Honduras: la Resistencia Nacional se consolida como un nuevo movimiento social amplio - Piedra OnLine

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miƩrcoles, 14 de julio de 2010

Honduras: la Resistencia Nacional se consolida como un nuevo movimiento social amplio


ALAI, AmƩrica Latina en Movimiento Honduras. Ollantay ItzamnƔ.

Las decisiones asumidas por el movimiento social, Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), reunida en asamblea, en Toca, el pasado fin de semana, dilucidan varias dudas y sospechas que, tanto la Honduras oficial, como sectores indiferentes y/o prudentes mantenĆ­a respecto a dicho movimiento social y al proceso de la Asamblea Constituyente Popular en Honduras.

Primero. Los 56 representantes, 36 por los 18 departamentos (2 por Departamento) y 20 por las organizaciones sociales, confirmaron la extremaunciĆ³n al moribundo sistema dedocrĆ”tico del bipartidismo en Honduras.

La asamblea en Tocoa estableciĆ³ que el FNRP no es ningĆŗn analgĆ©sico para revivir partidos polĆ­ticos tradicionales. Y, si “los liberales en resistencia” quieren formar parte de la dirigencia nacional del Frente, pueden hacerlo, pero ya no como patrones, ni dueƱos de la verdad polĆ­tica, sino como uno mĆ”s entre las y los 15 que ahora conforman la temporal comisiĆ³n nacional.

¡El pueblo estĆ” despertando! ¡El Partido Liberal tuvo mĆ”s de un siglo para refundar el paĆ­s y el Estado de Honduras! Pero, ¿quĆ© hicieron liberales y nacionales? Hundieron a Honduras a las profundidades del analfabetismo y de la muerte prematura. ¿QuiĆ©nes (des)gobernaron, pues, a Honduras en el Ćŗltimo siglo? ¿CĆ³mo creer, pues, la bondad de los lobos, incluso cuando Ć©stos ahora aparecen bajo la bandera de la resistencia?

El mensaje del FNRP en Tocoa fue claro: “si quieres servir al pueblo hondureƱo, ¡no puedes, al mismo tiempo, servir a la rancia partidocracia que tanto daƱo hizo al paĆ­s!” Pero, para algunos/as, en Honduras, parece que es mĆ”s fĆ”cil renuncia a una religiĆ³n o iglesia que al bipartidismo.

Segundo. La nominaciĆ³n del compaƱero Manuel Zelaya Rosales como coordinador Nacional del Frente, es tambiĆ©n otra ratificaciĆ³n estratĆ©gica del sentir popular. En la coyuntura hondureƱa, Zelaya es un lĆ­der popular/nacional indiscutible. Pero, dicha nominaciĆ³n es una estrategia sociopolĆ­tica. El FNRP necesita articular a todas las cĆ©lulas de la resistencia desperdigadas en el paĆ­s, y asĆ­ construir una hegemonĆ­a sociopolĆ­tica a nivel nacional. Y esta difĆ­cil tarea, contra el tiempo, sĆ³lo se puede hacer con un liderazgo nacional fuerte y evidente. He aquĆ­ la razĆ³n estratĆ©gica de la nominaciĆ³n del CompaƱero Zelaya, pero esto no quiere decir que el FNRP se agote en Manuel Zelaya Rosales.

Esta designaciĆ³n obliga al compaƱero Zelaya, actualmente en exilio en Costa Rica, a tomar varias definiciones inmediatas. Primero, considerando el sentimiento popular con relaciĆ³n a la partidocracia y al bipartidismo, Zelaya deberĆ” renunciar a su ancestral Partido Liberal, sĆ³lo asĆ­ consolidarĆ” al movimiento social del FNRP. Segundo, tendrĆ” que volver de inmediato al paĆ­s para avanzar con la etapa preparatoria a la Asamblea Constituyente (incluso a los empresarios que (des)gobiernan Honduras, ahora, les conviene el retorno de Zelaya, de lo contrario, estar en Honduras serĆ” igual o peor que sobrevivir en HaitĆ­ o en Somalia)

Tercero. Los discursos en la asamblea, la metodologĆ­a y las definiciones de la misma (incluyendo la pluralidad de la transitoria comisiĆ³n nacional designada) indican que el FNRP avanza hacia su consolidaciĆ³n como un nuevo movimiento social amplio y heterogĆ©neo. No revivirĆ”, ni fortalecerĆ” ningĆŗn partido polĆ­tico (lo cual no niega la posibilidad de contar con un instrumento polĆ­tico propio). El FNRP se consolidarĆ” en el gran rĆ­o (sujeto sociopolĆ­tico) que impulsarĆ” el soƱado proceso constituyente popular y de largo aliento en Honduras. Hacia este rĆ­o confluirĆ”n todos los otros movimientos y organizaciones sociales.

En estas condiciones, ya no hay mĆ”s motivos para sospechar del FNRP. AcompaƱar y consolidar a este nuevo sujeto sociopolĆ­tico es una obligaciĆ³n moral y cĆ­vica de todas y todos cuantos tenemos la dicha de vivenciar esta nueva, policromĆ”tica y refulgente primavera sociopolĆ­tica hondureƱa. Nuestra indiferencia, incluso encubierta por la “falsa prudencia”, es y serĆ” un delito que ni la historia, ni las futuras generaciones nos perdonarĆ”n.

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