Unas horas antes de que comience agosto, la crisis en el sector petrolero reaparecerá en el horizonte del gobierno nacional. Será el domingo próximo, 31 de julio, cuando venza el acuerdo que firmaron en febrero pasado el ministro del Interior Rogelio Frigerio y el ministro de Energía Juan José Aranguren con el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, y los sindicatos petroleros que representan a más de 60.000 trabajadores petroleros comandados por Guillermo Pereyra, en Neuquén, y Jorge "Loma" Ávila,en Chubut.
COMPROMISO
El acuerdo que logró reunir a todas las partes involucradas establecía que por seis meses las compañías petroleras YPF, Pan American Energy yTecpetrol se comprometían a conservar los puestos de trabajo a cambio de un subsidios de US$ 10 por barril que otorgaron la Nación y la provincia de Chubut.
La crisis que atraviesa en el sector se debe a una conjunción de factores. Aunque el barril de petróleo subió US$ 8 desde febrero y se ubica ahora por encima de los US$ 41, el contexto internacional sigue siendo desfavorable y el precio del commodity por estos días vuelve a tender hacia la baja.
Sin embargo, incluso en el marco de la tregua aparecieron indicios que generaron preocupación. Según los sindicatos, YPF decidió bajar 15 equipos de perforación de la zona patagónica. Como cada equipo emplea unos 250 trabajadores, con esa sola decisión, 7.000 puestos de trabajo entran en riesgo.
En los últimos días, la empresa San Antonio suspendió sin goce de haberes a 300 operarios que en Santa Cruz y Chubut perforaban para la petrolera de mayoría estatal.
CRÍTICAS Y ARGUMENTACIONES
Los sindicatos cuestionan la política del gobierno nacional porque prefiere comprar gas y petróleo fuera del país antes que avanzar con las perforaciones en la Patagonia en busca de extraer nuevos recursos. Desde el Gobierno, argumentan que hoy el costo de extracción del petróleo y gas en mayor al de comprarlo fuera, lo que lo obliga a mantener un precio sostén que subsidie a la industria petrolera.
Durante las reuniones en el ministerio de Trabajo, a principios de julio,las operadoras reconocieron que desde el 10 de diciembre se importaron 15 barcos petroleros (5 de Shell –la compañía de origen de Aranguren–, 5 de YPF, 3 de Axxion y 2 de Oil) para las refinerías que abastecen de combustible al mercado interno. Además, arrojaron una cifra que da escalofríos entre los sindicatos: sobra 8500 trabajadores en el sector.
La tensión entre sindicatos y empresas se profundizo desde que el barril de petróleo comenzó a caer en su cotización. En junio pasado, la mesa paritaria acordó un incremento del 30% en los salarios de los petroleros en 3 cuotas. Pero el 26 de junio pasado a través de la resolución N° 365/16, el Ministerio de Trabajo impulsó un "procedimiento de restructuración productiva del sector” que –según los gremios– pretende allanar el camino para la flexibilización laboral en el sector.
Las empresas amenazan con no pagar la primera cuota del acuerdo si antes no se avanza en el proceso de reestructuración que fogonea el ministro de Trabajo Jorge Triaca. Ayer en el ministerio de Trabajo, las compañías petroleras y los sindicatos se enfrascaron en esa discusión con la mediación de la subsecretaria de Relaciones Laborales, Silvia Squire.
La Casa Rosada contrarresta la caída de la producción del gas y el petróleo convencional con la importación de crudo. Sin embargo, un conflicto con los sindicatos puede generar desabastecimiento y volver a meter presión en el precio de la nafta que hoy pagan los consumidores.