Internas MPN: Tres grandes tres.- - Piedra OnLine

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domingo, 28 de septiembre de 2014

Internas MPN: Tres grandes tres.-

HƉCTOR MAURIƑO vasco@rionegro.com.ar

Con el enviĆ³n que le da el triunfo rotundo sobre Pereyra, un Sapag agrandado se larga a doblar la apuesta. AdelantarĆ” las internas del MPN a noviembre o diciembre, como forma de empalmarlas con las que acaba de ganar.

De esta forma aprovecha que su tropa estĆ” movilizada y, de paso, les resta posibilidades a sus desprevenidos competidores, que tendrĆ”n poco tiempo para organizarse. DespuĆ©s –ya lo insinuĆ³– adelantarĆ” tambiĆ©n la elecciĆ³n general, cuestiĆ³n de dejar igualmente con las ganas a los competidores de afuera. Va por todo.

La capacidad del sagaz hijo de don ElĆ­as para recomponerse y dar batalla estĆ” estrechamente ligada a su aptitud para aceptar las derrotas. Si no se hubiera resignado a perder la re-re –que era su plan A, B, C, el Ćŗnico, bah– y no hubiera encajado el cachetazo que le dio Pereyra el aƱo pasado, todavĆ­a se estarĆ­a lamentando. En cambio, eligiĆ³ descartar lo que venĆ­a mal y potenciar sus posibilidades. Si no puede seguir, al menos le queda ser el gran elector. MĆ”s tarde verĆ” si vuelve en el 2019 o se contenta con manejar los hilos desde afuera.

En esta concepciĆ³n de cĆ³mo se maneja el 'boliche' una sola cosa no se puede hacer: confiar en cualquier socio. Ya ocurriĆ³ con Sobisch: los Sapag le 'prestaron' la provincia y –admiten los interesados– no la querĆ­a 'devolver'. Este mal a evitar, todo lo indica, es el verdadero "nunca mĆ”s" de la familia gobernante.

Hay tambiĆ©n otros grandes electores en la provincia de NeuquĆ©n. Que lo diga Pereyra, un modesto –pero exitoso, caramba– miembro de la clase trabajadora que en el 2013 se pagĆ³ una campaƱa fastuosa. Ni quĆ© decir de Sobisch, que hasta fue capaz de sacar de la galera los incontables morlacos que hacen falta para pujar nada menos que por la presidencia de la NaciĆ³n.

Tal vez hasta cierto punto sea elector Quiroga, que con ayuda del gobierno nacional se animĆ³ en el 2007 a ir por el premio mayor del pago chico. Pero, que se sepa, en la provincia nadie mĆ”s tiene un chanchito tan bien alimentado y alienta tanta sed de poder como para hacerlo tronar por un capricho asĆ­.

Ahora, los cuatro grandes dan muestras de que tienen ganas, de ser o de usar el dedo, segĆŗn los casos. En esta oportunidad vamos a referirnos a los tres del MPN. "Tres grandes tres", como dicen los carteles que anuncian las corridas de toros. Veamos.

"Conociendo al gobernador, fĆ³rmula que gana fĆ³rmula que no se cambia", reflexionĆ³ con cierto amargor un ministro que se quedĆ³ con las ganas. Es verdad: la semana que culmina era un secreto a voces en los mentideros oficiales que "el candidato" serĆ” GutiĆ©rrez, ministro, tercera generaciĆ³n de emepenistas y recientemente encumbrado en la presidencia del partido.

Para que se cumpla el adagio del autor de la sabia sentencia, el segundo tendrĆ­a que ser Figueroa, otro emepenista hijo y nieto, ambicioso Ć©l, actual intendente de Chos Malal y recientemente elevado al segundo cargo en la 'nomenklatura' partidaria.

Pero esto Ćŗltimo no estaba tan seguro este fin de semana. Se barajaban otras posibilidades, como por ejemplo la hermana del gobernador, Alma "Chani" Sapag, con menos antecedentes en la provincia pero con buena experiencia polĆ­tica en Ć”mbitos bonaerenses. TambiĆ©n, en fin, se escuchaban otros nombres: Alicia Comelli, Zulma Reina, etcĆ©tera, etcĆ©tera.

En todo caso pronto se sabrĆ”. Sapag ya lo dijo: "Primero la fecha, despuĆ©s la plataforma y luego la fĆ³rmula". MaƱana se reĆŗne la Junta de Gobierno para anunciar el magno evento, que se producirĆ­a el 30 de noviembre o el 14 de diciembre, ahorita nomĆ”s.

Veamos el caso de Sobisch. El exgobernador y expresidente del partido provincial tiene unas ganas y una voluntad asĆ­ de grandes y, aunque resulte difĆ­cil de mensurar, nadie le puede negar que conserva cierto predicamento, sobre todo dentro de su partido.

Pero todo indica que su tiempo ya pasĆ³ y que la gente en general (a veces tan 'ingrata' ella) ya ha dado vuelta la pĆ”gina de lo que fue su larga y Ć”spera etapa. Con todo, si sus posibilidades no son cuantiosas Sobisch guarda, en cambio, amplia capacidad de hacer daƱo.

El petrosenador Pereyra estĆ”, a su turno, tratando de digerir un ladrillo. Se equivocĆ³ de verdad con el minuĆ© que le planteĆ³ Sapag: "que voy"; "que no voy"; "que no vamos ninguno de los dos"… ¡paf! El gremialista se comiĆ³ el amague y lo que parecĆ­a un picadito amistoso terminĆ³ en desastre, producto del uso desproporcionado de armas de destrucciĆ³n masiva (lĆ©ase aparato del Estado) por parte de su adversario.

¿Se contentarĆ” el abnegado obrero del oro negro con este final poco decoroso? ¿IntentarĆ” una revancha sin cuartel? ¿U optarĆ” por un acuerdo razonable, que selle con abrazo fraterno este pequeƱo, casi trivial entredicho, entre dos entraƱables compaƱeros?

Por lo pronto, desde que perdiĆ³ la interna el "Caballo" dijo dos cosas totalmente opuestas: primero que no va por la gobernaciĆ³n y, casi inmediatamente despuĆ©s, que va. Eso sĆ­, las dos veces con tono conciliador, como para dejar abierta la puerta a la posibilidad de que alguien razonable (y Sapag se precia de serlo) pueda encontrar un, digamos, arreglo conveniente para los dos.

¿Y si no, quĆ© puede pasar?

En principio, a Sapag le gusta dividir por tres. Por dos, ya es otra cosa. No vaya a ser que el petrolero y el grƔfico se junten.

¿Y si al "Caballo" le bastara con esa amenaza para hacer subir sus acciones?

Como suele decir el gobernador, que es ademƔs abogado, con una sonrisa entre dientes: "Siempre es mejor un mal arreglo que un buen pleito".