LOS REYES DE LA NEUQUINIDAD - Piedra OnLine

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viernes, 15 de agosto de 2014

LOS REYES DE LA NEUQUINIDAD

Al igual que las familias reales de los sistemas monÔrquicos que todavía resisten el paso del tiempo en algunos países de Europa, en el Neuquén de los últimos 20 años, podemos identificar formas dinÔsticas de ejercicio del poder. Desde el año 1991 fuimos gobernados por la Casa de los Jorges. Así como las diferentes Dinastías monÔrquicas eran sucedidas por otras pero manteniendo algún lazo de parentesco y de poder, aquí en Neuquén pareciera que la Dinastía de los Jorges estÔ a punto de ser sucedida por una nueva Dinastía que viene emergiendo dentro de la Realeza provincial: la Casa de los Guillermos.
Para los mĆ”s jóvenes, es Ćŗtil informar que no siempre existió la Realeza en NeuquĆ©n; en la transición de Territorio Nacional a Provincia, en nuestra provincia, el poder polĆ­tico y el poder económico iban por caminos diferentes, dirĆ­a yo: enfrentados. Lo decĆ­a Felipe Sapag cuando nacĆ­a el MPN: “En NeuquĆ©n existe una protoligarquĆ­a de estancieros y grandes comerciantes”, a la cual, sin decirlo para mantener las formas, habĆ­a que combatir desde el poder polĆ­tico.
Fue asĆ­ que pequeƱos y medianos comerciantes, productores y trabajadores juntaron filas y dieron batalla a esa “protoligarquĆ­a”. Ese movimiento provincial que reemplazó al peronismo proscripto en la representación de los intereses populares, llegó al poder. Fue asĆ­ como la olvidada tierra de la norpatagonia comenzó a organizarse polĆ­ticamente, y en cuanto al desarrollo, fueron disminuĆ­dos los altos Ć­ndices de analfabetismo, de mortandad infantil, el dĆ©ficit habitacional, las condiciones de pauperización en que vivĆ­a la mayorĆ­a de los habitantes de estos lares. Se consolidó un Partido-Estado preocupado por la gente, emergiendo con Ć©l una incipiente burguesĆ­a atada a la obra pĆŗblica.
Algunos de los pequeños y medianos comerciantes que se aliaban con trabajadores para disputarles, en el terreno político, el gobierno a los detentores del poder económico, comenzaron a amasar pequeñas fortunas; y, porque no decirlo, algunos asalariados cercanos al poder político también comenzaron a manejar una billetera abultada. Con el correr de los años, en democracia y en dictaduras, ese Poder Político ya consolidado fue concentrando el poder económico, no tan solo con la obra pública, sino también adueñÔndose de tierras, de minas y metiéndose en el negocio inmobiliario, manteniendo siempre buenas relaciones con el gobierno Nacional de turno, sin distinción de signo político, incluso con los gobiernos militares.
Hasta la década del 90 los poderes político y económico se identificaron con quien tenía la caja del Estado neuquino. Esto comenzó a cambiar de la mano de las multinacionales y el petróleo, que negociaban en forma directa con el Estado Provincial, merced al nuevo modelo neoliberal de dominio del subsuelo, otorgado a las provincias por la reforma constitucional de 1994.
La macroeconomĆ­a sufrió cambios profundos, con un viraje al Neoliberalismo, que determinaron un consecuente giro del poder polĆ­tico provincial. Advino, entonces, el imperio de La Casa de los Jorges. Esta nueva realeza plenamente Neoliberal, tomó la decisión, al ritmo del remate y las privatizaciones del paĆ­s, de aliarse a las multinacionales del petróleo -como socio muy menor-. El ejemplo claro fue la “Alianza EstratĆ©gica” con Repsol. Aquella casta de pequeƱos comerciantes que en la dĆ©cada del 60 le disputaron el poder polĆ­tico a los que tenĆ­an el poder económico, no solo lograron concentrar ambos poderes en sus manos, sino que pusieron freno al desarrollo provincial, sin construcción de viviendas, sin inversión en infraestructura y nula promoción social.
Por estos días, a la Casa de los Jorges la perpetuación en el poder le es adversa, al menos en lo formal, debido a los límites impuestos por la Constitución Provincial. Ante tal fatal designio, se reinventan bajo el reinado de una nueva Casa Real: la de los Guillermos.
La nobleza neuquina, detentora del poder político, necesita reformularse en el presente para liderar el nuevo orden económico. Así resulta que, sobre la nueva riqueza potencial de Vaca Muerta, sobrevuelan los Guillermos, aliados y dueños sin disimulo de empresas del mercado petrolero.
Pero no les alcanzaba para tal hegemonĆ­a con sus propias empresas; en un despliegue de ingenierĆ­a polĆ­tica y económica combinaron el dominio pĆŗblico provincial del subsuelo con las libertades empresarias de una sociedad anónima, creando la empresa “Gas y Petróleo S.A” (G y P). Parece estatal pero es privada, y sus directores y accionistas son los propios funcionarios del Estado.
Concentra el 60 % de las Ć”reas que tiene el Estado Neuquino pendientes de concesión, y va a cobrar en forma directa por concesionarlas. Es una empresa que no produce ni invierte. SegĆŗn sus propios balances, es deficitaria, y se dedica a la mera especulación: “pisar” esas Ć”reas petroleras para que, una vez concesionadas, sean re-vendidas al mejor postor. Esto hace que ganen sus directores y socios, en detrimento del paĆ­s y la provincia. Es la privatización de Vaca Muerta y de sus recursos energĆ©ticos. No se habla entonces de producción de petróleo y gas, sino mĆ”s bien de un fenomenal negocio de “peaje petrolero” y negocio inmobiliario, donde se gana dinero sin invertir, pero disfrazado de gesta heroica en defensa de los intereses provinciales.
Los Jorges se han reinventado en este nuevo formato de funcionarios/propietarios de empresas petroleras, que podemos identificar como Los Guillermos, que concentran y unifican dominio económico y político para sus Cortes.
Los neuquinos de a pie los ven pasar en el carro dorado de G y P S.A., soƱando que alguna vez les tocarƔ dar una vuelta.