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En su edición de ayer “Río Negro” dio a conocer que dentro del sector hidrocarburífero las “jodas” pesadas son una constante que se aplica, casi como costumbre a los trabajadores que se inician en el área y que pueden durar hasta diez días e incluir desde la colocación de lagartijas en la ropa, hasta la contaminación del agua con laxantes.
El titular del gremio y senador por Neuquén reconoció que históricamente se han realizado tales acciones pero relativizó que se trate de maltratos y aseguró en ese sentido que "con 280 delegados en el campo no se ha recibido ninguna denuncia por maltrato, como así tampoco ninguna denuncia de acoso por parte de las 1.000 trabajadoras del petróleo".
Pereyra explicó que "las jodas son para sobrellevar las largas horas y días de trabajo, y se hacen a los nuevos más que nada para que se vayan habituando". Pero advirtió que "no se lo toma como una agresión, no son malos tratos, son bromas que al contrario ayudan a generar el buen ambiente de trabajo que hay en el sector".
El titular del gremio señaló que "son muchos hombres juntos y muchos jóvenes, y a los jóvenes les gusta bromear, y eso se ve en todos los trabajos". Y agregó que "como se conocen tanto es normal que se hagan bromas o jodas, que el que está volviendo a su casa le pregunte a otro si quiere que le diga algo a Carolina, por su mujer. Pero es solo una broma".
Las declaraciones de las que "Río Negro" se hizo eco en la edición de ayer reflejan que no a todos los trabajadores les causan la misma gracias los chistes y las rutinas de iniciación, aunque los mismos trabajadores que revelaron lo que ocurre dentro de los yacimientos reconocieron que la gran mayoría no lo denuncia para no poner en riesgo su trabajo.
El titular del gremio que agrupa a más de 14.000 trabajadores solo en la provincia de Neuquén indicó que "es difícil sobrellevar las largas horas de trabajo en el campo, los días que se pasan allí y por eso en los horarios libres se bromea. Después cuando hay que trabajar ya no se hacen bromas y se trabaja con la responsabilidad que el trabajo requiere".
Jerárquicos
Manuel Arévalo, del gremio que agrupa a los jerárquicos, dijo ayer a este diario que "no tiene punto de referencia comparar la colimba con lo que ocurre en el ambiente laboral petrolero, eso está lejos".
