El norte argentino suele estar asociado a climas áridos, suelos secos
donde sólo crecen cactus. La naturaleza, sin embargo, nos da una nueva
excusa para pensar que Dios es argentino, porque allí también crece el
algarrobo. De las chauchas –su fruto- surge la algarroba, un cereal con
un alto contenido en proteínas, muy bajo en grasas, y que tiene la
particularidad de tener un sabor y color similares a los del chocolate.
Cinthia
Lavecchia es la nutricionista de Ibopé, una pequeña empresa de Lomas
del Mirador, partido de La Matanza, que recurrió a las propiedades de la
algarroba para hacer que sus alfajores y galletitas sean más
saludables, y con gusto a chocolate. Para darlos a conocer se presentan
todos los años en la tradicional feria Caminos y Sabores, que en esta oportunidad se realizará del 6 al 9 de julio en La Rural.
Caminos
y Sabores es una feria de alimentos regionales, artesanías y turismo
que permite a productores de todo el país poner un pie en Buenos Aires y
ofrecer sus productos al público masivo. "Participamos de la feria
porque notamos que aún es necesario 'hacer educación' para que la gente
conozca la algarroba. En Caminos y Sabores muchos visitantes se animan a
probar cosas nuevas, y por ejemplo, los chicos piensan que es chocolate
y les encanta. Además van muchos comerciantes que buscan novedades, así
que obtenemos importantes contactos", explica Cinthia.
Sano y sabroso
Los
productos de Ibopé se producen con harina de algarroba, es decir que se
muelen las vainas y el poroto. "En provincias como Chaco, Santiago del
Estero, La Rioja o Formosa vas por la calle y pateás las chauchas, pero
como su consumo aún no es masivo, a veces los molinos no tienen harina y
tenemos que importar de España", se lamenta Cinthia.
Desde Ibopé
se esfuerzan por dar a conocer los beneficios de este cereal. La
nutricionista cuenta que las comunidades originarias del norte usaban la
algarroba como fuente de energía, y explica que a diferencia de otras
harinas, tiene azúcares simples y complejos, que como están adheridos a
la fibra su absorción es mucho más lenta. Por todo esto, cree que es
especialmente adecuada para los tratamientos por problemas de colesterol
o grasas altas, y para los pacientes con problemas de sobrepeso u
obesidad.
Hoy ofrecen un alfajor con capas de algarroba y relleno
de durazno, frutilla o manzana, y otro con dulce de leche y contenido
graso reducido. En comparación con un alfajor tradicional, que no baja
de las 250 calorías, estos tienen entre 116 y 129. "Y como tienen alto
contenido de fibras, sentís saciedad como si te hubieras comido un
triple relleno y con cobertura de chocolate", agrega.
Además,
tienen tres líneas de galletitas: algarroba con semillas de chía y
endulzadas con miel –sin grasas trans y con Omega 3, que ayuda a
prevenir las enfermedades cardiovasculares y a bajar el colesterol
malo-; avena y pasas de uva, endulzadas con miel y con Omega 9; y
galletitas de salvado con semillitas de lino, que en vez de tener azúcar
o miel tienen sucralosa, un edulcorante no nutritivo, que le da el
sabor pero no las calorías de la algarroba, y que las hace aptas para