El jueves 7 de julio, la Escuela del Sur de General Roca participó en las instancias zonales de los juegos intercolegiales de handbol en la categoría cadetes masculino. El encuentro se desarrolló en la ciudad de Cervantes donde, además de Roca y la localidad anfitriona, participaron equipos de Villa Regina y Chichinales.
A lo largo del día se vivieron evidentes situaciones antideportivas que ,pese a ser sancionadas, se pasaron por alto.
El tercer partido de la Escuela del Sur, contra de Chichinales, arrojó un marcador final a favor de la escuela roquense por 21-8.
El último partido se dio entre Regina y Cervantes, el cual definiría al ganador. Si el equipo de la ciudad de Regina ganaba por una diferencia de doce goles sería el campeón, si no, era Roca.
Fue en este partido donde se vivió la situación más antideportiva: el equipo de Cervantes le entregó la victoria a Regina, dejándose hacer 24 goles (cuando antes había demostrado ser un equipo fuerte y formado en este juego a la hora de enfrentar a Roca, donde sólo perdieron por un gol).
La actitud de los jugadores de Cervantes –con un desgano premeditado que ni siquiera fue corregido por su propio entrenador– fue tan evidente que Gabriel Villalba, el veedor dispuesto por la Provincia para estos intercolegiales que organiza el gobierno, decidió directamente suspender el partido.
Eso generó una larga discusión –de unos treinta minutos– entre el veedor, el organizador y los técnicos. Finalmente, el organizador de los encuentros en Cervantes resolvió no reconocer la autoridad del veedor y decidió no sólo seguir jugando el partido, sino trasladarlo a otro polideportivo de la ciudad, cambiar la terna arbitral y los integrantes de la mesa de control, rompiendo así dos reglas del handbol: cambiar la cancha sin que la primera se encuentre en mal estado y cambiar la terna de árbitros siendo estos los únicos testigos de la actitud antideportiva que se había vivido minutos antes.
Al final del día, los equipos de Villa Regina y Roca finalizaron empatados en puntos, pero el organizador del encuentro decretó que el ganador zonal sería el conjunto reginense.
¿Por qué se premió una actitud antideportiva como la del equipo de Cervantes? ¿Qué mensaje se quiere transmitir en un torneo de intercolegiales, en el que participan alumnos en etapa de formación y en el que supuestamente se enseñan las virtudes del deporte?
Los jugadores creerían más justo un partido de desempate para determinar al ganador de la instancia y unas merecidas disculpas por la situación antideportiva que les tocó vivir. Porque, en definitiva, ese era un día destinado a practicar deporte, a poner en juego los valores que el deporte transmite y a disfrutar de un encuentro en el que los protagonistas eran los chicos, que terminaron siendo los más perjudicados y los que quedaron en medio de una injusticia lamentable y vergonzosa.
Alumnos de 3º y 4º año
Escuela del Sur
A lo largo del día se vivieron evidentes situaciones antideportivas que ,pese a ser sancionadas, se pasaron por alto.
El tercer partido de la Escuela del Sur, contra de Chichinales, arrojó un marcador final a favor de la escuela roquense por 21-8.
El último partido se dio entre Regina y Cervantes, el cual definiría al ganador. Si el equipo de la ciudad de Regina ganaba por una diferencia de doce goles sería el campeón, si no, era Roca.
Fue en este partido donde se vivió la situación más antideportiva: el equipo de Cervantes le entregó la victoria a Regina, dejándose hacer 24 goles (cuando antes había demostrado ser un equipo fuerte y formado en este juego a la hora de enfrentar a Roca, donde sólo perdieron por un gol).
La actitud de los jugadores de Cervantes –con un desgano premeditado que ni siquiera fue corregido por su propio entrenador– fue tan evidente que Gabriel Villalba, el veedor dispuesto por la Provincia para estos intercolegiales que organiza el gobierno, decidió directamente suspender el partido.
Eso generó una larga discusión –de unos treinta minutos– entre el veedor, el organizador y los técnicos. Finalmente, el organizador de los encuentros en Cervantes resolvió no reconocer la autoridad del veedor y decidió no sólo seguir jugando el partido, sino trasladarlo a otro polideportivo de la ciudad, cambiar la terna arbitral y los integrantes de la mesa de control, rompiendo así dos reglas del handbol: cambiar la cancha sin que la primera se encuentre en mal estado y cambiar la terna de árbitros siendo estos los únicos testigos de la actitud antideportiva que se había vivido minutos antes.
Al final del día, los equipos de Villa Regina y Roca finalizaron empatados en puntos, pero el organizador del encuentro decretó que el ganador zonal sería el conjunto reginense.
¿Por qué se premió una actitud antideportiva como la del equipo de Cervantes? ¿Qué mensaje se quiere transmitir en un torneo de intercolegiales, en el que participan alumnos en etapa de formación y en el que supuestamente se enseñan las virtudes del deporte?
Los jugadores creerían más justo un partido de desempate para determinar al ganador de la instancia y unas merecidas disculpas por la situación antideportiva que les tocó vivir. Porque, en definitiva, ese era un día destinado a practicar deporte, a poner en juego los valores que el deporte transmite y a disfrutar de un encuentro en el que los protagonistas eran los chicos, que terminaron siendo los más perjudicados y los que quedaron en medio de una injusticia lamentable y vergonzosa.
Alumnos de 3º y 4º año
Escuela del Sur