
Para quedar en la memoria de los vecinos de Las Lajas, para integrarse y dejar de lado las profundas diferencias culturales, los chinos se ponen nombres criollos. Es claro que en caso contrario quedarĆ­an sumergidos en el anonimato de los ojos rasgados. Por ejemplo, por ahĆ­ anda “Domingo” Zhao (conocido en China como  Zhao Zeng), un traductor de 25 aƱos que habla un castellano que muchos neuquinos envidiarĆ­an. “La gente es muy amable. Por eso es mĆ”s fĆ”cil estar acĆ””, dice Domingo, que parece pedir permiso al seƱor Xin cada vez que habla. El ingeniero, en el otro extremo de la escala de lo que les estarĆ­a faltando, acepta que extraƱa “todo” de su paĆ­s, y enseguida lanza un estertor que es una carcajada en chino.
TambiĆ©n hay un “Jorge” de apellido Song, que viene de una provincia impronunciable del gigante asiĆ”tico, y que junto a una mesa de ping-pong donde suelen pasar algunos momentos de ocio, piensa que lo Ćŗnico que estarĆ­a bueno mejorar es “la calidad de la internet”, que para los parĆ”metros suyos “es muy lenta”, y como para que su crĆ­tica no sea mal tomada, agrega: “Las personas que conocemos se preocupan por hacernos sentir bien acĆ””.
Desde principios de aƱo vive en el norte de la provincia, luego de un perĆ­odo en San Telmo, donde lo hicieron de Boca, aunque aclara que lo de Ć©l es la NBA y que es fanĆ”tico de Yao Ming, el gigante que jugĆ³ para los Rockets de Houston con Luifa Scola.
“AcĆ” hay mucha cosa (sic) que dice made in China”, dice como si eso tambiĆ©n para ellos acortara distancias con su terruƱo, ademĆ”s de denotar, en realidad, quiĆ©n manda en la economĆ­a mundial.
La comida parece no ser un problema. Una seƱora, a la que todos se refieren con un dejo de devociĆ³n, se encarga de enviarles viandas al mediodĆ­a. A la tarde, cuando ya estĆ”n en el pueblo, se turnan para cocinar y no sufrir el cambio de paradigma gastronĆ³mico.
A Maribel, la dueƱa de una rotiserĆ­a de Las Lajas, esto no le importa: “A mĆ­ me vinieron a comprar  unas empanadas tambiĆ©n; no son tan raros”, dice la mujer. “Me pienso en su lugar, si me tocara trabajar en el paĆ­s de ellos y tuviera que hacerme entender, imagĆ­nese”, dice riĆ©ndose, y agrega: “Nada de nada: chino bĆ”sico”.
A fin de mes comenzarƔn a montar la antena
NEUQUƉN
La empresa CLTC informĆ³ ayer que a fin de mes comenzarĆ” la instalaciĆ³n y el armado de la antena en Quintuco. LlegarĆ” en barco y luego serĆ” trasladada a la provincia.
El ingeniero Guo Xin, que realizĆ³ junto a LM NeuquĆ©n un recorrido por la obra, dijo que el dispositivo  llegarĆ” desmontado. Cuando estĆ© arriba de la base que se estĆ” culminando por estos dĆ­as, tendrĆ” un diĆ”metro de 35 metros.
SerĆ”, en medio de la estepa patagĆ³nica, un enorme “plato” que servirĆ” para indagar en el “espacio profundo”, y que contrastarĆ” con el paisaje despojado del paraje ubicado a 50 kilĆ³metros de Las Lajas.
La base de la antena, que disparĆ³ la polĆ©mica dĆ­as atrĆ”s por el supuesto uso militar que le atribuyen sectores opositores al gobierno nacional, tendrĆ” unos 20 metros de diĆ”metro y cerca de 10 de altura, y ayer presentaba un importante grado de avance.
SegĆŗn pudo saber este diario, el ensamblado de la antena coincidirĆ” con algunas tareas menores que se realizarĆ”n en la estructura que la sostendrĆ”.
A unos 30 metros de la base de la antena se levanta el centro de control. AllĆ­ se instalarĆ” la tecnologĆ­a de punta para las mediciones espaciales.
“Lo primero que te preguntan es si te gusta el fĆŗtbol”
NEUQUƉN
“Domingo” Zhao dice que lo primero que le preguntan los argentinos que lo conocen es si le gusta el fĆŗtbol y si ya se hizo de River o de Boca.
Es mĆ”s, comenta que esto divide aguas en la YPF de Las Lajas, donde la delegaciĆ³n china suele cargar nafta. En medio de una risotada, cuenta: “Nos amenazan con no cargar combustible sin al playero no le decimos el equipo correcto”. Por las dudas, aclara que Ć©l se hizo “bostero”.
Lo cierto es que no son asiduos jugadores de fĆŗtbol. Se inclinan por armar algunos torneos de ping-pong en una mesa ubicada en un trĆ”iler de la locaciĆ³n ubicada en  Quintuco. Por la tarde, al fin de la jornada laboral, algunos se prenden en los “picados” de bĆ”squet en un gimnasio de Las Lajas. Es eso o internet, no tienen muchas mĆ”s opciones como para hacer mĆ”s ameno el paso del tiempo e integrarse a la comunidad.