Neuquén: Los planes de Sapag y Sobisch - Piedra OnLine

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sábado, 1 de enero de 2011

Neuquén: Los planes de Sapag y Sobisch


Los planes de Sapag y Sobisch La realidad de fondo en la provincia permanece casi inmutable. Es el contexto que presta escenario a esa “primaria” que es la interna del MPN. Con el año electoral recién inaugurado, aquí algunos apuntes sobre las características del proceso.
Primeros días del año electoral. Un enero extremadamente caluroso. Las variaciones meteorológicas producen espasmos dignos del realismo mágico. Pueden, por ejemplo, mostrar a Cutral Co y Plaza Huincul inundados por una súbita lluvia, después de pasar varios días sin agua con temperaturas altísimas.

Sólo la política es capaz de negar que la realidad se empecine en conservar los rasgos esenciales. Poco o nada ha cambiado Neuquén los últimos tres años. Es, tal vez, la característica principal de la coyuntura. Y se puede interpretar tanto por el costado bueno como por el malo.

La política en Neuquén es como las tormentas de verano en Cutral Co. En una hora, pueden transformarla en una variante barrosa de Venecia. Pero lo esencial permanece, y a las pocas horas es otra vez esa población seca y sufrida.

Jorge Sapag seguirá gobernando mientras hace campaña por su candidatura a la reelección. El mismo lo ha dicho, con todas las letras. El gobernador y su equipo –se indica como tal a los miles que forman parte de la planta política estatal- dividirán su tiempo entre “la gestión y la campaña”.

Lo mismo, parece ser, hará el intendente de la capital neuquina, el radical Martín Farizano. Después de pasar fin de año en Mar del Plata, para “cargar las pilas”, vuelve a “dedicarse a full a la gestión y a la campaña”, se ha dicho, también sin medias palabras.

Neuquén practica esta notable costumbre del ser nacional. El Estado es utilizado inexorablemente para cuestiones proselitistas. Si alguien critica esto, será porque no forma parte de ese exclusivo nivel directivo: dejará de criticarlo si pasa a formar parte de él, ténganlo por seguro.

La interna del MPN es el escenario que mostrará esta puesta en escena tradicional de la política vernácula. Jorge Sapag no tiene más argumentos para enfrentar a su rival Jorge Sobisch que utilizar a pleno su rol de gobernador. Su estrategia central es esa: por eso el eslogan de “tres años juntos”, que empezó a utilizarse sólo algunos meses atrás.

Jorge Sobisch, aunque parezca paradójico e incluso “chicanero”, utiliza la misma estrategia: planea sostener un discurso continuo que hace eje en que por el sólo hecho de presentarse como candidato a la gobernación, ha logrado que el gobierno de su rival comience a gobernar con otro nervio, con un nuevo impulso.

Es una situación curiosa, pero que se entiende en el contexto singular que distingue al MPN, y en la asunción concreta de los roles que ambos políticos representan. Sapag sabe que vencerá o será derrotado siempre en función de lo que ha hecho o ha podido convencer que hará. Sobisch sabe lo mismo: que volverá o no a la posibilidad de gobernar en función del juicio retrospectivo sobre sus gestiones, y la eventual expectativa que abrirán sus promesas.

Los dos saben que es una pelea final. Sapag admitió en la última semana que será una interna intensa y dura. A Sobisch no le hace falta admitirlo: sabe que pelea con recursos menores.

¿Habrá confrontación fuerte más allá de la lógica de las palabras? Sin duda. De hecho, ya hubo una denuncia penal de la Lista Blanca, por agresión contra sus publicidades, y la campaña recién empieza. La denuncia apuntó contra el blanco más evidente: la presunta utilización de bienes del Estado en maniobras proselitistas de dudosa calidad ética.

Más allá de estos hechos, incluso fuera de las inevitables especulaciones, lo concreto es que la campaña interna del MPN es lo más parecido a una primaria estadounidense en la política argentina. El que gane, sabe que estará a solo un escalón de cuatro años de gobierno. Por eso, la interna anticipará líneas e ideas de gestión. Y la mecánica es previsible: Sapag insistirá en afirmar como logros lo ya hecho, y ratificará en esa misma línea lo que puede venir. Sobisch pegará en los costados más flacos de la gestión de los tres años, para intentar demostrar que se habla pero no se hace; y mostrará planes para una eventual gestión de “solución” a problemas irresueltos.

De paso, Sobisch amaga con dar origen a una etapa distinta, y por eso ya se habla del “neo MPN”.

Volvamos al principio de esta nota. Más allá del maquillaje, la realidad, el proceso de la realidad, no ha cambiado sustancialmente. Este es el principal problema del MPN, sea sapagista o sobischista.

Que se haya anunciado un mega-yacimiento no convencional de gas; y que se hayan mostrado dos pozos petroleros medianos como exitosos, no cambia esa realidad profunda: Neuquén está en un equilibrio precario, con el Estado comprometido por una masa salarial que supera holgadamente el 50 por ciento de un presupuesto que es certero en los gastos, pero incierto en los recursos.

Por eso, la interna del MPN será como la lluvia que por unas horas mutó en paisaje veneciano la árida geografía urbana de Cutral Co y Huincul: parecerá que todo ha cambiado durante un fugaz verano. Pero al cabo, emergerá de él un MPN con los mismos problemas, las mismas urgencias, para enfrentar a una confederación de partidos políticos que tensará la cuerda al máximo, aunque no sepa todavía qué hará si se queda con la cuerda en la mano.

Rubén Boggi

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