Retirada la Lista Azul de la contienda principal por la presidencia partidaria, quedan las listas Blanca y Celeste como protagonistas principales. De un eventual escenario de tres, se pasa a uno de dos. Y se potencia la expectativa para el año próximo.
La definición de Jorge Sapag de retirar cualquier candidatura a presidir el MPN desde la Lista Azul, para acotar la participación oficialista a las listas distritales que eventualmente ocuparán lugares en la Convención partidaria, precipita un nuevo cambio en la interna de este partido y provoca expectativas nuevas y acomodamientos estratégicos en las dos listas que pasan ahora a ser protagonistas esenciales de la confrontación: la Blanca de Jorge Sobisch y la Celeste de José Brillo.
Estas listas polarizarán necesariamente la elección interna del 15 de agosto, porque Sobisch y Brillo serán los dos referentes con mayor peso que competirán por la presidencia de la Junta de Gobierno. La interna confronta así dos posibilidades para el futuro partidario, y dos potenciales competidores para el propio Sapag en el 2011.
De estos dos, quedará uno. Y quien quede, puede avizorarse con inexorabilidad, enfrentará a Sapag en la próxima interna abierta que deberá hacerse el año próximo. Primera cuestión a apuntar: la decisión del gobernador, comunicada en una carta a “compañeras y compañeros” no hace más que retardar un enfrentamiento que parece inevitable.
El gobierno rumió intensamente la decisión antes de terminar de tomarla. Los nombres de Ana Pechen y de Zulma Reina realmente se barajaron como cabecillas principales de la Lista Azul después de la tragedia que fue la pérdida de Luz Sapag. Finalmente, el lunes, el encuentro en la Residencia de la Costa terminó pleno de incertidumbre para muchos referentes que siguieron presionando, temerosos que no presentar la Azul implicara perder espacio, capital político y posibilidades para la definición de los cargos electivos el año próximo.
“El miércoles se sabrá”, se dijo entonces. Y el círculo íntimo del Gobernador se puso a redactar el difícil documento para hacer público en los diarios ese día.
Pero la noticia igual se fue filtrando. Es difícil mantener la reserva cuando hay tantos ojos y oídos clavados en la escena, taladrando puertas cerradas y oyendo detrás de los gruesos muros. Al poco rato que este diario publicó un anticipo de lo que venía, se bajó la orden de darlo a conocer a través de los medios más usuales. El tema fue blanqueado, y finalmente la carta dada a conocer por los mecanismos acostumbrados. Un día antes que lo esperado.
Los celestes de José Brillo evaluaron la situación y sacaron una primera conclusión. “Muchos intendentes, y funcionarios que estaban trabados por la cercanía geográfica con el poder, ahora vendrán con nosotros”, dijeron, con cierto alivio.
No había mayor duda en esos cuarteles de campaña, de que la decisión de Sapag favorecía antes que perjudicar.
Entre los blancos de Sobisch la situación era evaluada en la noche con la rigurosidad analítica casi obsesiva que distingue al ex gobernador. El texto de la “carta de renunciamiento” fue leída párrafo por párrafo, varias veces.
“Sapag se olvida que antes de ser candidato a la reelección, deberá pasar por otra interna”, fue lo primero que se apuntó. “A no ser que piense en formar un frente con el kirchnerismo, por fuera del partido”, deslizó un referente. “No se puede descartar, al menos por ahora”, le contestaron.
Más allá de las primeras evaluaciones, y las reacciones en caliente, es evidente que el dato que faltaba para completar el cuadro escénico de la interna del MPN, ya se conoció. Ahora saldrán los jugadores a la cancha, no para calentar, sino para jugar el juego que más les gusta. Habrá, inexorablemente, un ganador.
Pero esta historia del MPN del tercer milenio no se detendrá en el 15 de agosto. Ese día, apenas, comenzará a escribirse.
Rubén Boggi
La definición de Jorge Sapag de retirar cualquier candidatura a presidir el MPN desde la Lista Azul, para acotar la participación oficialista a las listas distritales que eventualmente ocuparán lugares en la Convención partidaria, precipita un nuevo cambio en la interna de este partido y provoca expectativas nuevas y acomodamientos estratégicos en las dos listas que pasan ahora a ser protagonistas esenciales de la confrontación: la Blanca de Jorge Sobisch y la Celeste de José Brillo.
Estas listas polarizarán necesariamente la elección interna del 15 de agosto, porque Sobisch y Brillo serán los dos referentes con mayor peso que competirán por la presidencia de la Junta de Gobierno. La interna confronta así dos posibilidades para el futuro partidario, y dos potenciales competidores para el propio Sapag en el 2011.
De estos dos, quedará uno. Y quien quede, puede avizorarse con inexorabilidad, enfrentará a Sapag en la próxima interna abierta que deberá hacerse el año próximo. Primera cuestión a apuntar: la decisión del gobernador, comunicada en una carta a “compañeras y compañeros” no hace más que retardar un enfrentamiento que parece inevitable.
El gobierno rumió intensamente la decisión antes de terminar de tomarla. Los nombres de Ana Pechen y de Zulma Reina realmente se barajaron como cabecillas principales de la Lista Azul después de la tragedia que fue la pérdida de Luz Sapag. Finalmente, el lunes, el encuentro en la Residencia de la Costa terminó pleno de incertidumbre para muchos referentes que siguieron presionando, temerosos que no presentar la Azul implicara perder espacio, capital político y posibilidades para la definición de los cargos electivos el año próximo.
“El miércoles se sabrá”, se dijo entonces. Y el círculo íntimo del Gobernador se puso a redactar el difícil documento para hacer público en los diarios ese día.
Pero la noticia igual se fue filtrando. Es difícil mantener la reserva cuando hay tantos ojos y oídos clavados en la escena, taladrando puertas cerradas y oyendo detrás de los gruesos muros. Al poco rato que este diario publicó un anticipo de lo que venía, se bajó la orden de darlo a conocer a través de los medios más usuales. El tema fue blanqueado, y finalmente la carta dada a conocer por los mecanismos acostumbrados. Un día antes que lo esperado.
Los celestes de José Brillo evaluaron la situación y sacaron una primera conclusión. “Muchos intendentes, y funcionarios que estaban trabados por la cercanía geográfica con el poder, ahora vendrán con nosotros”, dijeron, con cierto alivio.
No había mayor duda en esos cuarteles de campaña, de que la decisión de Sapag favorecía antes que perjudicar.
Entre los blancos de Sobisch la situación era evaluada en la noche con la rigurosidad analítica casi obsesiva que distingue al ex gobernador. El texto de la “carta de renunciamiento” fue leída párrafo por párrafo, varias veces.
“Sapag se olvida que antes de ser candidato a la reelección, deberá pasar por otra interna”, fue lo primero que se apuntó. “A no ser que piense en formar un frente con el kirchnerismo, por fuera del partido”, deslizó un referente. “No se puede descartar, al menos por ahora”, le contestaron.
Más allá de las primeras evaluaciones, y las reacciones en caliente, es evidente que el dato que faltaba para completar el cuadro escénico de la interna del MPN, ya se conoció. Ahora saldrán los jugadores a la cancha, no para calentar, sino para jugar el juego que más les gusta. Habrá, inexorablemente, un ganador.
Pero esta historia del MPN del tercer milenio no se detendrá en el 15 de agosto. Ese día, apenas, comenzará a escribirse.
Rubén Boggi
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