Golpes en Venezuela, Brasil y Argentina, con marca de EEUU - Piedra OnLine

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domingo, 15 de marzo de 2015

Golpes en Venezuela, Brasil y Argentina, con marca de EEUU

Los 15 aƱos del siglo XXI le demostraron a la polƭtica exterior estadounidense que no puede atacar a los paƭses latinoamericanos al igual que invade a las naciones Ɣrabes.

La lĆ­nea imaginaria que une a las capitales de Venezuela, Brasil y Argentina acompaƱa el proyecto, nunca iniciado, del Gran Gasoducto del Sur. Una obra que aportarĆ­a a la soberanĆ­a energĆ©tica regional, pero que no avanzĆ³ mĆ”s allĆ” de un acuerdo de entendimiento firmado por los presidentes de estos paĆ­ses en 2006. Petrosur no vio la luz, pero el impulso de los liderazgos de ChĆ”vez, Lula y Kirchner marcĆ³ el rumbo de la integraciĆ³n sudamericana.
Lo novedoso entonces es la estrategia de golpear a los tres al mismo tiempo. La reciente acusaciĆ³n del presidente de EE.UU., Barack Obama, declarando a Venezuela una amenaza contra la seguridad de Estados Unidos, sumado a las protestas sociales en Brasil contra la recientemente reelecta Dilma Rousseff, por el escĆ”ndalo de corrupciĆ³n en Petrobras, y la muerte del Fiscal Nisman en Argentina, quien realizara una denuncia mediĆ”tica contra el Gobierno argentino por encubrimiento en la causa AMIA y luego apareciera muerto de un disparo, completan el panorama.

Aunque los cargos contra Rousseff en Brasil y FernĆ”ndez en Argentina no prosperaron, el daƱo polĆ­tico estĆ” hecho y pone a las mandatarias sudamericanas en el centro de una escena mediĆ”tica orquestada por los monopolios de comunicaciĆ³n afines a intereses propios y externos.
En ese contexto y ante la apatĆ­a del secretario general de la UniĆ³n de Naciones Suramericanas (Unasur), el colombiano Ernesto Samper, las voces de solidaridad surgen vigorosas desde los paĆ­ses de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra AmĆ©rica (Alba): Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua, expresando su apoyo incondicional. Pero, como el gasoducto, la cohesiĆ³n actual entre el eje Caracas, Brasilia, Buenos Aires parece sufrir de anemia. 
Venezuela, vive un aƱo de elecciones legislativas y una nueva victoria del chavismo podrĆ­a revitalizar el afianzamiento de la revoluciĆ³n bolivariana. Washington no parece dispuesto a darle respiro, y fiel a su polĆ­tica belicista, pocos dĆ­as despuĆ©s de desembarcar un contingente de Marines en PerĆŗ, ha realizado una declaraciĆ³n de guerra contra una naciĆ³n pacĆ­fica y soberana que no participa en ningĆŗn conflicto armado desde el siglo XIX y no se muestra dispuesta a entregar sus recursos hidrocarburĆ­feros a multinacionales extranjeras.
Obama, que vive una ola de racismo en sus narices, estĆ” mĆ”s preocupado por cumplir promesas con la oposiciĆ³n venezolana. La imagen de paracaidistas estadounidenses cayendo del cielo caribeƱo no es nueva. PanamĆ” y Nicaragua son un ejemplo de ello.
La amenaza no cumplida de la invasiĆ³n directa de Estados Unidos a Siria se dio como resultado de la rĆ”pida respuesta de China, Rusia e IrĆ”n. PaĆ­ses con intereses directos en esa regiĆ³n, lo que devino en la apariciĆ³n de los grupos mercenarios como el EIIL (Daesh, en Ć”rabe), que cada dĆ­a deben enfrentar nuevas derrotas contra el EjĆ©rcito del presidente sirio, Bashar al-Asad.
La gran incĆ³gnita, entonces, radica en si los paĆ­ses del Alba casi no poseen fuerzas armadas, los integrantes de la Alianza del PacĆ­fico son cabeza de playa para los marines estadounidenses y las potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), que son contrarios a los intereses a la OrganizaciĆ³n del Tratado del AtlĆ”ntico Norte (OTAN), no tienen presencia en el continente americano y los paĆ­ses promotores de la Unasur estĆ”n ocupados en sus propios asuntos internos. ¿QuiĆ©n estarĆ” junto a Venezuela en caso de una invasiĆ³n armada? (HispanTV)