El volcán, el esquí, el turismo: ¿qué pasa? - Piedra OnLine

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jueves, 16 de junio de 2011

El volcán, el esquí, el turismo: ¿qué pasa?

Cerro Bayo, Catedral y Chapelco están complicados. Aparece como mejor la situación para Caviahue, que puede tener una gran temporada. Aquí, una descripción detallada de la situación, a cargo del periodista Mauricio García.

El futuro cercano en los centros de esquí de Villa La Angostura, Bariloche y San Martín de los Andes –en ese orden- es, como puede suponerse, muy complicado. La situación natural actual, la incertidumbre en el corto plazo sobre lo que ocurrirá con el volcán Puyehue y las secuelas materiales que dejará en el sector turístico son tres variables imposibles de sistematizar o enmarcar en un mínimo cuadro de previsibilidad.

Hoy no hay nada que sea previsible en la Cordillera neuquina más que la certeza de encontrarse a diario con ceniza en el ambiente. Absolutamente distinta es la situación en Caviahue y en los parques de nieve Batea Mahuida y Cerro Wayle donde, nieve mediante, esperan una temporada excepcional; resultado no buscado de los inconvenientes que se registran al sur de las provincias de Neuquén y Río Negro.

Este viernes tendría que abrir la temporada en Catedral, Chapelco y Caviahue. La falta de nieve no lo permitirá, aunque en el caso de Caviahue esperaban una nevada de último momento que torciera el aplazamiento de la apertura.

El caso más complicado es, sin dudas, Cerro Bayo. Es Villa La Angostura la ciudad más castigada y con mayores problemas en la provisión de servicios. Inicialmente, el centro invernal debía comenzar antes de fines de junio. Antes de la ceniza fue postergada su apertura para el 1 de julio. Ahora, no hay certeza alguna. “No vamos a mentir. Si la gente puede venir a esquiar, lo vamos a decir y vamos a hacer todas las campañas que sean necesarias, pero tampoco les vamos a mentir. Si hay ceniza, no lo vamos a esconder”, explicó ayer uno de los operadores de Bayo.

Voluntad hay y mucha. Tanto en Bayo como en la Villa. De hecho, en la montaña trabajan preparando la temporada “como si”. Es decir, como si la situación fuera normal. Claro que las tareas no son las de siempre: en lugar de terminar con las obras y la puesta en funcionamiento del nuevo medio de elevación –una góndola desde la base hasta intermedia- lo que ahora se está haciendo es despejar de cenizas todos los mecanismos de arrastre, infinidad de poleas, balancines y retornos de los medios de elevación; tareas difíciles y fatigosas que deben repetirse luego de cada caída de cenizas.

Aun suponiendo que la ceniza desapareciera de Bayo de un día para el otro; la situación en la Villa seguirá complicada: no hay servicios para ofrecer a los turistas –no tienen agua ni luz- y la posibilidad de llegar en vehículo asusta a cualquier porteño que no sabe si la ceniza cerrará las rutas de acceso o cómo encontrará su auto si a la noche cae una mínima cantidad de material volcánico.

Uno de los inconvenientes de más ardua resolución es el problema de los vuelos: siguen cerrados los aeropuertos de San Martín de los Andes y de Bariloche –el más afectado-. Aún en el caso de que la ceniza deje de caer, el ejemplo más cercano es el de la aeroestación barilochense de 2008, tras la erupción del volcán Chaitén, que estuvo sin vuelos más de dos meses por las cenizas que seguían literalmente dando vueltas en el ambiente.

En Catedral, el 50% de los turistas llega por aire. Entre ellos, el 100 por ciento de los brasileños. Los operadores turísticos del país vecino consultan a diario tanto en Bariloche como en La Angostura por la situación. Y el temor concreto es que no venga ninguno de los charters previstos el invierno 2011. No lo dice nadie oficialmente, pero todos atienden los teléfonos que suena desde Sao Paulo –la mayoría- sin saber qué responder.

El caso de Brasil también remite a 2008, cuando varias agencias de viaje engañaron desde el inicio de la temporada y hasta mediados de julio a muchos turistas que habían comprado paquetes a Bariloche y/o Villa La Angostura: les prometían volar Brasil-nieve patagónica sin escalas, cuando en realidad los bajaban en Neuquén Capital y les hacían recorrer más de 400 kilómetros en colectivo para llegar, casi 12 horas después del despegue, a su lugar de vacaciones.

En Chapelco, el estado de cosas es similar, aunque con menos cenizas sobre San Martín de los Andes: el cerro prevé abrir el próximo 25 porque aún no hay nieve suficiente. Oficialmente, una comisión mixta entre el Estado y privados considera que aún se está a tiempo de tener una temporada “razonable”. El margen de tiempo es muy chico y, aunque se trabaja con cierta organicidad y de manera previsible, nadie sabe con certeza qué pasará con el volcán, con su nube de ceniza maldita y con tres economías –San Martín, Villa y Bariloche- que dependen casi únicamente del turismo.

Pero el devenir de la vida, sobre todo de la turística, siempre guarda sorpresas: que hoy una localidad como Caviahue, ubicada a los pies de un volcán siempre activo pero tranquilo, como el Copahue, sea la que va a tener mejores dividendos al cabo de la temporada invernal, es casi como un caso de justicia tardía de la naturaleza; sobre todo si se recuerda la débil erupción –sólo cenizas- que afectó a Caviahue en 2000 y que la dejó sin temporada invernal.

Hoy, Caviahue reluce. El volcán Copahue sólo emite el vapor de todos los días que genera la nieve que se funde tras caer en su cráter cada mañana. Tiene todas las de ganar: no dependen de los vuelos –paradojas de la ceniza: lo que tradicionalmente es una de sus principales debilidades turísticas, la falta de una conexión aérea cercana y diaria; hoy se convierte en fortaleza, ya que la mayoría de los turistas llegan por ruta-, va a tener nieve seca y en mayor cantidad que el resto de sus hermanos mayores neuquinos –por ubicación, porcentaje de humedad y altura- y tranquilidad y disfrute en el uso de los medios de elevación, que no fueron afectados por la ceniza y cuya capacidad de transporte de esquiadores /hora es mucho mayor que la cantidad de camas disponibles en el pueblo. Dicho en criollo: nunca hay colas en los medios de Caviahue.

Lo mismo sucede en Villa Pehuenia, donde tampoco hubo ceniza: ahí no hay reservas caídas, sino en aumento. El parque de Nieve Batea Mahuida tiene fecha prevista de apertura para el 1 de julio. Y otro tanto con el norteño y más “de cabotaje” Cerro Wayle, donde aún no hay nieve, aunque tampoco cenizas.

Así las cosas, con las reservas en picada en Bariloche y San Martín, con los centros invernales que hacen una última apuesta a que la situación mejore en el corto plazo –promediando julio, aunque lo odien van a tener que hablar de precios “accesibles”-, con los empresarios turísticos pidiendo al Estado que les saque la soga del cuello y con la desesperada necesidad de que el volcán pare un poco, el paisaje se vuelva blanco e inmaculado y le de a todo el mundo un changüí por tres o cuatro meses.

Mauricio García
Foto: bbgol

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