Las operadoras ajustan, las pymes se endeudan y los gremios quieren evitar la sangrĆa.
Por roberto aguirre robertoaguirre@rionegro.com.ar
La cadena productiva al interior de Vaca Muerta empieza a crujir. La baja del crudo y la búsqueda de eficiencia para no perder rentabilidad forzaron un ajuste que repercute en todo el sector y que puede medirse en varios miles de millones de pesos. Pero, claro, el chaparrón no mojarÔ de la misma forma a todos actores.
Esta semana estuvo cargada de muestras de que esa incomodidad inicial que generó la baja del precio del crudo empieza a convertirse en un problema.
La muestra mÔs cabal estuvo el pasado jueves, cuando el gobierno provincial juntó a todos "los eslabones" de la cadena petrolera para conformar un clúster, algo asà como una plataforma de trabajo conjunta. Si bien todos dijeron presente, prÔcticamente no hubo ningún empresario en la sala. Las cÔmaras locales, Ceipa y Capespe, enviaron a sus gerentes y no a sus mÔximas figuras. Los sindicatos, en medio de una trinchera con las grandes empresas de servicios petroleros, directamente no fueron de la partida. Las grandes operadoras hicieron presencia con el director de su cÔmara y evitaron las figuras de peso. Cada empresa hizo lo propio con sus responsables locales en Ôreas institucionales.
No fue un rechazo al plan de armar un clĆŗster, sino una forma de evitar incomodidades: como pocas veces desde el 2009, el fuego cruzado amenaza con dejar heridos.
El mapa del ajuste en Vaca Muerta (ver cuadro) tiene su epicentro en la baja internacional del crudo, que repercute en los presupuestos de las firmas extranjeras, y tambiĆ©n en la caĆda del barril interno, que pasó de 84 a 77 dólares, un 8% menos.
Esa coyuntura forzó a las empresas a mejorar su productividad, lo que se tradujo en un ajuste. YPF, por caso, se puso un objetivo: bajar un 20% sus costos operativos.
La consecuencia directa fue el recorte unilateral de contratos con las empresas de servicios, tanto grandes como chicas, que llegó en algunos casos al 15%. Este escenario puso en el ojo de la tormenta a las pymes locales, que el martes salieron a denunciar el "despiadado" accionar de las operadoras que, argumentan, atenta contra su sustentabilidad y podrĆa derivar en el despido de 600 trabajadores en el corto plazo. "Se estĆ” confundiendo el potencial de Vaca Muerta con la realidad actual", advirtieron.
Fuentes del sector indicaron a "RĆo Negro EnergĆa" que el pasivo consolidado de las casi 150 firmas nucleadas en ambas cĆ”maras podrĆa superar los 2.000 millones de pesos. Las empresas deben dinero a los gremios por cuota sindical y empiezan a financiarse con el atraso de pagos de aportes e impuestos nacionales y provinciales. La mora bancaria aĆŗn no es un problema, confiaron las fuentes, porque son pocas las firmas que toman crĆ©dito en un sector que se autofinancia. SĆ, en cambio, empiezan a verse mĆ”s cheques sin fondos, lo que elevó la tasa de descuento en las cuevas.
Las operadoras no esconden los cortocircuitos. El director de la CĆ”mara de Exploración y Producción de Hidrocarburos, Manuel GarcĆa Mansilla, aseguró a este medio que las tensiones "son naturales" y que existe un nivel de diĆ”logo con el sector. Sin embargo, las pymes petroleras reclaman que se cree una mesa con todos los actores para "repartir" los costos del ajuste. "No queremos ser un fusible", dijo el titular de Ceipa, Marcelo VolontĆ©. El comunicado que firmó el martes advirtió que la cĆ”mara, que representa a mĆ”s de 65 firmas del sector, no estĆ” dispuesta a "esperar pasivamente".
Hay tres empresas que perdieron contratos y estĆ”n al borde de la quiebra. Una de ellas, directamente no factura. Hay otra, de unos 500 empleados, que asegura que tendrĆa que despedir a la mitad de su personal.
La situación tambiĆ©n se registra en RĆo Negro. Ramiro Arceo, el titular Casepe (la cĆ”mara local con sede en Catriel) coincidió con el diagnóstico y agregó las complicaciones para pagar los 6.000 pesos de bono acordados entre las operadoras y el Sindicato de Petroleros y el atraso en las certificaciones.
LA PUJA SINDICAL
Pero al ajuste entre empresas tambiĆ©n empezó a repercutir en el sector gremial. El lunes por la maƱana, unos 600 trabajadores fueron al cajero y descubrieron que habĆan cobrado hasta un 50% menos de su sueldo. Hubo descuentos de 20.000 pesos y el gremio cree que la poda total rondó los 20 millones de pesos.
Tal como habĆa anunciado este medio, el conflicto radica en las denominadas "horas taxi", que las cuatro grandes firmas de servicios, Schlumberger, Halliburton, Baker Hughes y Weatherford, se niegan a pagar porque estĆ”n fuera de convenio.
El gran malestar de los trabajadores se tradujo en un intento de bloqueo en algunas de las bases petroleras, que el titular del sindicato, Guillermo Pereyra, logró frenar con bastante esfuerzo ante el enojo creciente.
De todos modos, se lanzó un paro en estas firmas, que sin embargo no fue acompañado por trabajadores de otras empresas extranjeras. Algunos delegados se quejaron de la "falta de solidaridad", por ejemplo, de los empleados de la canadiense Calfrac.
El tema se encauzó con la mediación de Trabajo de la Nación, aunque aún no hay solución de fondo. La alternativa, que se evaluarÔ la semana que viene, es la de hacer una adenda al convenio colectivo de trabajo para incluir estas horas. Pero, claro, las empresas buscan tipificarlas de modo tal que no sean "horas perdidas".
MÔs allÔ de esta coyuntura, lo cierto es que el gremio ya siente el ajuste: para todo el 2015 consiguió un bono fijo de 6.000 pesos. Para el salario promedio del sector que mide el Indec (47.000 pesos), se trata apenas de un 12,5% de incremento, por debajo del promedio del sector privado.
El sector del trabajo, como ocurre a menudo, termina pagando los platos rotos.