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domingo, 27 de junio de 2010

Dueños sin papeles



Dueños sin papeles Puesteros del norte y oeste neuquino reclaman por los títulos de las tierras que sus familias habitan desde hace varias generaciones. Historias de sangre, luchas y negocios inmobiliarios.
Por ROMINA ZANELLATO

"Yo nací acá igual que mi padre y mi abuelo, al igual que mis dos hijos", contó Roberto, que nunca logró titularizar sus tierras.

Loncopué > En Cajón de Almanza, a unos pocos kilómetros al sur de Loncopué, Roberto González habla despacio, eligiendo las palabras, en voz baja. A cada rato se toca su gorro de lana y mira para abajo. En el patio de su casa, el cual tiene miles de kilómetros, sostiene la única cerca que delimita algo en su terreno: es la aguada donde alimenta a sus vacas.
Roberto explicó que hace años tiene conflictos con uno de sus vecinos porque “al no poder alambrar nuestros campos por la falta de títulos, los animales andan libres en el campo; a él le molesta y eso genera su bronca”. “Fui a un abogado y le mandé una carta documento, por ahora intenté no cruzármelo para que su ira no pase a mayores, pero es algo que no tiene solución", contó González.
En realidad, la única salida es que la Dirección de Tierras de la Provincia procese los papeles que su familia entregó hace más de 30 años. "Nosotros presentamos la constancia de que vivimos acá hace más de 100 años. Yo nací acá igual que mi padre y mi abuelo, al igual que mis dos hijos. En Neuquén yo hice el pedido de compra de estas 10 hectáreas pero jamás nos contestaron, ni siquiera nos dejan pagar por el lugar que ocupamos por generaciones", indicó.
La timidez de su voz no le quita fuerzas a su testimonio, que se une al de muchos en esa zona. El conflicto de tierras en el interior de la Provincia data, por lo menos, desde hace un siglo. En los parajes recónditos de la cordillera neuquina, tanto al oeste como al norte, viven familias que, a través de las generaciones, ven que sus problemas se repiten y no obtienen solución.
Son cientos de puesteros que no tienen los títulos de las tierras que ocupan hace décadas. No pueden delimitarlas con cercas, lo que produce que los animales se les escapen porque están en campos abiertos, y esto a su vez genera problemas entre vecinos. No pueden invertir en su tierra ni acceder a créditos por no tener la escritura, y están con la constante inseguridad de que esos terrenos sean vendidos a un mejor postor.
Al lado de Roberto está el presidente de esa Asociación de Fomento Rural (AFR), René Encina, portero de la única escuela rural de la zona, donde asisten ocho niños. "Es lamentable que ocurran enfrentamientos así en parajes tan chicos, el Estado debería intervenir en lo que tendría que ser una simple solución", expresó.

Cuestión de alambres
El 15 de mayo pasado, un conflicto entre vecinos del paraje de Mallín del Toro terminó en tragedia cuando la discusión derivó en una violencia mortal. Juan Castillo recibió un tiro que lo mató. Al parecer, su agresor estaría preso porque sus vecinos no lo vieron más en el pueblo. La razón de la tragedia fue la superposición de sus terrenos en los permisos de ocupación por un año que les da la Provincia.
A través de la Mesa Campesina de Loncopué, los crianceros de ocho parajes se comenzaron a organizar con la ayuda de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar y la Pastoral Rural y Social. La muerte de uno de sus integrantes motivó que visiten la Legislatura neuquina para reclamarles a los diputados provinciales que se aplique la ley de tierras vigente en la provincia, para que aquellas familias que viven hace decenas de años regularicen su situación dominial.
Los parajes que agrupa la Mesa Campesina de Loncopué son: Mallín del Toro, Cajón de Almanza, Zanjón Hondo, Los Maitenes, Chenque Pehuen, Moncol, Trancura y Campana Mahuida.
En el norte neuquino, en tanto, los crianceros se agrupan en la Mesa Campesina del Norte -que no está relacionada con la de Loncopué- donde algunas parroquias y las organizaciones agrupadas en la CTA participan de manera activa.
En Neuquén, la Dirección Provincial de Tierras cambió de autoridades hace poco, tras la renuncia de Luis Martínez. El funcionario que lo suplió fue Gustavo Celayes quien, al consultarle sobre la situación de estos parajes, informó a través de su secretaria que está elaborando un informe respecto a esta zona.

Norte
En el norte la situación es similar. Los conflictos son más severos pero algunos puesteros tienen tenencia precaria dada por la Provincia, a diferencia de la zona de Loncopué donde sólo tienen autorización de uso por un año. En la zona de Ñorquin, Pehuenche, Chos Malal y Minas, el fantasma de la compra de las tierras fiscales por parte de grandes estancieros o extranjeros está más presente.
Jorge Sandoval, de la Mesa Campesina del Norte, manifestó que nació en el terreno que habita su familia desde su bisabuelo en El Cholar, que su padre lo reclamó durante su vida pero que de golpe llegó un propietario nuevo y lo quisieron echar. Hoy tiene una orden de desalojo en su contra.
"Siempre reclamamos la titulación pero nunca nos respondieron. Ya desalojaron alrededor de 20 crianceros de este lote de 10 mil hectáreas, movieron una escuela y un cementerio. La tierra, en esta provincia, es la mayor injusticia. Los crianceros estamos humillados, nos tratan como usurpadores", señaló Jorge.

"Ningún paraje tiene título"

"No hay paraje donde no haya conflicto, me asombro de que no pasen tragedias más a menudo", señaló el padre José Marío D'''''''' Orfeo de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar, de esta localidad, miembro de la Mesa Campesina.
La organización comenzó a reunirse hace 4 años para ver por qué no había avances desde Provincia en la mensura de los ocho parajes de la zona. "Hay una decisión política de no avanzar en la regularización de los títulos, no es un olvido del Gobierno, está muy bien pensado, esperan que el criancero se canse, se vaya al pueblo y dejen las tierras, las cuales en esta zona tienen un altísimo valor en cuanto a su recurso natural", señaló Viviana Vaca de la Pastoral Rural y Social.
Esta localidad fue muy combativa con el proyecto de instalar una mina a cielo abierto de cobre en el Cerro Tres Puntas en Campana Mahuida, a unos pocos kilómetros de distancia. "No quiero pensar mal, que porque la Mesa Campesina apoyó a la organización No a la Mina, el Gobierno tome represalias con los crianceros", señaló el padre D''''''''Orfeo.

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