Investigan más de 200 casos de abuso sexual infantil - Piedra OnLine

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domingo, 5 de enero de 2014

Investigan más de 200 casos de abuso sexual infantil

Neuquén > La Fiscalía de Delitos Especiales y los juzgados penales investigan 210 casos de abuso sexual infantil en la primera circunscripción judicial que abarca a la capital neuquina, Plottier, Senillosa, Centenario, Rincón de los Sauces y Añelo. El dato fue suministrado por el fiscal Agustín García y refiere al grueso de las causas penales en trámite de los últimos dos años.
“Pareciera inconcebible que haya niños abusados, pero pasa. El abuso sexual infantil es una realidad social que no discrimina condición socioeconómica alguna y se circunscribe, por lo general, al ámbito familiar de la víctima, en hogares muchas veces disfuncionales. Es lamentable, pero el número que manejamos es alto y nos preocupa”, sostuvo el fiscal.(Ampliar en más información)

Padres, padrastros, abuelos, tíos, primos y hermanos configuran el entorno más cercano de la víctima de abuso sexual. “El 80 por ciento de los casos son intrafamiliares”, sostuvo Zulema Díaz, la psicóloga forense que está a cargo de las entrevistas en Cámara Gesell.
De la totalidad de causas en investigación, el funcionario judicial precisó que puede haber más de un chico involucrado como posible víctima por cada denuncia; y que para cualquier caso se cuenta con un sospechoso como supuesto autor.
Además del número de causas que se investigan actualmente, muchas otras ya fueron elevadas a juicio a los juzgados correccionales o las dos cámaras criminales de esta ciudad; y de la cantidad de denuncias que se reciben, el fiscal indicó que la mayoría sigue su curso.
Añadió que algunas quedan a mitad de camino porque no se pudo reunir prueba o corroborar lo que se denuncia. “Ocurre que son delitos que se cometen a la sombra, en el seno de una casa, lejos de la mirada de terceros”, apuntó.
De ahí la dificultad de conseguir prueba directa, cuando no hay lesiones ni testigos, lo que de ningún modo significa que el abuso no haya existido.
Para acreditar el hecho, el fiscal recordó que hoy se echa mano de prueba técnica y psicológica que facilita mucho la tarea de formar un cuadro probatorio en contra del imputado; además de poner de relieve el testimonio de la víctima, cuya valoración es distinta desde que se implementó la Cámara Gesell.
Atrás quedó el interrogatorio despiadado que algunas de las partes en juego sostenía cuando la víctima contaba sus vivencias sentada en una silla, delante del Juez, del secretario penal, el defensor y el fiscal involucrados en el caso.
Hoy existe la Cámara Gesell; y como sólo se cuenta con una oportunidad para escuchar a la víctima en cada caso, excepcionalmente dos veces, García señaló que es preferible que el menor reciba un tratamiento psicológico previo y se espere a que esté en condiciones de hablar.
De lo contrario, dijo que se corre el riesgo de que la víctima no diga nada, hable de otras cosas o que la única respuesta que dé sea “no pasó nada”.
 
Cámara Gesell
La Cámara es una entrevista testimonial donde un psicólogo capacitado habilita el relato de niños y adolescentes hasta los 16 años.
Si bien está dirigida a menores que son víctimas y testigos de abuso sexual, también se la utiliza para escuchar a personas con discapacidad mental, aún cuando sean mayores, y en los casos donde hubo otro tipo de victimización. Por ejemplo, un niño que fue testigo de un homicidio.
Cuando los chicos tienen menos de seis años, inicialmente se realiza una evaluación con el fin de ver si está en condiciones de hablar en la Cámara Gesell, toda vez que el objetivo que se persigue es el relato.
Una vez que el psicólogo entiende que el chico puede hacerlo, se lleva a cabo el mismo procedimiento. Si no está en condiciones, se hace una pericia psicológica para detectar la existencia o no de indicadores específicos e inespecíficos vinculados a delitos contra la integridad sexual (ver aparte).
“El objetivo no sólo es que dé cuenta de esas vivencias, sino que aporte elementos a la causa que indiquen el qué pasó, el quién, el cuándo pasó y cuántas veces ocurrió; y a la vez  se puedan obtener datos que sean pasibles de ser objetivables por otros medios”, explicó  Díaz.
La profesional añadió que el relato surge como indicador de abuso sexual específico, “el más significativo a la hora de identificar el problema”.
Cuando el menor puede dar cuenta verbalmente de lo que le pasó, entonces el psicólogo evalúa si sus dichos son verosímiles, teniendo en cuenta además toda la información que ya obra en el expediente.  
 
Los testimonios
“Rara vez planteamos que sean inverosímiles, pero como el abuso sexual es un delito de difícil probatoria, tenemos que ser muy cautelosos, especialmente criteriosos a la hora de valorar e identificar el problema. Los psicólogos no podemos descartar de plano y tan fácilmente los dichos de la víctima, pero tampoco podemos señalar la existencia plena de un delito cuando no tenemos los elementos, la experiencia y la formación necesaria para hacerlo”, advirtió Díaz.
Sostuvo que los profesionales debieran reflexionar sobre este punto, tanto si el niño sufrió un abuso como si no lo sufrió y se está sindicando a uno de sus padres, con el agravante de romper un vínculo fundante.
 “Identifiquemos claramente qué es lo que está sucediendo y qué es lo que le está pasando al adulto que hace la denuncia. Si nosotros nos ponemos en posiciones acérrimas y creemos que todos los niños que dicen que son abusados son abusados, o todas las denuncias de abuso sexual son efectivamente de abuso sexual, si nos ponemos en esa tesitura, lo único que hacemos es victimizar a los niños, a los que suponemos proteger. No nos olvidemos de que hay personas que tienen importantes trastornos psicológicos y que plantean delitos que no se han cometido. Insisto con la cautela”, enfatizó la psicóloga forense.
Cumplidos los 16 años y en adelante, las víctimas brindan testimonio en la fiscalía o en los juzgados.

La figura penal
• El Artículo 119 del Código Penal reprime con penas de 6 meses a 4 años de prisión al que abusare sexualmente de una persona cuando fuera menor de 13 años o mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, autoridad, poder; o aprovechándose de que la víctima no haya podido consentir libremente la acción.
 
• La pena es de 4 a 10 años de prisión en casos de abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias en que ocurrió el hecho y su duración.
 
• Cuando hay acceso carnal por cualquier vía, la ley castiga al autor con penas que van de 6 a 15 años de cárcel.
 
• Luego se detallan los agravantes a tener en cuenta, que imponen penas mayores. Si el abuso es gravemente ultrajante o fue una violación, el acusado puede recibir una condena de 8 a 20 años; y en el supuesto del primer párrafo, la pena puede ser de 3 a 10 años.

“Buscamos que estos delitos no queden impunes”
Neuquén > A la hora de abordar este tipo de delitos, la Fiscalía de Delitos Especiales trabaja con el gabinete interdisciplinario y el de psiquiatría y psicología forense.
El fiscal Agustín García indicó que, además, coordinan acciones con la Defensoría del Niño y el Adolescente, para que una vez que se reúnen elementos suficientes en la causa, hasta tanto se pueda corroborar el hecho, el niño o la niña sean resguardados en otro ámbito, reciban un tratamiento adecuado y estén en condiciones de hablar.
La idea también es que el menor no sea revictimizado, de forma que no tenga que contar una y otra vez a cada parte lo que le ha tocado padecer.
“Desde la fiscalía buscamos que estos delitos no queden impunes, que los autores de abuso sexual infantil reciban la sanción penal que corresponde, eso es lo que buscamos”, sintetizó; y estimó que con la puesta en marcha del nuevo sistema procesal los casos se podrán investigar con mayor celeridad.

Preguntar sin sugerir ni indicar
Neuquén > La psicóloga forense Zulema Díaz precisó que hay indicadores directos/específicos -como el relato de la víctima y los rastros físicos- y también indirectos/inespecíficos que son comunes a otros situaciones conflictivas, por lo cual es importante discriminar su origen.
“A la hora de valorar indicadores inespecíficos, hay que ser más que cautelosos y contextualizarlos debidamente, porque los niños son esponjas y responden como esponjas a su entorno”, aclaró la especialista.
Por eso, cuando los profesionales, docentes y padres evalúan una situación, hay que tener la flexibilidad de manejar diferentes hipótesis posibles.
Es que si bien hay un alto porcentaje de denuncias que son reales, Díaz también notó que algunas otras no lo son y tienen que ver con cuestiones personales del adulto que denuncia y no con los niños.
“Entonces seguimos exponiendo y sometiendo a los niños a numerosas evaluaciones y les impedimos que vean a determinadas personas, cuando el problema no es el chico sino sus padres”, señaló.
Para identificar el abuso sexual, dijo que se debe realizar una evaluación exhaustiva de las características psicológicas previas y conductuales de la víctima, el estilo de funcionamiento habitual del menor y su familia.
“Cuando hay un cambio significativo en la conducta de los niños y adolescentes, algo está pasando. Por lo tanto, ante esos cambios, debemos intentar averiguar y preguntarles sin sugerir que es lo que uno cree, sin decirles ¿a vos te abusaron, te tocaron? Lo importante es que los padres establezcan un vínculo de confianza, protección y seguridad para que los chicos se sientan habilitados a contar lo que les pasó”, sostuvo.
Además, dijo que es necesario considerar otros indicadores que tienen que ver con el entorno del menor, de tipo social, que marcan factores de riesgo.
Tan es así que es frecuente que el abuso sexual tenga lugar cuando existe una situación de hacinamiento en el hogar, donde el niño o la niña pierden su espacio propio. Apuntó que es importante que los padres comiencen a considerar que los niños “no son exclusivamente un producto de su cuerpo. Son personas y como tal requieren ser identificados mediante una relación de respeto, consideración y sinceridad”.
“En la medida que los papás no hacemos respetar nuestra intimidad, difícilmente vamos a enseñar a los niños a que respeten su intimidad y los límites de su cuerpo”, finalizó la especialista.